viernes, 3 de agosto de 2012

ASFALTO (2)

EL GLOBO, Caracas, 08 de Mayo de 1999
¿Un largo aprendizaje?
Luis Barragán


Soñamos con un orden social diferente. Creemos en una sociedad fundada en la persona humana, postcapitalista, democrática y autogestionaria. Sin embargo, los sueños se hacen a fuerza de realidades.  Alguien dijo por ahí que la justicia social también se logra con la derrota de la inflación, el saneamiento de las finanzas públicas, la renuncia a un populismo que nos copó por largos años y que, ahora, toma aliento cuando se le creyó una pieza de museo.

El aumento de la gasolina y el IVA fueron demonizados con el fervor de un discurso que había envejecido demasiado al iniciar la década de los noventa. Y el Fondo Monetario Internacional, una fiel versión del infierno de Dante,  en el terco enfoque maniqueista que nos relevaba de la inmensa obligación de repensar el país, incluído un audaz, coherente, sobrio y convincente proyecto de transformación.

Bastaba con el anuncio del nunca bien ponderado medio (Bs. 0,25) mensual para que el país se levantara indignado.  La Transición Velásquez, en medio de sus incontables fragilidades,  facilitó el tributo cuya eliminación fue una promesa de encumbramiento para sus oponentes. Los acuerdos con las multilaterales sería pieza a desterrar de nuestro muy soberano país.

La situación se hizo inaguantable y la gasolina subió de un solo golpe 600%. El IVA supo de un disfraz imperfecto. Y, por lo general, fuímos multados por no cumplir con los proyectos de respaldo a los créditos pedidos y concedidos.

Ahora el IVA regresa triunfante. La gasolina puede estar haciendo la cola para un nuevo aumento. Y un nuevo endeudamiento también.

Hay una aparente aceptación de los hechos, aunque contradigan por un buen trecho lo dicho mil veces por los hijos y beneficiarios de la intentona golpista del 4F: una vez Caldera y, hoy, el propio Chávez. Nos preguntamos si ha habido un efectivo aprendizaje en torno a la conveniencia de las medidas antigua y fieramente impugnadas, naturaleza y alcances en el marco de una estrategia de modernización, o simplemente estamos en presencia de la más cómoda resignación, de una ciega conformidad que guarda correspondencia con la apatía o indiferencia generalizada.

¿Por qué perdimos estos años con banderas hoy desterradas del firmamento? ¿Perderemos otros más distraídos en la superficie?¿Nos reencontraremos con el país?.

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