martes, 16 de noviembre de 2010
corroborable
http://www.medios24.com/el-sueno-del-celta.html
El sueño del celta
Luis Barragán
Tenemos la impresión que Mario Vargas Llosa acumuló una data muy densa sobre el héroe irlandés, Roger Casement, corroborable en la sección final de la obra, aplicándole su no menos densa, perfeccionada e impecable maquinaria novelística para entregarnos “El sueño del celta” (Alfaguara, Caracas, 2010). Y, aunque formalmente resulta una pieza extraordinaria, acaso no era lo esperado en un autor que cuenta con títulos de una reconocida inspiración creadora.
Las escenas del calabozo patibulario se nos antojan más atractivas, con el periplo de tristeza y depresión del sheriff, añadida la conversión del protagonista al catolicismo o algunos escarceos del levantamiento nacionalista. Raya en el ensayo, la travesía traumática por el Congo y la Amazonía del justiciero que no se contentó con el ascenso social a la nobleza, prendido un profundo sentimiento por la tierra natal, reforzada por las investigaciones ulteriores realizadas en torno a su cultura y tradiciones.
El severo cambio sentimental y político, convertida Irlanda en causa de lucha, devino ingenuidad al pretender un levantamiento facilitado por la invasión de la Alemania enemiga, en plena primera guerra mundial. No obstante, conmueven los episodios de una lucha por la libertad encarnada por la juventud que la sabían “mística a la vez que cívica” e, incluso, el sentido de la religiosidad en el fragor del levantamiento (357, 437), aunque la homosexualidad de Casement ya no aporta la sorpresa que en su momento logró Alejandro Mayta.
Nos aburrió la novela, lo confesamos. Por cierto, sin demeritar a Casement, podría Vargas Llosa novelar en un futuro a Francisco de Miranda.
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