miércoles, 11 de julio de 2012

SOBRADURA

El futuro de la política
Luis Barragán


Miércoles, 2 de agosto de 2000

Sobra la política en los tiempos que corren: no hay problemas comunes, excepto los prolongados por la intención culpable de los saurios que – en cualquier latitud- roban, mienten y rompen tranquilidades. Impensada, tan solo quedará la osamenta pulverizada y esparcida en una suerte de smog cívico, irrespirable y sedicente.

Fernando Vallespín ha publicado recientemente “El futuro de la política” (*), intentando la búsqueda de un “lugar para la acción” (58), en el contexto de un Estado desbordado por la mundialización y la complejidad social. El calificado académico, frecuentemente aquejado por la falta de espacio, constata “la falta de una teoría alternativa (que) se intenta suplir con la simple indignación, la ironía o lo que cabría calificar como el discurso de las buenas intenciones” (210), remitiéndonos a la crisis de la modernidad.

El rencor acumulado o la actitud revanchista, la envidia u otros simplismos defensivos, no bastan para asumir un fenómeno de esta hora, pues, hay algo más serio que la neurósis burocrática no atisba: “Mi intuición es que no sabemos comunicar el sentido de la política en un mundo en el que ésta debe aprender a convivir con crecientes procesos de autoorganización y fraccionamiento social, y los propios medios son incapaces de salirse del ya bien aprendido guión de información que de ella nos ofrecen” (230).

Tendencia que inunda de perplejidad las antes asoleadas calles de nuestra convivencia, nos resistimos –en muy distintas circunstancias- al derrumbe de las viejas certezas sobre el poder, rígido y jerárquico, apostando por tesis como la de Ceresole. Y, lo que es más grave, con un liderazgo que se cree relevado de todo esfuerzo intelectual, amparado en los convencionalismos del oficio, mientras las aguas se arremolinan.

Una distinción clave, la gobernabilidad y la gobernación, responde a la realidad indócil, peligrosamente banalizada en los espacios públicos.

Modificados los tradicionales parámetros institucionales, está obligada a una ampliación de los actores, imbuida de la cultura y los estilos de vida, centrada en los concretos problemas que tejen la cotidianidad, como el desempleo o la destrucción ambiental: “... La política del futuro debería estar menos pendiente de la gestión directa que de la impulsión y galvanización de acuerdos, iniciativas, cooperación, persuación, movilización ciudadana”, significando “menos administración, pero más política” (157s ), un inmenso desafío – agregamos- en este lado del mundo caracterizado por el autoritarismo, a ratos, sorprendentemente flexible o elástico.

El fraccionamiento identitario interno o la posible confrontación entre los partidos “cosmopolitas” y “nacionales”, alterado el clásico dispositivo gobierno-oposición, lucen tan atractivos y sugerentes como el (necesario) desarrollo de la glocalización y las implicaciones del voyeurismo. En todo caso, sentimos que una política aduanera a ultranza sospechará de la profundidad de todo debate y –aligerado por los medios, constelado de estereotipos- aparecerán alternativas sin la mediana coherencia y sobriedad requerida: poca falta harán las explicaciones.

El ciudadano común, suelto y distendido, es el destinatario de los esfuerzos didácticos de un autor que ordena eficazmente las ideas, sin pretender el agua tibia. Hablamos de un aporte a la polémica que ha perdido, paradójicamente, calidad y recurrencia en el seno de los partidos políticos, al menos, por estos lares.

(*) Vallespín, Fernando.“El futuro de la política”. Taurus (Grupo Santillana de Ediciones, s.a.). 1ra. Edición: febrero de 2000. Madrid. 239 pp. (incluyendo bibliografía).

Ambientalismo: 70,86
Anomia: 77,100,173
Avishay Margalit: 221ss.
Banalización: 152, 174, 225
Cambio: 211
Ciudadanía: 84, 163 (consumidores)
Crisis del Estado: 10 ,15, 82, 98, 91ss., 111, 144s., 152ss., 156ss., 174
Complejidad social: 91 ss.
Conservadurismo: 11 Democracia: 159ss.
Desconcierto; 18s., 27
Destinatario del libro: 19
Economía conocimiento: 156
Eficacia: 186 Escándalo: 196
Estatalización de los partidos: 10, 98, 111, 174
Estereotipos: 229 Evolución: 2111 Experiencia: 81
Globalización: 21ss.,31,56s.,88s.
Glocalización: 49,52,148 Gobernación: 59,122ss.
Gobierno/oposición: 204 Identidad: 28,64,78,82,71, 141, 171
Ideologías: 212ss.
Individuo: 67,71ss.
Inflación demandas políticas: 123
Internet: 43s.,200,225
“Judialización”: 203
Legitimidad: 161ss., 186
Liderazgo colectivo: 16
Lobbies: 176
Medios de comunicación: 188ss.
Memoria: 190
Mercado: 139 (¿explicado?)
Multinacionales: 15, 29s.
Naciones: 64
Neocorporativismo: 131
Neomarxismo: 127ss.
Nomenclaturas: 212ss.
Objeto político no identificado: 81 (UE)
ONG: 224
Opción política: 130, 133, 137ss.
Países desarrollados: 87, 211
Paraísos fiscales: 119
Patriotismo constitucional: 77
Pensamiento: 18s., 22 (generalistas),27
Pensamiento único: 129, 211
Política institucional: 13
Política futura: 19, 77s., 81,96,132ss., 142ss., 157, 164, 178ss., 183, 202, 208, 217, 223, 227, 230 Política de la vida: 217
Politólogos: 206, 223
(Post) modernidad: 61ss.
Recomprensión: 13
Sociedad civil: 184 (visiones)
Teoría política: 210
Teorías acción/sistémica: 136
Tiempo: 67
Valores postmaterialistas: 70,81,86
Venezuela: 39
Voyeurismo: 195ss.

Fuente:
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/1789884.asp

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