lunes, 1 de noviembre de 2010

danza con lobos


EL NACIONAL - Lunes 01 de Noviembre de 2010 Cultura/4
El foro del lunes
ZHANDRA RODRÍGUEZ Se cumplen 30 años de la fundación del Ballet Nuevo Mundo
Amiga del presidente Chávez como ayer lo fue de Carlos Andrés Pérez, la bailarina celebrará el aniversario de su compañía en el Teatro Municipal
"¿Es que tú crees que basta bailar bonito para triunfar?"
"Chávez tiene un defecto: no se cuida, ha engordado demasiado. ¡El máximo líder tiene que prestarle atención a su salud!"
DIEGO ARROYO GIL


Su nombre es Zhandra Rodríguez. Durante buena parte de la segunda mitad del siglo XX fue considerada la bailarina más importante de Venezuela y una de las mejores del mundo. Recorrió el planeta de arriba abajo y de un lado a otro.

Fue ovacionada de pie en los escenarios con los públicos más exigentes. A mediados de la década de los años setenta decidió regresar al país y contribuir con la profesionalización de la danza. El Ballet Internacional de Caracas tuvo su gran momento junto con ella y Vicente Nebrada, dupla memorable.

Su nombre es Zhandra Rodríguez. En 1980 fundó el Ballet Nuevo Mundo, cuya aparición se dio prácticamente en paralelo a la dispersión del Ballet Internacional de Caracas y a una estruendosa ruptura con Nebrada. Pese a todo, convirtió a la compañía en uno de los dos cuerpos de danza de mayor alcance e influencia en el ámbito cultural venezolano; el otro era el Ballet Teresa Carreño. El viernes 5, sábado 6 y domingo 7 de noviembre celebrará los 30 años de su empresa en el Teatro Municipal, cada día con una programación diferente. Las funciones son a las 5:00 pm y la entrada es libre.

Su nombre es Zhandra Rodríguez. Durante la última década ha orientado el destino del Ballet Nuevo Mundo hacia el socialismo. Lidera el Programa Integral de Danza para las Escuelas Bolivarianas ­cuyo objetivo es preparar a docentes para que sensibilicen a sus alumnos sobre la importancia de este arte­, y gracias al éxito que tiene se le ha pedido que lo adapte para las comunas y consejos comunales y para el Sistema Nacional Penitenciario.

Su nombre es Zhandra Rodríguez. Desde que regresó a Venezuela, hace varias décadas, vive en Parque Central, antes enclave de la cultura caraqueña, centro imantado por la modernidad; hoy, camposanto de museos, de librerías clausuradas, de hoteles expropiados y de salas de teatro reservadas para mítines políticos.

¿Ese cambio también habrá operado en ella, o es que ella es ese cambio? Tal vez baste escucharla hablar. A veces lo hace como celebrando el resto de inocencia que le quedó de un extravío; otras, como si estuviese repitiendo lo que le sopla al oído un socio turbio e invisible.

"A lo largo de estos 30 años del Ballet Nuevo Mundo hemos tenido varias etapas, altos y bajos, pero, en general, han sido de mucho orgullo y de sorpresas gratas", asegura.

­Su esposo, Fred Bordeianu, dijo recientemente en una entrevista que usted no recibió "un apoyo real" durante los gobiernos anteriores al de Chávez.

­Porque eran apoyos que servían para salir del paso, no para hacer grandes proyectos.

Ahora tengo otro problema, y es que el presupuesto se lo comen esos proyectos sociales.

Tengo que lograr la consolidación de los recursos que necesita el Ballet Nuevo Mundo.

­¿Un apoyo "para salir del paso"? En esos 20 años la compañía se consolidó.

­Sí, pero, por ejemplo, sacábamos de aquí y de allá, o los pasajes salían por la Presidencia de la República, o una línea aérea nos pagaba todo el viaje...

­¿El apoyo que tiene hoy sí es real? ­Para los programas sociales, sí. Para el Ballet Nuevo Mundo tenemos, por vía del Ministerio de Cultura, lo mismo que hace 11 años.

­¿Qué hace que usted confíe en el proyecto del presidente Chávez? ­Yo quería un cambio. Yo fui la primera que invocó un cambio. Estábamos acostumbrados a un sistema comercial.

Me di cuenta de que se me iba un mes de nómina en un día de ensayo y un día de función.

Nos empezaron a decir que no había fecha, pero traían a otros elencos del exterior. Empezaron a reconducir el presupuesto, las peleas en el Congreso eran con las uñas. Ese sistema no daba para más. Yo fui una de las que ayudó a redactar las propuestas al país cuando Chávez se presentó como candidato. Me llamaba dos y tres veces diarias. "Necesito que me consigas esto, hazme aquello, hazme lo otro", y así...

­¿Qué tipo de peticiones eran? ­Arreglar el problema de la cultura. Le reuní a toda la gente allí en el Aten... en el antiguo Ateneo de Caracas. "Yo necesito una definición de lo que es cultura", me pidió. Entonces le dije: "Háblame tú, háblame y yo traduzco". Me respondió: "Para mí cultura es todo". Y yo estuve de acuerdo. En ningún país del mundo le dan elenco a ninguna compañía a menos que hagan trabajo comunitario. Eso fue lo que le propuse a Chávez. ¿Cuáles son las causas de la inseguridad? Falta de educación y de cultura.

­¿Ha habido una mejoría en estos 11 años? ­En los lugares a los que nosotros hemos ido, sí.

­¿Sigue conversando con Chávez? ­Últimamente no. Con esa pila de viajes que hace y con tantos líos que hay, que si un banco cae, que si los derrumbes, los deslaves, todo eso. Pero lo sigo apoyando. Ahora, es dificilísimo.

­¿Qué cosa? ­El proceso, porque son dos paradigmas distintos. Yo no soy cartesiana ni pragmática porque estudié, leí, investigué y me entrené mentalmente.

Tuve una vida atípica, ¿o es que tú crees que basta bailar bonito para triunfar en la vida? ¡Tú triunfas por algo! No es por tu talento, hay algo más, que tiene que ver con lo que aprendes de la vida. Yo tenía que tener una explicación de lo que me pasaba en escena.

La encontré en la física cuántica y en la cosmología actual.

Por eso estoy escribiendo un libro que está basado en la antimateria, el comportamiento no relativista con el Factor OR, objetivación de la reducción de la función ondulatoria de la naturaleza...

­¿Qué tiene que ver esto con el proyecto de Chávez? ­¿Qué tiene que ver? Hay un cambio de paradigma. Pero tengo una crítica: tú no puedes ser revolucionario, rojo rojito, manejando la lógica dura, el racionalismo duro cartesiano, ¡porque no pega ni con cola Hércules! ­Hay gente que asegura que hay algo "especial" en Chávez, ¿usted lo siente? ­¡Uf! ¡Uf! Estoy escribiendo mi libro y tengo la televisión prendida. Entonces de repente él dice tres o cuatro frases que estoy terminando de escribir.

¡Hay una coincidencia! ¡Hay una identificación! Es que el tipo es autodidacta, como mi padre y como yo. No ha estudiado ni ha hecho ningún posgrado. A diferencia de los intelectuales, cuyo pensamiento es sistematizado, él es muy creativo. No va con ideas preconcebidas, que si de la historia, que si de la realidad actual.

­¿Cómo definiría a Chávez? ­Pujante, contundente, de grandes convicciones. Ahora, tiene problemas, comete errores como todo ser humano.

Porque nadie está exento. Se necesita ser Dios, ¡y ni siquiera! Fíjate en la manera como se está comportando la naturaleza, ¿vas a decir que son errores de la naturaleza? ­En el pasado usted decía tener visiones y poseer una fuerza mental que le permitía mover y tumbar objetos.

­Así es. Si yo abro ahora ese poder, te digo de dónde vienes, con quién andas, cuánto tiempo te queda de vida, de qué sufres. Yo sabía que Kirchner se iba a morir. Uno lo siente en la voz. Chávez tiene un defecto terrible: no se cuida, ha engordado demasiado. Eso hace que acumule grasa en los tejidos de los órganos vitales, como el corazón. ¡El máximo líder tiene que prestarle atención a su propia salud! ­¿Se ha anticipado a sus propios fracasos? ­Yo no conozco el fracaso.

Nunca lo conocí. Hay lecciones. Si no aprendes de ellas, se llaman fracasos.

­Eso que siente con Chávez, ¿lo sintió con Carlos Andrés Pérez o con Herrera Campins, de quienes también estuvo cerca? ­Con Luis Herrera, sí. Si él sabía que yo iba a hacer una gira, me llamaba y me preguntaba: "¿Tienes suficiente para los viáticos?", y yo le decía: "No, me falta tanto". Me respondía: "Ven a buscarlo a las 7:00 de la mañana". Cosas así por el estilo...

­¿Hay espacio en el país para quienes no apoyan al Presidente? ­Él se la pasa llamándolos.

­Llamarlos es muy distinto a aceptar que no quieran estar con él.

­Estamos en un país libre. Tú me llamaste, trabajas para un periódico que le echa plomo y, sin embargo, estás en mi casa.

El Universal también estuvo aquí, y los periódicos del proceso también me tratan muy bien. Igual hacen con José Antonio Abreu.

­Usted se muestra más abierta que Abreu.

­Ese es él. Yo soy yo. Cada cabeza piensa, hace y dice lo que quiere. Él mismo se pone su límite. El hombre no tiene limitaciones. Ni la mujer. Uno se los impone. Igual los miedos.

¿Cuál es el miedo? ¿Cuál es el miedo de que tú estés en mi casa? ¿Tú tienes miedo de estar en mi casa? .

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