domingo, 30 de enero de 2011

rebanando el inconsciente


EL NACIONAL - DOMINGO 7 DE NOVIEMBRE DE 1999 / PAPEL LITERARIO
¿Acaso no matan a los psicoanalistas?
María del Carmen Míguez (*)

¿Cuál es el punto de encuentro entre literatura y psicoanálisis, entre novela policial y técnica analítica? Sigmund Freud tomó prestados de la literatura los fundamentos de sus más caros conceptos. Sus aportes sobre las motivaciones inconscientes del comportamiento han nutrido desde hace un siglo las ficciones de escritores y artistas. Buena parte de los personajes de la novela policial son seres que padecen por sus tumultuosas pasiones. No obstante, la idea de construir una historia desde el corazón mismo de la investigación mental, no encuentra rápidas referencias.

El asesinato del sábado por la mañana, un caso psicoanalítico, de Batya Gur (Siruela, 1998), es una novela hecha desde la confesión cruda y secreta de los consultorios, con personajes misteriosos y silentes, psicoanalistas entristecidos y jóvenes policías expertos en escrutar almas.

Eva Neidorf, didacta del instituto de psicoanálisis de Jerusalén, aparece muerta en shabat a escasas horas de dictar una conferencia sobre ética profesional. Las páginas que contenían su ponencia desaparecen junto con otros indicios. ¿Suicidio o asesinato?, se pregunta Michael Ohayon, inspector marroquí que tomará el caso. La investigación se inicia con la lista de sus pacientes. Sin embargo, antes de lo esperado sus colegas se convertirán en los principales sospechosos. Las diferencias teóricas y las antiguas rivalidades resurgirán entre las pautas de la cortesía académica. Hildesheimer, presidente del Instituto de Psicoanálisis, sería sucedido en el cargo por la víctima. Dina Silver estaba a punto de concluir su formación como psicoanalista bajo la supervisión de Neidorf. Joe Linder, único analista sin entrenamiento psiquiátrico previo, resultará el dueño del arma asesina. La reserva que caracteriza a los psicoanalistas trabará el trabajo de Ohayon, quien debe tejer una trama fina para entender las curiosas relaciones de sus indiciados.

Batya Gur (1947) es profesora de literatura en Jerusalén y autora de otras novelas policiales. Su único trabajo traducido al español la muestra como una experta conocedora de las organizaciones cerradas de los descendientes de Freud. Conceptos como la asepsia del vínculo analítico, la confidencialidad o la neutralidad o las referencias a las supervisiones y los candidatos, pueblan cómodamente este libro como si se tratara de un historial clínico. La curiosa mezcla de personajes y circunstancias de la trama, une magistralmente las ocultas pasiones asesinas, el sublime saber sobre la verdad inconsciente y el trabajo cotidiano de un investigador herido. Justamente, uno de los atractivos de esta escritora radica en su interés por las idiosincrasias de los mundos pequeños y refinados del conocimiento y la cultura. Tres de sus novelas se recrean en la vida de las élites: de la academia literaria (Literary Murder: A Critical Case, 1993, de reciente aparición en la editorial Siruela), de la música (Murder Duet: A Musical Case, 1996) y de los kibbutz (Murder on a Kibbutz: A Communal Case, 1994).

En El asesinato del sábado por la mañana, el investigador Ohayon -historiador frustrado y personaje de todas las novelas de Gur- contrasta por su lógica terrenal y bien administrada intuición. En oportunidades, su excelente capacidad asociativa recuerda la de un experimentado conocedor de inconscientes. Un psicoanalista innato. En otros, presa de una fatal vida personal, Ohayon se comporta frente al caso como un neurótico cualquiera. En la certeza de que no se trata de un suicidio, el inspector marroquí ingresa en el medio psicoanalítico con las mismas resistencias que muestran los pacientes frente al diván. A través de él, conoceremos el sentido y las razones de los más básicos principios freudianos y su increíble permanencia en el tiempo a la hora de entrenar psicoanalistas. En un inicio, Ohayon cree ver un "gremio de la Edad Media y el Renacimiento, rígido y selectivo", en este grupo de doctores israelíes. Al final, terminará sentándose en el consultorio de Hildesheimer con las preguntas y la emoción del que inicia un tratamiento.

Quizás sin proponérselo, Batya Gur construye en este libro no sólo una deliciosa ficción, sino, además, un texto básico sobre técnica psicoanalítica y ética profesional. Su novela muestra, por otra parte, un Estado judío que, aunque a primera vista pareciera compacto en su religiosidad, no escapa a las diferencias y tensiones entre sus habitantes -en su mayoría inmigrantes venidos de todas partes del mundo. Sin duda, a Sigmund Freud le hubiera encantado leerla.

(*) Psicóloga clínica

Ilustración: Batya Gur

NOTA LB:

En un almuerzo de trabajo surgió el comentario sobre el reciente y agotado libro de Ibeyise Pacheco sobre el caso de Edmundo Chirinos. El comentarista, amigo de la autora, señaló uno que otro detalle de lo que hacía el ex - rector a sus pacientes. Convinimos en un un éxito de librería, al remover el morbo del país que - por cierto - no tuvo reparo el comentarista-comensal en hacerlo sobre la mesa. Dio algunos datos sobre las expectativas que el entrevistado se hizo sobre la entrevistadora para facilitar la entrevista (muy buena redundancia), o los suplicios de quien comparte los días con delincuentes comunes. Realmente, una tragedia, algo macabro. Sin embargo, al referir el caso, preferimos reseñar una autora que versa en torno a esa yunta trágica o macabra del delito y del paciente paciente mental, desde otro ángulo.

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