viernes, 31 de agosto de 2012

EL OTRO OCTUBRISMO

Nos ha sorprendido descubrir la celebración en la etapa tardía del régimen dizque provisional de Pérez JIménez, por lo pronto, debido a tres consideraciones. Tamaña reivindicación, a las puertas del plebiscito, nos obligará a revisar cierta perspectiva del octubrismo que sostenemos.

Así, por una parte, creímos que los afanes de legitimación del esfuerzo constituyente se apagaron una vez consolidado el gobierno surgido del fraude de 1952.  Tienen razón los amigos, al facilitarnos una muestra como tuvo a bien  Guillermo Tell Aveledo, en un rápido intercambio de la mensajería facebookeana que también  incluyó a José Hermoso, Jonathan Benavides y Fernando Falcón, pues, hubo el empeño de avalarse con  los consabidos  sucesos de 1945.

Nos preguntamos, por otra, en torno a las reflexiones que hizo Laureano Vallenilla-Lanz Planchart, sobre todo por sus aportes a El Heraldo que, reconociendo la supremacía de las Fuerzas Armadas, no estaba a gusto con el ya viejo golpe de Estado, por lo menos, respecto a los socios de entonces y al trastocamiento del inmediato y prolongado orden post-gomecista. Era de imaginar una distinta legitimidad para el período constitucional aspirado por Pérez Jiménez, en el que quizá hubiese ensayado un mandato (y una vestimenta) civil.

Finalmente, la celebración de la fecha no era una circunstancia más, pues, contaba con toda la marcialidad del caso, aunque fuese modesta la reseña de la prensa, convertida en un solemne acto de Estado que incluía el recuerdo de los caídos, hoy, por siempre olvidados. No eran adivinos para creer que a la vuelta de la esquina estarían fuera del poder, porque lograron controlar eficazmente otros eventos conspirativos de una quizá mayor contundencia, aunque las jornadas del 23 de Enero tuvieron una carga inédita aún no suficientemente reivindicada.

LB

Fuente: El Nacional, Caracas, 19/10/57.

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