lunes, 14 de junio de 2010

El otro castillo


Digamos, antesala de la FIA 2010 Caracas. Camino al evento, en el pasillo del hotel Tamanaco / Las Mercedes/ Caracas, hallamos también otras muestras de arte. Entre ellas, tres o cuatro de Andrés Labaké.

Mole inmensa que anida en un caserío rectangular. Portón un poco más grande que las casas que concita. Tomamos el detalle, pensando en El Castillo de Franz Kafka. Quizá no sea el que conoció éste al llegar a la montaña de Spindlermühle, según se dice, comenzando a escribir la obra, pero lo suponemos inevitable, gigantesca y bucólica referencia del pueblo que recorre palmo a palmo el agrimensor. A lo mejor, el pueblo vertical es más grande que el terrenal, sin que le aseguremos a K., el agrimensor, una vez dentro, acceder a la estancia o al despacho definitivo de quienes lo contrataron. Probablemente, tratamos de un lugar solitario, elevado por encima de sus propias soledades, sin ocasión alguna de ventilarse al sol, capaz de tragarse los años en un penoso ascenso. Quién sabe si se trata de un deidad erigida sobre grama naranja, sólida, imposible de derribar por los artesanos que la contemplan y adoran.

Labaké ilustra el otro castillo kafkiano, de pincel a pincel.

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