lunes, 25 de abril de 2011

PRIMADO


Primarias (y primariedad)
Luis Barragán


Incidencia menor, la decisión calendaria de realizar las consabidas primarias de la oposición palidece frente al largo y difícil periplo pendiente. Siendo así, no entendemos la estridencia generada en los medios virtuales y convencionales, sobre todo por la breve distancia entre las fechas propuestas.

Asumimos el bullicio, por una parte, como revelación del malestar ocasionado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), conformada por los partidos políticos, sin la estelar intervención de otros factores que se desean como árbitros esenciales, aunque sobre ellos pesa la principalísima y todavía invisible responsabilidad de haber impuesto la abstención en los comicios parlamentarios de 2005, inicialmente aplaudidos. La fecha no ameritaba de referéndum opositor alguno, por lo que el opinante de las peligrosas trincheras de la red mintió al asegurar que la mayoría confiaba en la otra a la finalmente adoptada.

Por otra parte, nada descabellado parece responsabilizar al gobierno nacional del extraordinario chirrido, ya que jamás ha negado la amplísima vigilancia social y política que ejerce. Sobradas habilidades artísticas ha demostrado en sus afanes de (contra) inteligencia, por lo que no se trata del doloso acto de traición de alguna individualidad libre de sospechas, sino del inmenso laboratorio en el que nos encontramos no siempre tan indefensos, como también suelen suponer.

Finalmente, la mejor brújula para los accidentados y engañosos senderos siempre lo serán aquellos principios y valores que parecen estorbo para los muchos de los avispados y pragmáticos dirigentes con los que contamos. Las primarias para la nominación del candidato presidencial nos remiten a los indispensables requisitos de participación, transparencia, verificación, eficacia y convencimiento que, entre otros, lo confirmen como un evento de pedagogía ciudadana, justifiquen las diligencias y recursos alcanzados, al que igual que convaliden la oportunidad estratégica que no todos podemos decidir.

Principios y valores que hacen la primariedad de la oposición, e – igualmente – ayudará a la celebración de otras consultas para la nominación de alcaldes, diputados regionales y munícipes. Y, valga subrayarlo, debe significar un reaprendizaje de todo aquello del oficio político que estúpidamente condenáramos, como la misma promoción de los aspirantes.

Valga la coletilla, importa la reflexión de los especialistas en torno a la incursión de los profesionales de otros ámbitos en el político, el diseño de las campañas o el financiamiento, entre otros aspectos, que pueden arrojar algunos contrastes, retrocesos o avances del discurso antipolítico que no abandonamos. No hay desperdicio alguno en los supercomicios que trama el régimen en su – ojalá – etapa final, histórica, sociológica y politológicamente.

Fuente:
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/1693753.asp

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