lunes, 24 de enero de 2011
de las contradicciones para ... consigo mismo
No encuentra en qué palo ahorcarse
Luis Barragán
Huelga comentar el modelo de partido político consagrado por el oficialismo, siéndolo en sí mismo Chávez Frías. Sin embargo, llama la atención que diga de una sucesora en la presidencia (Cilia Flores), al igual que señale la inconveniencia de ministros con responsabilidades de conducción partidista.
Hallamos – por una parte – el monopolio absoluto de la jefatura del MRV, el PSUV y casi del resto de los partidos subsidiarios, que evidentemente contrasta con el liderazgo partidista ejercido por sus predecesores en Miraflores. El barinés jamás soportaría las relaciones anteriormente tenidas por mandatarios con partidos de irreductible naturaleza plural y conflictiva, cuyo ejercicio de la jefatura de Gobierno y de Estado era incomprensible e incompatible con la del partido que le servía de soporte político.
Entendemos – por otra – que la década ha dado suficiente y comprobado testimonio de una fusión de partido y Estado, por lo que los ministros y demás funcionarios públicos desepeñaron y desempeñan funciones propias de su parcialidad, por lo que el comentario de ahora luce ocioso, por no decir estúpido. Bastará una credencial ministerial u otra equivalente para asegurar un sitial privilegiado en la orbita partidista, porque – unido al empleo de los recursos del Estado – el modelo dice más de un partido presupuestario.
La sentencia popular explica mejor ese modelo, ya que – insustituible – no encuentra el Comandante-Presidente cómo justificarlo, explicarlo o legitimarlo. De modo que, cualquier lector atento, podrá colocar los acentos necesarios cuando Giovanni Sartori versa sobre los partidos hegemónicos o únicos.
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