A finales de los setenta, con el respaldo de la por entonces novísima Editorial del Ateneo de Caracas, Alfredo Peña realizó un exitoso esfuerzo entrevistador, profundizando en el testimonio y las intenciones del liderazgo político. Luis Herrera Campíns, Carlos Andrés Pérez (dos tomos), Arturo Uslar Pietri, Luis Beltrán Prieto Figueroa y Douglas Bravo, que recuerde, acudieron a la cita de interrogación.
La una, el maestro Prieto se extendió sobre propósitos y vivencias históricas de calibre, revelando la condición humana de quien es una de las grandes referencias del país, con independencia de sus particulares posturas ideológicas y políticas. Y, la otra cita, Bravo expuso también sus vivencias en el marco de un análisis de la Venezuela de entonces. Al respecto, caben dos observaciones: por entonces, andaba en la clandestinidad y la del periodista fue - sin duda - una hazaña; luego incorporado a la vida pacífica y ordinaria, pocos sospecharon de la inmensa influencia de sus tesis hasta que se produjeron las intentonas golpistas de 1992 con las consabidas consecuencias...
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