martes, 23 de noviembre de 2010

de la maldad concreta


EL NACIONAL - Martes 23 de Noviembre de 2010 Cultura/3
LETRAS Juan Carlos Chirinos reeditó uno de sus libros en España
"Es inútil pensar la maldad en abstracto"
El sello Escalera presentó El niño malo cuenta hasta cien y se retira, novela que clasificó para el Premio Rómulo Gallegos en 2005
MICHELLE ROCHE RODRÍGUEZ

Juan Carlos Chirinos es un personaje interesante de la marcha madrileña. Sus amigos lo llaman Chirinator, por sus contundentes embestidas dialécticas, o Er’Picoco, por la historia que repite del cantante andaluz que se quedó en Miraflores el 23 de enero de 1958, cuando Marcos Pérez Jiménez había huido y tuvo que darle la noticia a los militares.

--¡Que sólo estoy yo, er’Picoco, que so’un artista! , recuerda el autor nacido en Valera en 1967.

Se le oye más parlanchín últimamente porque está contento: el sello madrileño Escalera acaba de reeditarle El niño malo cuenta hasta cien y se retira, la novela que en el año 2005 quedó entre las finalistas del Premio Rómulo Gallegos. Así, se suma a un pueblo de narradores venezolanos que se leen en España, como Israel Centeno, Silda Cordoliani, Juan Carlos Méndez Guédez, Victoria de Stefano, Ednodio Quintero o José Balza. El mismo autor ha contribuido a mostrar los autores nacionales en Europa, pues el año pasado preparó una antología de 25 narradores para una editorial en Eslovenia y es el antólogo por Venezuela del tercer tomo de la serie Pequeñas Resistencias (del sello Páginas de Espuma), dedicada a los cuentos de autores suramericanos.

Un chaval malo.

D. Jota, que Chirinos describe como "el propio choro, quizá cercano al vivo", llega a una ciudad nevada después de dejar una estela de crímenes en Caracas. Se muda con Fanny y su abuela hasta que comienza a revelarse su maligno espíritu.

El lector advertirá que Chirinos vuelve al ambiente costumbrista rural cuando los demás autores de su generación echan raíces en la urbe.

Pero para este autor no se agota nunca un espacio: "Me interesaba establecer el contraste urbe/campo. Jugar con los paralelismos que hay entre el norte y el trópico. Creo que esta visión es una influencia de Eugenio Montejo".

Sin embargo, más que la dicotomía campo/ciudad, a Chirinos le gusta exponer la maldad humana. Por eso, el resto de los personajes que pululan por la historia, como el cuentacuentos del pueblo, Svevo o el perro Don Camilo, son peones que usa para denotar la cualidad que atraviesa la novela, a pesar de que para él es inútil pensar la maldad en abstracto. "Siempre se puede ser malo. La estupidez simula la maldad, pero es más peligrosa".

En El niño malo se ensaya un estilo rítmico, con el cual Chirinos rinde homenaje a la poesía venezolana. El título del libro reescribe un verso de Ana Enriqueta Terán, pues según el autor, allí "confluyen tres elementos importantes de la novela: la lírica, el mal y la huida".

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