lunes, 18 de abril de 2011

BÚSQUEDA DE LA USLARIDAD


Notas para un post-uslariato incierto
Luis Barragán


Consabido, fue poderosa su influencia en la opinión pública, aunque no siempre ocurrió así. Son distintas las etapas vitales de Arturo Uslar Pietri, incluyendo la del rechazo o denostación de sus propuestas.

Por lo pronto, distingamos entre el uslarismo, uslariato y uslaridad, a objeto de evaluar sus aportes para una futura transición democrática. Significa reivindicar aspectos importantes de su pensamiento y actuación pública, como de superar todo aquello que se convirtió en un amasijo de prejuicios que dicen relevarnos de toda postura responsable, crítica y creadora.

Varias veces ministro, secretario de la presidencia y aspirante a la jefatura del Estado, fue un inspirador esencial del medinismo que se aprestaba a suceder hasta que el golpe de 1945 lo convirtió en otro epígono de la reacción, polemista incansable que, por los años de la dictadura perezjimenista, de cuño positivista que le fue tan afín, regresó para un productivo receso político. Estupendo publicista, hará de la “siembra del petróleo” una duradera consigna nacional, a pesar de caracterizarlo un pensamiento económico atrasado, devenido fisiócrata del siglo XVIII, como lo ha señado Juan Carlos Rey.

El uslarismo político, proyecto político y movimiento social de determinante influencia, se hizo partido luego del sorprendente éxito electoral de 1963, hasta convertirse en un partido que concurso en el gobierno de la Ancha Base. Sin embargo, consecuente con la concepción de un partido de notables, Uslar Pietri lo abandonó para dedicarse a la vida parlamentaria e intensificar su presencia en la radio, la televisión y los impresos: el uslarismo mediático le reportó una extraordinaria influencia política, trastocado en el irrebatible referente moral para un país por siempre moralista, que lo consagró hasta el final de sus días por encima – además – de sus contribuciones literarias, como bien lo ha observado Luis Barrera Linares.

La influencia que se hizo orientación y directriz política o uslariato, fundado a nuestro parecer en la búsqueda de los culpables de la crisis más allá de la denuncia y de la propuesta, primordialmente los políticos de oficio, tuvo su momento estelar de consagración con el grupo de los llamados Notables, hacia la década de los noventa. Ya no tratamos del facturador reconcoroso por los hechos de 1945, como indicó un entrevistado de Mirtha Rivero para “La rebelión de los náufragos”, sino de la conciencia viva del país que, al denunciar el peso de la fácil riqueza petrolera y todos los que se aprovechan de ella, cuestionando a los partidos políticos sin descanso, apuestan por una salida extraordinaria y novedosa: involuntariamente, aportó a las condiciones que hicieron posible el triunfo de una cara nueva, adalid del antipartidismo y – por si fuese poco – militar de profesión, como Hugo Chávez.

Superado el uslarismo y extenuado el uslariato, a pesar de la supervivencia de sus escombros en el imaginario colectivo, se impone una consideración crítica y creadora de la uslaridad, tejido verbal para Manuel Bermúdez, que nos ofrece un abanico de perspectivas, definiciones y programas, libre de los prejuicios creados. Por lo pronto, coincidimos en la versión que expone de la Venezuela petrolera que fuerza a un modelo económico post-rentista, expresado en una sociedad generadora de la riqueza distribuida con equidad; el redimensionamiento cultura que nos desligue del sentimiento o afán mágico, propenso por siempre al azar que – no por casualidad – nos traslada a la Venezuela del 5 y 6 y de las loterías al de los bingos o casinos; o, discrepando, sugiere la urgente reivindicación de los partidos políticos, organizaciones civiles y medios de comunicación que sean tales, ausentes las adulteraciones que los llevan a la búsqueda desesperada del poder, estirando la cuerda, con reconocimiento del sobrio y compl
ejo político; y la acepción de la siembra del petróleo que se hizo en la década presente, como lo apuntan Manuel Caballero o María Sol Pérez Schael, por ejemplo, lo que obliga a otros desafíos y respuestas de actualización.

Teñidos de la asombrosa premodernidad a la que hemos regresado, la incertidumbre se agiganta. Salir de la particular dictadura del siglo XXI, no puede trenzarnos a un uslariato que ha de ser y hacerse uslaridad.

Fuente:
http://notivargas.org/columnistas/24351-luis-barragan--notas-para-un-post-uslariato-incierto.html

Fotografía: Arturo Uslar Pietri y Pedro Grases, según Pedro Garrido (El Nacional, Caracas, 12/09/09)

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