lunes, 15 de noviembre de 2010
¿somos o no grouchistas?
EL NACIONAL - Lunes 15 de Noviembre de 2010 Opinión/10
A Tres Manos
Miradas múltiples para el diálogo
¿Identidad marxista?*
EDGAR MORIN
Mi marxismo, o tal vez mi hegelomarxismo, integraba en 1950 los aportes de Freud, Jung, Fereneczi, Otto Rank y otros filósofos como Jankelevitch o Bachelard. Pero a finales de los años cincuenta yo abandoné esta suerte de envoltura en provecho de una constelación de pensamientos (donde Marx y Hegel tienen, desde luego, su lugar) como Heráclito, Pascal, Kant, Nietzsche, Husserl, Heidegger. Yo he superado a Marx integrándolo.
Por lo demás, yo no soy un filósofo a los ojos de la mayor parte de los filósofos profesionales, ni científico para la mayoría de científicos profesionales. Yo soy algo que escapa de las categorías usuales. A mí me gusta que digan de mí que yo soy un pensador, pero yo jamás me presentaría como tal.
Yo tengo efectivamente muchas identidades en el seno de mi identidad. Eso significa que no sólo yo participo plenamente en eso que hay de común entre los humanos, sino que también (no teniendo sino una débil marca cultural) yo estoy abierto a todo lo que es humano. Además, yo me considero como un ser sin cualidades especiales, sin talentos particulares.
No me gusta estar encerrado en la etiqueta de sociólogo.
Todo lo que yo he escrito tiene una dimensión sociológica, pero ello no es reductible. Cuando alguien me pide mi título para una conferencia, yo le digo: "Director de investigación en el CNRS". Yo no soy un verdadero universitario, no obstante que tengo un pie dentro de la universidad; tampoco un verdadero intelectual, no obstante que tengo un pie dentro de esta casta. Yo meto mis pies en otro lado. La manera de querer integrar los conocimientos dispersos y eso desde mi primer libro importante, El hombre y la muerte me ha hecho aparecer por mucho tiempo como disperso, o superficial, o aberrante en el mundo universitario.
Yo soy de izquierda pero independiente de todo partido y alérgico al "la" de la izquierda porque ello oculta las divergencias y conflictos profundos entre comunistas y socialistas.
Yo soy fiel a las aspiraciones comunitaristas y libertarias, sabiendo que ellas comportan un antagonismo en su asociación. Yo soy a la vez derechista e izquierdista. Derechista porque pienso que es necesario respetar las libertades. Izquierdista porque yo pienso que hay que cambiarlo todo.
El libro Autocrítica me ha inmunizado, no solamente contra el comunismo estaliniano, sino contra todas las derivas de razonamiento fundadas sobre la reducción de un fenómeno complejo según una visión maniquea del mundo.
Hay muchas maneras de ser marxista. Por mi parte, yo he sido un marxista abierto, un hegeliano-marxista. Como ya lo he planteado, yo he integrado los aportes de Freud, Jung, Rank y también los de Marc Bloch y Lucien Febvre. El Marx que me había fascinado durante mi juventud es aquel que buscaba articular todos los conocimientos y ligarlos con la política. Yo permanezco fiel al pensamiento de sus Manuscritos de juventud, sensible a sus obras históricas y a muchos análisis de El capital.
Cuando fundamos la revista Argumentos, en 1956, Jean Duvignaud tuvo el coraje de decir que era necesario dejar de llamarse marxista. Yo dudé y luego he tomado conciencia de que esa era una envoltura que ya estaba fuera de mí (como la piel de una serpiente que muda). Marx ha devenido para mí una estrella en una constelación múltiple, al lado de Heráclito, Pascal, Rousseau, Hegel. Por una parte, no existe sólo Marx; por otro lado, hay carencia en Marx que creía que el Estado es un instrumento de la clase dominante; él no veía que el Estado es una realidad sui generis. Falta en Marx la política en cuanto tal. Falta la subjetividad humana, la interioridad humana: él no ha visto sino al hombre productor. Uno no puede olvidar a Marx. Él ha sido un pensador titánico.
*Traducción: R. Lanz Amigo Edgar: Como sostenía Jacques Derrida en su libro Espectros de Marx, el marxismo en su conjunto se hizo cultura occidental; en un cierto sentido Marx tiene un papel como el de Mozar, el de Picasso o el de Heráclito. Marx es parte de una cultura, no sólo es un autor como cualquier otro. Por ello, no es únicamente "un pensador titánico", es también la marca de un inmenso territorio.
R. Lanz
Etiquetas:
Edgar Morin,
Identidad marxista,
Rigoberto Lanz
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