domingo, 19 de agosto de 2012

ESCÁNDALO

NOTITARDE, Valencia, 19 de Agosto de 2012
“El que come de este pan vivirá…” (Jn. 6, 51-58)
Joel Núñez Flautes

Continuamos en este domingo la lectura del largo discurso del Pan de Vida, contenido en el capítulo seis del evangelio de San Juan y donde Jesús reiteradamente se llama a Sí mismo “el Pan Vivo bajado del cielo”, quien coma de Él vivirá para siempre.
Dice Jesús claramente y literalmente: “El pan que Yo daré es mi propio cuerpo”; aquí hace alusión directa a la última Cena, recordemos de hecho que el evangelio de Juan fue escrito hacia los años 90, fue el último en escribirse de los evangelios; por tanto, el acontecimiento Pascual ya ha sucedido y este discurso es una catequesis eucarística, de hacer entender a la Comunidad cristiana naciente que aquellas palabras pronunciadas en la sinagoga de Cafarnaún se cumplieron en la Última Cena y se actualizan cada vez que los cristianos se reúnen para hacer la fracción del pan y celebrar la Eucaristía (Hech. 2,42; 1 Cor. 10, 16-ss; 11, 23-ss), que es la presencia viva y real de Jesús en medio de sus discípulos.
Jesús identifica el pan eucarístico con su propio Cuerpo; es un nuevo milagro que va a dejar perennemente en medio de los suyos. Si creemos en tantos milagros que hizo Jesús, ¿por qué no creer en este milagro central de su vida? Es decir, de su presencia en el pan consagrado, con el cual Él sigue dando vida al mundo.
Las palabras pronunciadas por Jesús no dejan de escandalizar a los jefes religiosos judíos, les resultan muy duras y son tan explícitas que se dicen “¿Cómo puede éste darnos a comer su cuerpo?”. Esta pregunta sigue siendo actual para muchos que dudan o no creen en la presencia de Jesús en la Eucaristía, es el escándalo para muchos, como lo fue para aquellos hombres que les costó entender las palabras del Señor. Jesús no les responde directamente a su pregunta, sino que agudiza y habla todavía más explícito: “Si ustedes no comen el Cuerpo del Hijo del Hombre y no beben su Sangre no tendrán vida”. A cualquiera de nosotros estas palabras nos podrían parecer duras y descabelladas; porque darían a entender claramente que Jesús pide que nos convirtamos en caníbales y esto suena repugnante; por eso, Jesús dejó la mediación del pan y vino, para que sus discípulos pudieran entrar en comunión con Él, pudieran nutrirse de Él y cada vez que coman el pan consagrado y cada vez que beban el vino consagrado entran en comunión con el Cuerpo y la Sangre del Señor; es el milagro central de Jesús. Esto fue lo que no lograron entender aquellas personas que escuchaban al Señor.
Comer el Cuerpo y beber la Sangre de Cristo garantiza vida plena y vida eterna; es el mejor alimento. Es una verdadera comida y bebida. Jesús insiste en comer, beber, masticar, tragar; es decir, habla de banquete y no sólo hace referencia a su Palabra y no sólo es una presencia simbólica en el pan y el vino; sino presencia real.
Quien come el Cuerpo y bebe la Sangre del Divino Maestro entra en una unión perfecta con Él, vive en comunión con el Mesías y Salvador y siempre tendrá vida.
Las palabras del Señor transmiten vida y esperanza, porque comer su Cuerpo y beber su Sangre garantiza vida eterna; el Padre eterno nos dará vida eterna si entramos en comunión con el Hijo y la comunión perfecta se da comiendo su Cuerpo y bebiendo su Sangre, como Él mismo lo dijo en la Última Cena: “Éste es mi Cuerpo que se entrega por ustedes, hagan esto en memoria mía… Esta copa es la nueva alianza en mi sangre, que se derrama por ustedes”. (Lc. 22,19).
Jesús hoy nos pide fe en su presencia eucarística; es decir, que cada vez que nos acerquemos a comulgar, sepamos que recibimos al mismo Señor, que entramos en comunión con Él y para esto siempre debemos estar preparados, como decía San Pablo, porque el pan y la copa que bendecimos es comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Hagámonos dignos de recibir al Señor y pidámosle a Él que siempre nos nutra y nos ayude a vivir felices y luego alcanzar vida eterna. ¿Hace cuánto tiempo no te acercas a recibir la Comunión? ¿Cómo te preparas para recibirla?
IDA Y RETORNO: Algunos me preguntan ¿qué tiempo de preparación tiene un joven para ser sacerdote? Son siete años, se estudian tres años de filosofía y luego cuatro años de teología, son las dos grandes carreras que preparan al ministerio sacerdotal. En ambas etapas hay un respectivo pénsum; por ejemplo, en la etapa de filosofía se estudia: gramática y redacción, introducción a la filosofía, latín, griego, historia de la filosofía completa, sociología, psicología religiosa y evolutiva, antropología filosófica, antropología cultural, leyes venezolanas, historia de la Iglesia en Venezuela, etc. En teología se estudia, por ejemplo, introducción a la teología, antropología teológica, teología fundamental, introducción a la Biblia, evangelios sinópticos, cristología, eclesiología, mariología, derecho canónico, cuerpo joánico, cuerpo paulino, etc. Junto a esta preparación académica hay cuatro áreas más con las cuales se prepara al candidato a sacerdote: Humana, espiritual, comunitaria y pastoral.

Fotografía: LB, proyección de la homilía del Padre José Martínez de Toda (SJ). Iglesia de San Francisco, Caracas (19/08/12)

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