lunes, 10 de enero de 2011

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EL NACIONAL - Domingo 09 de Enero de 2011 Siete Días/4
entrevista
Ricardo Combellas
"Chávez está retando a la sociedad de una manera sumamente peligrosa"
Para el experto en Derecho Constitucional, el mandatario presiente que sólo en la violencia de la sociedad puede encontrar argumentos para sostenerse en el poder. Advierte que el régimen vacía de contenido la Constitución y que el Presidente acelera una crisis política
TAL LEVY

Venía del mundo universitario, donde todo se discute y así, reconoce, debe ser. "En la Asamblea Constituyente se me quitaron varios velos de la cara y empecé a ver tendencias del régimen que me preocupaban, comprendí que íbamos hacia fórmulas autoritarias y, lamentablemente, los hechos me dieron la razón. Fui de los primeros en abandonar el barco. Firmé la Constitución y me retiré, volví a la universidad. Había cumplido mi misión. Rechacé el régimen transitorio, consideraba que era un grave error, y allí están muchos elementos que progresarían hasta esta visión anticonstitucionalista del régimen", relata Ricardo Combellas, ex presidente de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado que llegó a ser director ejecutivo de la Comisión Presidencial Constituyente y miembro electo de la Asamblea Nacional Constituyente.

--¿Cree que "la Constitución sirve para todo", como dijera un consejero al general Monagas? ¿La Constitución Bolivariana deja un camino abierto a su misma negación? --No. De parte del régimen lo que hay es un abierto desplante, un explícito rechazo a la Constitución de 1999. El régimen ha tenido la capacidad para moverse dentro de eso que llama la revolución pacífica y democrática alterando el Derecho, manejándolo como una plastilina. Mantiene una apariencia de constitucionalidad, de Estado de Derecho, pero vacía la Constitución de contenido ontológico y axiológico, desvirtúa sus valores más preciados y la convierte en un esqueleto sin sangre, sin savia, sin su razón de ser.

--En "La tensión entre el poder y el derecho" asevera que en la quinta república se ha producido "la subyugación del Derecho por el poder y la conversión de la Constitución en un concepto semántico sin fuerza normativa". ¿Por qué? --El poder crea el Derecho y el Derecho limita el poder, como dijera Norberto Bobbio. La Constitución terminó convirtiéndose en un instrumento más del poder, una fórmula ideológica-política del gobernante para perpetuarse. Hugo Chávez seguirá desplegando de una manera infinita la Constitución y le endilgará todos los méritos, pero en el fondo no cree en ella como instrumento para controlar su poder.

--¿Cómo explicar que el Presidente que abanderó la Constitución desee su reforma, mientras que quienes no la apoyaron sean hoy sus más fieles defensores? --En 1999, Chávez no controlaba todo el poder. Entre las fuerzas que lo apoyaban había mucha pluralidad y ésta se manifestó en la Constituyente. En el ámbito constitucional no había un proyecto político definido. Eso permitió que la Constitución del 99 no rompiera con el paradigma liberal. Por otra parte, las élites vinculadas a la cuarta república fueron desplazadas del poder. Sintieron que la nueva Constitución fue hecha por otros y la rechazaron fuerte y hasta exageradamente. Señalaron que era militarista, intervencionista y que la democracia participativa era un señuelo para romper con la idea de representatividad.

Esta Constitución, con todos sus defectos, cumplió una labor muy importante en la socialización política de la gente, que la leyó y la sintió como propia. No olvidemos que es la primera que ha sido ratificada por el pueblo. La experiencia traumática de abril de 2002 le dio una fuerza muy grande a la Constitución tanto en la mayoría de población, siempre identificada con ella, como en las élites tradicionales que reflexionaron. La política democrática se impuso y llevó al planteamiento de que los cambios había que hacerlos dentro de la Constitución y que había unos derechos por los cuales valía la pena luchar.

--A 11 años vista, ¿cuál es la gran transformación institucional que introdujo la Constitución de 1999? --Lamentablemente, la institucionalización por la cual apuesta la Constitución ha sido desvirtuada en la práctica, incluso la propuesta más preciada, que es la llamada democracia participativa. Este régimen ha mostrado mucho desprecio hacia la institucionalidad. Los dictados personalistas que vienen de Miraflores están por encima de ella. Vivimos un proceso de desinstitucionalización.

--¿Se ha perdido la institucionalidad en Venezuela? Y si es así, ¿cómo recuperarla? --La institucionalidad se ha erosionado fuertemente, pero no se ha perdido. Si usamos esa expresión tan drástica, quiere decir sálvese quien pueda, no hay marco, es la guerra civil, y creo que todavía hay marcos. El que la mayoría de la población se identifique con la Constitución tiene un simbolismo muy grande de respeto a cierta institucionalidad.

--En 1999, la Corte Suprema dio luz verde a una Constituyente, a pesar de no estar estipulada en la Constitución para entonces vigente, en respuesta a la realidad histórica y social de un país en crisis. Ahora, el Presidente de la República legisla, con los poderes otorgados por la Asamblea Nacional que él controlaba, sin contar con el consenso de la sociedad.

¿Qué consecuencias puede tener? --Chávez está retando a la sociedad de una manera sumamente peligrosa, está retando a que la gente asuma posiciones violentas. Esto es gravísimo porque parece que presiente que sólo en la violencia de la sociedad puede encontrar argumentos para sostenerse en el poder. Esa situación límite es sumamente irresponsable para un gobernante y peligrosa para una sociedad. Con sus últimas acciones, se está burlando del pueblo venezolano, que se manifestó en elecciones democráticas el 26 de septiembre. Impone criterios a través de la Habilitante, la castración de la expresión deliberativa y democrática de la Asamblea Nacional con cambios en el reglamento y la aprobación de leyes que violentan sagrados principios constitucionales. Es absolutamente irresponsable en el manejo de acelerar una crisis política, que se ha podido evitar. Pone a la sociedad civil y a la sociedad política, que mayoritariamente lo adversa, en situación difícil. Los venezolanos van a recurrir, no les queda otra alternativa, a mecanismos de desobediencia civil, legitimada constitucionalmente en los artículos 333 y 350, de defensa de la Constitución. La desobediencia civil es una forma de lucha pacífica que exige mucha madurez política, templanza, y nuestra tradición de cultura política, lamentablemente, no es ésa. Implica el liderazgo con una gran fortaleza ética. Chávez está arriesgando todo con tal de mantenerse en el poder. Está retando también al estamento militar, que en su institucionalidad está al servicio de la Constitución. Está jugando de manera grave y peligrosa con el destino nacional.

Lo que corresponde a la sociedad democrática es no jugar en el escenario político que le quiere imponer Chávez, sino idear mecanismos de lucha de desobediencia civil dentro de las pautas constitucionales.

--En su libro El proceso constituyente cuenta que el Presidente le comentó a usted y a Hermann Escarrá en 1999 que él no era marxista.

¿Le creyó entonces? Tras declararse marxista en 2009, ¿le cree? ­En 1999 creo que era sincero. Que uno adverse a Chávez no puede ser a costa de subestimarlo. Creo que Chávez es de los presidentes que ha tenido Venezuela no sólo más inteligentes, sino de los más preocupados por lo intelectual. Le regalábamos libros y los leía. El Chávez que yo conocí no tenía una cultura marxista, por lo menos no se la vi.

Ya ahora a Chávez no le creo nada. El marxismo es una fórmula política que él maneja libre y arbitrariamente en función de las coyunturas.

--Laureano Vallenilla Lanz escribió en el Cesarismo de- mocrático que "todo pueblo tiene no el gobierno que se merece como dicen los empíricos y los pesimistas, sino el sistema de gobierno que él mismo produce de acuerdo con su idiosincrasia y con su grado de cultura". ¿El sistema actual es producto de lo que somos? --No asumiría esa posición tan pesimista y legitimadora de lo fáctico. La sociedad venezolana por lo menos desde 1936 ha venido cambiando, introduciendo pautas culturales civilistas, democráticas y pacíficas. Tenemos cerca de una centuria de experiencia política rica, con avances y retrocesos, pero que revela que se sembró una simiente democrática en la sociedad, con la tolerancia y el respeto a lo que la Constitución significa, a que el poder tiene controles y límites y los derechos fundamentales no son entelequias, sino realidades por las cuales hay que luchar.

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