Bajo la responsabilidad de la Fundación Banco Mercantil (Caracas, 1989), tratamos de una obra obra cuidadosa y excelentemente editada, con autoría de Roberto Montero Castro. Al respecto, telegráficamente, cabe observar la llamativa, interesante e intensa etapa de reflexión y materialización estética que caracterizó a Julio Pacheco Rivas, hoy exponente de sus más recientes piezas en La Cuadra de Los Palos Grandes (Caracas). Apenas aficionados en la materia, constatamos que la trayectoria de un genuino creador demuestra la ausencia de toda gratuidad terrenal, pues la magnífica etapa a la que ha arribado hoy el artista tiene por sólido respaldo una intensa conjugación: la originalidad y la voluntad de trabajo que el azar no puede conceder por una simple invocación.
Montero Castro versa sobre el contexto, el modelo imaginario, la otra superficie, el recinto alcanzado, la ssencia y la presencia, el movimiento, el mundo de los objetos, culminando por una parte - en una muestra de la crítica diversa y acertada, y - por la otra - en la fotografía de un niño, en medio de una exposición, ahora exponente. Ns permitios, legos en la materia, observar la anterior existencia y quizá abundancia de ediciones tan minuciosamente hechas, posiblemente costosas pero compensadas por la consulta bibliotecarias (Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, por ejemplo), que contrastan con el presente, pues, si no la vemos siquiera en una vidriera es que no hay mecanismos que faciliten el esfuerzo. Y, como lo señaló Pacheco Rivas, en una rápida consulta de la red, el valor de críticos de los que no sospechábamos, detallando una faceta de Montero Castro, quien prestaba atención - incluso - a las obras en plena formulación, planteamiento o ejecución.
LB
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