sábado, 13 de noviembre de 2010

somos marxistas de tendencia groucho (parís '68)


EL NACIONAL - Sábado 13 de Noviembre de 2010 Opinión/8
ATres Manos
Miradas múltiples para el diálogo
¿Dijo usted "socialismo científico"?
JAVIER BIARDEAU R.*


En algún momento de los debates en curso, colocábamos en la mesa aquella frase de Rosa Luxemburgo: "No se puede arrojar contra los obreros insulto más grosero ni calumnia más indigna que la frase `las polémicas teóricas son sólo para los académicos". Como planteaba Rosa Luxemburgo, se trata de polémicas teóricas, de programas de investigación-acción militante, de saberes y conocimientos para la emancipación; de teoría crítica radical, no de dogmas ni esquematismos, no doctrinarismos ni formulismos de "calco y copia".

Casi podríamos decir que se trata de "sedimentaciones geológicas" completamente distintas. Sin embargo, la "vanguardia política" o quienes pretenden atribuírsela, parecen hablar incluso en sus documentos fundacionales, en clave teórica reaccionaria. Lo hacen y parecen no saberlo, pues fundan la credibilidad, fundamentación, legitimidad y validez de sus enunciados en un archivo de formaciones discusivas, que son simples fósiles ideológicos y teóricos. Obviamente, la derecha brinca de alegría, repitiendo las estrofas del club de la libertad económica: Von Misses, Bohm-Bawerk, cuando no Hayek, Friedmann, y a veces algo de Popper.

El fantasma de Marx atormenta las certezas amalgamadas de la derecha. Pero es imposible cerrar el debate apodícticamente, porque lo que es problemática es la base argumental desde la cual se pretende afirmar: "Mi verdad es la verdad, punto". No hay "perspectivas" en juego con sus crudos intereses en la mesa, sólo el ojo de Dios, por cierto, monoteísta y patriarcal. Se trata, sin embargo, de la misma coartada de un gesto estalinista, ahora con cobertura terminológica de derecha, aparentemente descongelada por el desafío posmoderno.

En medio de la controversia teórica contemporánea, no hay una cómoda apelación a ninguna "gran teoría revolucionaria" ni "contrarrevolucionaria", ni a ningún "socialismo científico", ni a ningún "liberalismo cientificista", justamente en tiempos donde el debate acerca de la filosofía, la historia y la epistemología de las "prácticas científicas", el debate sobre la complejidad, la bioética y las "ciencias del caos" abren una ruptura con los fundamentos empírico-analíticos, neopositivistas, deterministas desde los cuales se presupone hablar con autoridad epistémica sobre la "ciencia" del... siglo xIx.

¿Cuál es el estatuto epistémico de aquella vieja formulación acerca del "socialismo científico" a la luz de las controversias contemporáneas sobre el pospositivismo, e, incluso, en vista del agotamiento del pensamiento metafísico que compromete a la propia filosofía dialéctica? ¿Cuál es el estatuto epistémico de aquella formulación acerca de la "conclusión del sistema marxiano" a la luz de las controversias contemporáneas sobre la filosofía analítica de la ciencia, la evidencia fenomenológica, el efecto-paradigma o la prueba concluyente del "experimento crucial"? Por una parte, reimpulsar el imaginario crítico socialista desde una que otra versión del "cientificismo", del "neopositivismo" o la "dialéctica materialista" es un callejón sin salida. Criticar a Marx, desde un neopositivismo apodíctico es un diálogo de sordos. A lo sumo, hay que colocar a esa "ciencia" y toda su "tecnoestructura", en el corazón de la crítica a la racionalidad burocráticoinstrumental, que acompaña a una civilización industrialista, productivista y consumista, con todos los riesgos manufacturados que comporta.

Allí, la derecha no tiene mucho qué decir.

Y la izquierda cavernaria no sabe lo que hace cuando insiste en pensar que el "socialismo científico" tiene las respuestas. Si no hay "ciencia con conciencia", lo que se apuntala es la racionalidad burocrático-instrumental que funda las tecnocracias de todos los pelajes, de derecha y de izquierda.

Se consuma la alianza entre burocracia y tecnocracia para reproducir un pensamiento funcional a la separación naturalizada entre dominantes y dominados, entre gobernantes y gobernados, fundada en la vieja separación entre trabajo manual y trabajo intelectual. Simples ruinas de la Modernidad.

*UCV

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