sábado, 16 de abril de 2011

DE LA MUDANZA DE LOS ANAQUELES


EL NACIONAL - Martes 12 de Abril de 2011 Cultura/3
MERCADO La Semana Mundial del Libro invita a reflexionar sobre la industria
El e-book va con pie de plomo en el panorama editorial latinoamericano
La adaptación de los distribuidores en el continente a las tecnologías digitales sigue siendo lenta
MICHELLE ROCHE RODRÍGUEZ

Los libros electrónicos representaban hasta ahora una parte pequeña del mercado de publicaciones en el mundo, pero la proliferación de los dispositivos de lectura digital desde el Kindle de Amazon comenzó a cambiar el panorama.

Del gadget más reciente de Apple se vendieron 17,6 millones de unidades el año pasado, pero se espera que esa cifra suba a 70 millones en 2011 y a 108 millones en 2012, según datos de la firma de investigación internacional Gartner.

Dado que se celebra la Semana Mundial del Libro, cabe preguntarse cómo va la industria frente al avance de las tecnologías. En este sentido, la revolución comenzó hace más de una década, cuando Amazon.

com impuso un modelo de negocio en el cual venden en su página web las publicaciones de una amplia lista de editores y las hacen llegar a sus clientes por medio del servicio postal, con lo que han reducido los costos de distribución y han eliminado la intermediación de las librerías tradicionales.

A pesar de su alcance global, la adaptación de los distribuidores en el continente a las tecnologías digitales es lenta y las librerías siguen siendo el principal canal de distribución. Sin embargo, investigadores del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe han comenzado a estudiar cómo la tecnología cambia la dinámica de la cadena de producción.

Entre los cambios están la proliferación de contenidos y el fácil acceso a estos, la diversidad de formatos electrónicos en los que pueden reproducirse las creaciones literarias ­ebooks, blogs, revistas digitales y podcasts, por ejemplo­ y el replanteamiento que hacen las tecnologías de la producción y distribución de los contenidos.

Además, implica la transformación de los hábitos de consumo de la literatura. Antes, los lectores trataban de tener acceso a la información entre varias opciones impresas, pero restringidas; ahora la búsqueda de los contenidos es literal (y literariamente) ilimitada.

Aunado con esto, la democratización de la información propiciada por Internet y el auge en las ventas en línea permiten fortificar nichos y atomizan la demanda, según Javier Machicado, asesor económico del Observatorio Iberoamericano de los Derechos de Autor.

La fragmentación de la demanda, que en otros mercados es pésimo augurio, en el del libro es buena señal porque se refiere a la pluralidad de discursos que se ofrecen al lector.

Una debilidad bien puede convertirse en una fortaleza.

"Al tener cómo alcanzar una demanda especializada y poder enfocar esfuerzos de mercadeo, la industria editorial tiene la oportunidad de concentrarse en segmentos más reducidos y ofrecer nuevas opciones al consumidor", indica Machicado.

Además, con las tecnologías es más fácil para los lectores saber qué se publica y compra, con lo que se transforma el esquema tradicional de las ganancias por título. Al desaparecer como mediador la librería, que se lleva alrededor de 60% de cada venta, se abarata el costo de cada ejemplar.

El nuevo esquema de ventas permite la proliferación de publicaciones según la demanda, lo que justifica una producción sectorizada y afianza la diversidad bibliográfica. Contribuye también a aumentar la producción de títulos, que se mantiene baja si se toma en cuenta el número de habitantes en el continente. De acuerdo con datos del Cerlalc, se registraron alrededor de 128.371 títulos o reimpresiones en el sistema ISBN de Iberoamérica en 2006, una cifra bastante reducida frente a una población de más de 578 millones de personas. En Venezuela, ese mismo año se registraron en el ISBN 4.010 títulos, más de la mitad editados por instituciones del Estado.

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