Ley del Trabajo: ¿y las restantes 18.999 propuestas?
Luis Barragán
Asombroso amanecer del Primero de Mayo, sin que conozcamos el texto íntegro de un Decreto-Ley que jura refundar el relacionamiento del trabajo en Venezuela. Y es que está hecho para develarse como la pieza central de un espectáculo ya agotado, el de la gigantesca y bien sufragada movilización de autobuses en la ciudad capital que consagrará a la revolución como un descomunal simulacro que ya no les genera vergüenza alguna.
Fuerzan a la movilización, explotando la buena fe del llamado chavismo, movimiento social y político, propio del rentismo sociológico que nos agobia, inyectándole todo el helio posible de las falsas expectativas de un discurso demagógico para que vuele en medio de un desesperado afán de supervivencia. Y el chavezato, los privilegiados del poder, deben cargar con el inmenso bacalao de adivinar y aplaudir un instrumento legal del que únicamente supo y sabe Chávez Frías, porque a Antonio Espinoza Prieto le pasaron los días del tubazo que, por lo visto, tampoco dará en los días que siguen.
La democracia participativa formal rinde sus últimos estertores con una ley que violenta la vigente Constitución de la República, porque – además – en su Disposición Transitoria Cuarta jamás delegó en el ocupante de Miraflores entregarla. No lograrán ocultar nunca la deuda que no honró el parlamento cuando vivió sus más estelares momentos de férreo control oficialista, ni la literal patada que le dieron al secretario general del PCV que se creyó el cuento de presidir una respetada y especializada comisión para la elaboración del proyecto.
Y es que tampoco apelaron a la omisión legislativa, desconfiando de la propia mayoría del chavezato del TSJ para alcanzar ese instrumento. Solamente, debemos repetirlo hasta la saciedad, Chávez Frías, no otro, condenó a su generalato político a la morbosa competencia por adivinarlo, obligándolo a la temeraria defensa de un texto ignorado.
La programación dominical de dos canales privados de televisión, recientemente, reportó el sobrevuelo de Oswaldo Vera, presidente de la supercomisión de Asuntos Sociales de la Asamblea que, entre otras competencias, le cabía el estudio de la ley, frente a José Vicente Rangel, el entrevistador que, obvia y complacientemente, no lo incomodó con la solicitud de un dato fiable y concreto. Al igual que el probable gesto de cortesía de Alfredo Ramos, quien no interrogó y delató el desconocimiento del también diputado Francisco Torrealba en torno al celebérrimo texto que nerviosamente defendió.
El colmo del atrevimiento fue el de Aristóbulo Istúriz al asegurar que la comisión presidencial recibió 19 mil propuestas, como si los venezolanos fuésemos estúpidos. No hay duda alguna, desconocen los fundamentos de un Decreto-Ley que, sencillamente, sólo requirió de la previa y disparatada defensa, como exigirá luego un desgarramiento de las vestiduras clamando por bondades que tampoco les convence.
El pueblo organizado no fue consultado, excepto se llame tal la contratación de los continuos estudios de opinión que les permita – dirán – seguir lanzando y colocando el dardo venenoso en la sorprendente operación propagandística y publicitaria que los enloquece. Y esto ocurre, por esa vocación totalitaria que garantiza, perfecciona y mueve al auto-engaño, reducto confortable de aquellos que se imaginan en el trance de desplazar a Trotsky de la jefatura del soviet de Petrogrado hacia1905, porque les queda lejos el tren blindado.
Tristeza e indignación nos produce tamaño arrodillamiento, como no tarda en llegar y quedarse en la intimidad de un chavismo forzado a la movilización y el aplauso. Mientras tanto, el chavezato vive su dramática procesión interna, obligado a sonreír en el Día de los Trabajadores, ridiculizados hasta el hartazgo.
En definitiva, un chavezato que no sabe de un diagnóstico fiable y debe adivinar esta vez la enfermedad presidencial. Entonces, ¿por qué tenía que saber de la Ley del Trabajo?, o – mejor - ¿por qué no inventar el cuento de los 19 mil aportes que redujeron a uno ya consabido, negada la menor noticia de un proyecto?
Mienten descaradamente, y – como si nadie se diera cuenta – decretan un magno Estado de Excepción a través de un Decreto-Ley que restringe nuestros derechos a la participación. Y, con la inevitable Gaceta Oficial por delante, sabremos que otros derechos y garantías vuelven trizas al no desarrollar – precisamente – la Constitución, comenzando por el camino idóneo, correcto y inequívoco del procedimiento impuesto a toda Ley Orgánica.
Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2012/05/ley-del-trabajo-%C2%BFy-las-restantes-18-999-propuestas/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=862128
Ilustración: Ferdinand Léger, "Mujer y Niño"
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