lunes, 10 de enero de 2011
del uno al otro
Burguesías vienen y van
Hermann Alvino
La muerte de CAP, lamentable como la de toda persona, simboliza el fin del ciclo de vida de una burguesía -usando términos del régimen actual- que dominó al país durante treinta años. Una burguesía que CAP mismo, durante su primer gobierno, ayudó a crecer y a consolidarse, y que inició el deterioro moral y democrático de un país que apenas tenía tres lustros edificando una sociedad basada en el trabajo y la honestidad. CAP fue el primer presidente ignorante en asuntos de Estado de ese ciclo republicano, y eso, junto a su amoralidad política, descompuso a Venezuela. Nada escapó a la degradación moral ni al colapso administrativo: cada ministerio junto a toda la estructura de administración de justicia, todos los institutos autónomos y empresas como Cadafe, INOS, Hipódromos, Aeropuertos, Centro Simón Bolívar, IMTC, Loterías, Correos, Viasa, CANTV, IMTC, CAVIM, CVG, Seguros Sociales, Aseo Urbano, Marina Mercante, CVG, etc., o entes estadales como la Gobernación del DF. Todo fue controlado por esa burguesía hinchada con dinero mal habido que estaba inicialmente integrada por lo mejor de nuestra clase media y empresarios y que no necesitaba venderse, pues tenía el talento que le permitiría triunfar en la vida sin conocer la corrupción. Ellos podían detener esa locura; tenían el poder para hacerlo recurriendo a la justicia y a su arraigo en aquella sociedad, pero pudo más la codicia sobre la pena de saber que sus hijos crecerían sobre un sustrato de vergüenza, y activamente defendieron esa forma de vida, apartando políticamente cualquier disidencia que llamaba a retomar el camino de la ética.
Esa misma burguesía, veinte años más tarde, alineó todos sus recursos para reelegir a CAP y seguir multiplicando su influencia sin percatarse que para el país real ya estaba muerta como actor político. Y ellos, cuando comprendieron que CAP II ya no les servía, lo destituyeron, y lo juzgaron y condenaron. Que cobardes. Y que tontos, porque a continuación apostaron a la reina de belleza candidata con la misma finalidad, pero se cargaron al sistema, y abrieron la puerta a un nuevo ciclo político, y una nueva burguesía, cuya entrada al poder es una componente de toda revolución y finiquito de un ciclo histórico.
La llamada “boliburguesía” del Socialismo del Siglo XXI heredó la misma ineptitud administrativa y codicia para corromper todas las instancias de un país, pero se diferencia por ser más impermeable por la membrana militarista que filtra gran parte de sus adeptos; más bien se parece a una casta cuya impunidad le permite prescindir de las apariencias, esto es: en lo personal sus miembros pueden lucir su ordinariez y vulgaridad, y en lo institucional pueden hacer lo que les venga en gana con las leyes y las instituciones cual gran empresa que no produce riqueza, dedicándose solamente a repartirse la renta petrolera en dura lid de intereses personales. Su líder es una suerte de director general (o presidente…) donde las parcelas del Estado -poder y riqueza mal habida- se reparten a capricho; sus propietarios de facto son ya bien conocidos luego de casi tres lustros de dominación, pero es probable que su ciclo inicie pronto su descenso -si el régimen no da el paso sin retorno hacia el totalitarismo. Sus nombres pasarían así al olvido quedando el daño físico y moral más la vergüenza que le han causado tanto a la Patria como al gentilicio.
Para los delitos del ciclo perecista no hubo ni castigo ni cárcel: CAP, al igual que Perez Jimenez, pasó unos pocos días de disgusto en el país y para luego irse a vivir en grande. El resto de la pandilla disfruta a plenitud de los frutos de ese oprobio, y los boliburgueses saben perfectamente que la impunidad es posible. A ver cómo se lo impediremos.
Fuente: http://www.medios24.com/burguesias-vienen-y-van.html
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