martes, 30 de noviembre de 2010
güiki-wiki
Del noticioso güiquili-k
Luis Barragán
Infructuosamente, buscamos el ya viejo ejemplar de Gilberto Alcalá sobre la materia. Creímos noticiosa una cosa y resultó otra, en la diaria cotización de lo que es o parece importante. Supusimos fundamental el asunto militar, por todo lo que implica un ascenso al máximo generalato y los derechos que también tiene la sociedad en el ámbito de la seguridad y defensa de la nación, aunque era y es demasiado evidente que las lamentables consecuencias de las lluvias coparan toda nuestra atención. Sin embargo, WikiLeaks ascendió en el escalafón de nuestras preocupaciones colectivas con fuerte galope, en las mesas de redacción, relegando igualmente hechos como el del cierre de la UCV a todo tránsito automotor, parte del conflicto que vive en materia presupuestaria.
Nos dispusimos a argumentar nuestra propuesta sobre la reforma de las leyes castrenses, en nombre del partido al que pertenecemos y, de pronto, surgió un par de preguntas relacionadas con el celebérrimo portal y el propósito de aislar al gobierno venezolano. Casualmente, la noche anterior comentamos jocosamente sobre la “güiquili-k” en una red social, por cierto, término que estrenamos en la jerga pública, raramente castellanizada una expresión que se le desea bien anglosajona.
Conociéndolo luego de largos doce años, arribamos a una conclusión rigurosa e impecablemente lógica: debe contentar muchísimo a Chávez Frías encontrarse mencionado, por fin, en el demasiado extenso repertorio de la documentación secreta revelada. Por lo demás, como ya lo ha dicho junto al coro más ruidoso que filarmónico de todo el gobierno, demuestra la deliberada intención de aislarlo en el concierto internacional, aunque obvie el comentario en torno a nuestra “zimbagüización” (él diría, en un rápido perfomance que enaltece su gestión, recordando al héroe de la antiquísima tira cómica: “simbad-ización”).
Admito que la gracia que también provoca la noticia de una aguja en el descomunal pajar del portal noticioso y “espionador” de marras, porque – de un lado – quien efectiva o potencialmente ocasiona el aislamiento o la tendencia a aislar a Venezuela, es el presidente de esta República y su cancillería de choque, habida cuenta de la desconfianza generada por una política y una actuación internacionales que obedece a ajenos intereses geopolíticos para la región, amén de los consabidos caprichos del caso. Atibsbaríamos – de otro lado – una inflamación de la imaginación presidencial, en el supuesto de no hallarse más en el amplísimo índice onomástico, hasta prolongar su experiencia twittera con una suerte de “Wiki-Candanga”.
Probable propuesta a acoger, tendríamos una inmensa oportunidad los venezolanos de conocer aquella intimidad documental que hizo y quedó de los tristes sucesos de abril de 2002, sin tachadura alguna, porque – a diferencia de la tan imperfecta democracia estadounidense – acá estamos muy distantes de contar, por lo menos, con una Ley de Acceso a la Información Pública, a objeto de atinar – aspiración básica – con las tasas reales de homicidio, consumo diario de calorías por habitante o desempleo. De modo que tamaña prioridad para las agencias internacionales de noticias, como fue registrada la rueda de prensa acentuando el caso de la “Güiqui-Wiki”, tendría una más exacta y natural correspondencia con una opinión pública que, como la nuestra, casi está forzada a tratar la materia.
Coletilla necesaria, la publicación de los documentos que legitiman toda la profusión digital indeseada por CONATEL, excepto afecte al amado e indispensable comandante de acuerdo a la acuñación golingeriana más reciente y gentilmente decodificada significativamente en un Salón Elíptico, constituye un extraordinario desafío para las prácticas diplomáticas consagradas. Antes, la tardía y oportuna revelación de memoranda, minutas, circulares y otras piezas de consulta, permitía apreciar toda la conjetura, opinión, acierto o dislate de los operadores internacionales, pero – ahora – el papiro de soporte es el tiempo real, impedimento para las deseadas destrezas que amerita el complicado cuadro de soluciones.
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