domingo, 13 de mayo de 2012

PERMANENCIA Y APRENDIZAJE

NOTITARDE, Valencia, 13 de Mayo de 2012
Amar al estilo de Jesús (Jn. 15, 9-17)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

El texto del evangelio de este domingo es continuación del símil que Jesús utilizó delante de sus discípulos de la vid y los sarmientos, invitándolos a permanecer unidos a Él como las ramas al árbol para poder tener vida. Hoy Jesús insiste en que permanezcamos en su amor, como Él permanece en el amor del Padre, porque Dios es la fuente del amor y es el Amor mismo. Ésta es la definición mejor de Dios, siempre actual y la que se nos ha revelado de una manera precisa, cercana y real en la persona de Nuestro Señor Jesucristo. El cristiano necesita permanecer unido a Cristo para poder amar a su estilo; es decir, hasta donar la vida, entregarla por la persona que se ama. El amor auténtico dice Jesús no es el amor de palabras bonitas, de promesas, sino de hechos. Por eso dice Él: "Nadie tiene amor más grande que aquel que da su vida por sus amigos". Él llama a sus discípulos amigos, no los llama esclavos o sirvientes, sino amigos; porque les ha comunicado todo lo que le ha escuchado al Padre; porque les ha revelado el verdadero rostro de Dios que es amor.
El cristiano que permanece en Cristo aprende a amar como Él, va creciendo en el amor a Dios, amor al prójimo y el amor a sí mismo. Jesús cuando le preguntaron que cuál era el mandamiento más importante de la ley respondió que era amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. El verdadero cristiano sabe que el cristianismo no está en memorizar la Palabra de Dios (eso hacían los fariseos y saduceos), ni sólo en la alabanza, decir Señor, Señor (Jesús dijo muy claro que no sólo el que le dice Señor, Señor entrará en el Reino de Dios), ni se resume en cumplir unas normas o preceptos, ni vivir sólo un ritualismo. Lo esencial del cristianismo es el amor y quien ama ha nacido de Dios y conoce a Dios y demuestra con el amor que es auténtico discípulo de Cristo.
Jesús nos dice que permanezcamos en su amor para dar frutos y permanecer en Él es amar y el amor se demuestra o se muestra en nuestra manera de pensar, sentir y actuar. Pero amar no al estilo del hombre común que ama o muestra cariño a quien piensa, siente o simpatiza con él. Se trata de crecer en el amor al estilo de Dios. Dice Jesús que Dios hace salir el sol para buenos y malos y hace caer la lluvia también para buenos y malos; así el cristiano necesita crecer en un amor sin medidas, que no tenga fronteras, que no esté condicionado por clase social, color de piel, cultura o razón política; sino un amor que sepa ver en el otro el rostro de Dios, especialmente en el hermano necesitado, enfermo o desamparado. Así ama y nos ha amado Dios, que siendo nosotros pecadores, sumergidos en la enemistad con Él, apartados de su gracia por nuestra desobediencia, nos envió a su Hijo para que muriendo en la cruz nos diera vida y vida plena en este mundo y luego vida eterna.
Quien permanece unido a Cristo aprende a amar como Dios y puede pedir al Padre cualquier cosa en nombre de Cristo y puede estar seguro de que lo obtendrá. Quien permanece en Cristo da frutos de amor; como la alegría, la paz, el servicio, el optimismo, la esperanza, la fe; porque quien ama vive pleno y lo transmite a su alrededor. Quien ama cumple los mandamientos de Dios, porque toda la ley y los profetas se resumen en el amor; aquí está el centro de toda la Biblia, la esencia del cristianismo y el corazón de lo que debe ser la vida de la Iglesia, de los creyentes en Cristo.
Quien se siente amado por Dios y sabe reconocer el inmenso amor que Dios le tiene aprende a amar y es la fuerza del amor que lo impulsa a vivir feliz, plenamente y a dar y transmitir vida.
El amor cristiano no tiene medida, es infinito como Dios y si quisiéramos ponerle límite será auténtico cuando damos la vida por amor, como lo hizo Jesús. A lo largo de la historia muchos santos han entendido y vivido el amor al estilo de Dios; dando amor o mejor dicho donándose ellos mismos; como por ejemplo, la Madre Teresa de Calcuta o el Papa Juan Pablo II. Así necesita vivir el cristiano auténtico, no sólo de palabras bonitas, sino de vida entregada y abnegada por Dios y por los hermanos y sabiendo que en la medida en que ame es feliz y vive feliz.
IDA Y RETORNO: Hoy es día de Nuestra Señora de Fátima, felicitaciones a la comunidad portuguesa que hace vida en nuestra Arquidiócesis y que expresa y enseña a tener un amor especial a la Madre de Dios y Madre nuestra. Hoy también es día de las madres; felicitaciones a mi mamá, a las madres que Dios me ha puesto en el camino y a todas esas buenas madres que día a día son reflejo del amor de Dios en el mundo; por su entrega, por su donación a los hijos sin medida, por sus sacrificios y desvelos, por sus lágrimas y risas, por su lucha, su fe, esperanza y amor que nutren la vida del hijo o los hijos que Dios le regaló. Hay una hermosa canción cristiana católica que dice: "Tan grande es la madre, que hasta Dios quiso tener una" y es que Dios también nos regaló una madre espiritual, la Madre de Jesús y como Él es Dios y Hombre verdadero; Madre de Dios y Madre nuestra. Feliz día.

Cfr. José Martínez de Toda (SJ): http://www.radioevangelizacion.org/noticia/amense-domingo-6b-pascua-13-05-12
Ilustración: Clyfford Still

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