martes, 22 de junio de 2010
Lucas, 9: 18-24
"Caminando con Cristo"
Fe, cruz y discipulado (Lc. 9, 18-24)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes
El evangelio de este domingo nos presenta tres partes que están relacionadas. La primera nos habla de la profesión de fe de Pedro, que en nombre de los demás discípulos y apóstoles confiesan que Jesús es el Cristo, el Mesías y Salvador esperado. Así responde a la pregunta de Jesús: "y ustedes ¿quién dicen que soy yo?". Esto va en la línea de la fe de la mujer pecadora que el domingo pasado nos narraba el evangelio. La segunda parte, Jesús anuncia, por primera vez, su pasión, muerte y resurrección. Así deja claro delante de sus discípulos y apóstoles que su mesianismo no es político, como se imaginaban y esperaban sus contemporáneos; por eso cambia el título "mesías" por "hijo del hombre", para significar así al siervo sufriente del Antiguo Testamento que nos narra Isaías, aquel que fue traspasado (Za. 12,10), que hace alusión a Jesús traspasado en la cruz por la lanza del soldado (Jn. 19,37) en la tercera parte, él pone las condiciones para vivir el discipulado: negarse a sí mismo, tomar la cruz de cada día y seguir a Cristo; allí está el secreto para salvar la vida, para ser feliz realmente. Así, la presencia de Jesús se prolonga en la vida de la Iglesia y en cada uno de los creyentes que por la fe, el bautismo y seguimiento de Cristo se han revestido de Él y viven unidos a Él.
Resalta en todo la narración del evangelio de hoy la pregunta de Jesús para cada uno de nosotros: ¿quién soy yo para ti? En el plano humano, cuando se experimenta amistad, es al amigo que uno le pregunta ¿tú que piensas de mí? Es la pregunta que Jesús les hizo a sus apóstoles y hoy nos la hace a cada uno de nosotros. Para responder a esta pregunta, hace falta o necesitamos tres cosas, según nos lo sugiere el mismo texto del evangelio de hoy: 1. En un clima de oración (diálogo con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo), como comienza diciendo el evangelio hoy. 2. Conocer personalmente a Jesús; es decir, teniendo un encuentro vivo con Él, desde la experiencia de la fe. No sólo el conocimiento intelectual, teórico, sino ese que se da en un diálogo con Él, sabiendo y creyendo que es una persona viva, que está resucitado. Partiendo de la lectura de los cuatro evangelios, podemos iniciar este conocimiento y la intimidad con Jesús de Nazareth que padeció, murió y resucitó, según su propias palabras y como lo atestiguan los acontecimientos. 3. Seguir a Jesús decididamente, con amor y fe; no vacilando, no buscando otros dioses o mesías, ya que Él es el verdadero Dios y Señor, el Salvador y Mesías de la humanidad.
Para nosotros los cristianos católicos, es importante saber que nosotros no creemos sólo en un cúmulo de doctrinas y preceptos que nacen de la Palabra de Dios (La Sagrada Escritura), sino que creemos y profesamos que Jesús está Vivo, resucitado, que cada día podemos encontrarnos con Él a través de la oración, de la Eucaristía, de la meditación de un texto del evangelio, en el rostro del hermano que sufre o pasa necesidad. En fin, lo encontramos en la Iglesia, que es la comunidad de los creyentes en Cristo, de los que tratan de seguirlo y vivir cada día de acuerdo a sus enseñanzas y de aquello que nos va sugiriendo la presencia del Espíritu Santo que vive dentro de nosotros.
La persona de Jesús, ayer como hoy, sigue siendo desconcertante, original, compleja, única, atrayente por ser la vida de Dios-Hombre o del Hombre –Dios que en un momento de la historia vino a revelarnos el rostro de Dios Padre y la esencia misma de Dios que es Unidad y Trinidad a la vez.
Jesús no es un personaje del pasado, que se quedó en la historia pasada; sino que es Dios que vive y reina para siempre; a quien podemos encontrar cada día, que nos ofrece liberación, felicidad y vida eterna. Por eso, a lo largo de la historia lo han seguido muchos hombres y mujeres; empezando por María, su Madre, los apóstoles, santos, mártires y tantos otros que han vivido un encuentro personal con Él y quien le sigue y le encuentra de verdad lo refleja en su manera de pensar, sentir y actuar; esto hace que su familia, su entorno, su trabajo, sus relaciones sociales; todo queda tocado y renovado por la misma acción de Cristo presente en nuestras vidas.
IDA Y RETORNO: Felicitaciones a todos los padres en su día, especialmente a mi papá y a todos aquellos padres que con su trabajo, ejemplo, esfuerzo y amor, han hecho y hacen de su familia una Iglesia doméstica, un lugar de fe, de valores, de alegría, paz y unidad en la diversidad, que es reflejo del amor.
Mañana en la sede del Seminario (9:00 am a 12:00 m) sacerdotes y seminaristas tendremos la ponencia de la Lectio Divina y los laicos en la sede de Hogares Crea (6:00 pm). Viene un especialista sobre el tema y será una ocasión especial para profundizar en el conocimiento de la Palabra de Dios y sobre todo para aprender a meditar y orar con elle y desde ella.
Oremos por los aspirantes al Seminario que todo el fin de semana, hasta hoy, están en el último retiro vocacional en Bejuma.
Ilustración, Martín Morales:
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Martín Morales
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