“Aun apenas lo había acabado de decir cuando
se abalanza el pobre ciego como cabrón y de toda
su fuerza arremete, tomando un paso atrás de
la corrida para hacer mayor salto y da con la
cabeza en el poste, que sonó tan recio como
si diera con una gran calabaza, y cayó luego para
atrás medio muerto y hendida la cabeza”
Anónimo
(La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, 1554)
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