Amuay: la expropiación de una tragedia
Luis Barragán
Inevitables, la consternación y la angustia colectivas por la reciente
tragedia de Amuay, casi inadvertidamente nos lleva a indagar las más
disímiles opiniones. Por lo pronto, fue notable la ausencia de Chávez
Frías en el mismísimo lugar de los hechos, delegando toda respuesta en
los ministros y jerarcas del PSUV, cuyo lenguaje es tanto o más
inflamable, debido a la desesperada cacería de brujas que ensayan, por
no mencionar a los comentaristas tarifados del régimen que hacen méritos
en cualquier ocasión.
Un amigo nos comentó la apreciación hecha por su hermano, bombero que no
hace mucho viajó al exterior para realizar un curso específico sobre
acontecimientos semejantes. Dijo, entre otras cosas, que no es
necesario esperar al agotamiento del combustible en los “discos”
comprometidos del complejo petroquímico, algo que puede ocurrir
aproximadamente el 8 de Septiembre, porque hay productos como el llamado
“triple f”, espuma sólo producida y comercializada por PDVSA, que logra
sofocar el incendio, además del necesarísimo concurso de un personal
debidamente entrenado que los hay como quizá no, en la Fuerza Armada.
Lo curioso de todo, concluimos, es que no hay una vocería bomberil en
torno a los acontecimientos, como acaecía en décadas anteriores,
asumiendo la natural responsabilidad de dar el parte técnico
correspondiente. Pareciera que los hechos exclusivamente fuesen
competencia de las altísimas autoridades nacionales, incluyendo las
versiones definitivas de un evento que concierne a todos los
venezolanos.
Siendo así, sobreimponiéndose los intereses políticos de Chávez Frías,
quien se movió solamente para un acto militar en el sitio (visita
justificada aunque insuficiente), no permitirán declaración alguna de
las autoridades bomberiles u otros especialistas, por lo menos, hasta
completar el libreto que les parezca más adecuado. Mora ésta que ya
genera desconfianza, contrastando con la abierta y libre consulta de los
que lógicamente se hicieron protagonistas de las viejas tragedias, al
informar e interpretarlas como no puede hacer ningún comisario político
en la actualidad.
Recordemos, el deslave del estado Vargas produjo un inmenso, sentido y
legítimo movimiento de solidaridad nacional que, sumadas las donaciones
también provenientes del exterior, llevó a Chávez Frías a secuestrar,
confiscar o expropiar esa tragedia hasta para exhibirse ufano con el
Príncipe de Asturias, chofereando un vehículo militar, por ejemplo.
Preventivamente, intentando anestesiar la conmoción e indignación que
provoca Amuay, lo reclama como un asunto propio e intransferible que lo
fuerza a la militarización de los hechos y sus consecuencias: la
tragedia tiene por única versión la que presidencialmente nos conceda.
Fuente: http://www.analitica.com/va/politica/opinion/2089619.asp
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