EL NACIONAL - Martes 29 de Mayo de 2012 Escenas/2
Cultura y política
ESTO ES LO QUE HAY
ARTES VISUALES
LORENA GONZÁLEZ
No es lo que con exactitud quisiéramos hacer.
Pero nos corresponde asumirlo. Sería muy grato ocuparnos tan sólo de las reflexiones visuales, de las metáforas que el mundo del arte recrea en el espectador, de los vínculos formales y estéticos que se desprenden de la posibilidad infinita de una imagen respirando metamorfosis en el espacio, de un canal que despierta en recorridos nunca vistos, que levanta a su paso iconografías, sensaciones, percepciones y contingencias. Nos encantaría poder estar en ese lugar, en una institucionalidad estable que nos permita ampliar hacia afuera las conexiones de lo visual como un proceso de transformación colectiva e individual. En esos sitios no muy lejanos nos formamos muchos profesionales del entorno museístico venezolano, son ámbitos que pertenecen a un acontecer cultural que emprendimos hace varias décadas y que hoy se ha desvanecido en el populismo infausto y la promesa llana.
Tal vez algo muy recóndito haya variado en el seno de nuestras sociedades y del mundo que conocimos, más allá de los inexplicables eventos locales que nos abruman a diario y que impiden el paso asentado de la reflexión eficaz por encima del miedo, la precipitación, la confusión y la sobrevivencia. Es posible que cierto compendio social, político y económico se encuentre aletargado por las líneas desconcertantes de los medios electrónicos como regentes de una nueva era de la comunicación, asombrado por la caída del capital como sistema financiero en las sociedades legisladoras de la tradición y el buen proceder, y francamente vulnerable frente a las peligrosas variaciones naturales que ha insertado el calentamiento global y la contaminación de nuestros entornos. Todo este desplazamiento demanda un cambio esencial de perspectivas, una movilización profunda de nuestros modos de accionar, comprender y habitar el propio terruño.
No es fácil transitar por mutaciones tan contundentes.
Nuestro país se encuentra fracturado entre posturas extremas que en ocasiones afinan el fortalecimiento de estos abismos. Éxitos y verdades fehacientes, distancias, incredulidad, incapacidad para el encuentro, resentimientos enormes, mudez, atropello, mutismo, viejas heridas, sordera perenne. Una guerra simbólica y existencial. En el medio, más abajo, allá, muy lejos, el alma social pulula desatendida, distraída, enredada, desconocida. Angustia, desequilibrio e incertidumbre... Tal vez muy pocas cosas podrán emprenderse con armonía y efectividad, si cada uno no comprende y asume estas circunstancias, si no entendemos que ningún suceso repentino podrá solucionar lo que debemos hacer, lo que nos urge forjar como individuos responsables y conscientes de un país al que le debemos tanto.
Necesitamos crear vínculos, aliviar los fundamentalismos, escuchar. La creatividad, el arte y la cultura son las estrategias más valiosas a la hora de emprender una verdadera recuperación sensible del tejido social. Quizás sea adecuado aceptar que el caos no es sólo privativo, que no es una tragedia propia. La crisis es general y la gran pregunta que todos deberíamos formularnos es qué podemos hacer y cómo lo vamos a hacer.
¿No será que desde los quiebres de una cartografía reconocida, el deshielo funcional de los últimos tiempos está demandando otras dinámicas intangibles de aproximación? Algo de estas reflexiones nos sembró el primer Seminario Internacional de Cultura, Políticas Públicas y Desarrollo que ofrecieron el 23 de mayo varias redes internacionales en conjunto con Cultura Chacao y la Universidad Central de Venezuela. Un valioso encuentro del que seguiremos conversando.
Ilustración: Detalle de una obra de Armando Jesús Villalón
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