De la Italia Caraqueñizada
Luis Barragán
Sendos paneles explicativos reportan a la Caracas que también concibieron y construyeron los italianos, ofreciendo el dramático contraste con la suerte que ha tenido en las últimas décadas. La curaduría de Hannia Gómez y del excelente equipo que la ha acompañado, traza un itinerario estético que, inevitable, es el de la nostalgia – incluso – para aquellos que no vivimos sus tiempos de esplendor.
Un valiosísimo grupo de trabajo, Docomomo Venezuela, ha auspìciado el reencuentro con la utopía parcialmente realizada. Ponti, Morandi, Posani, Albertoni, entre otros artistas y arquitectos que cincelaron la urbe, se dan cita en la Sala TAC del consabido Trasnocho Cultural hasta finales de julio del presente año, dando ocasión para la visita y el comentario de lo que, en definitiva, fue el tránsito del país rural al urbano que las nuevas generaciones presumen un sortilegio.
La muestra conjuga alrededor de trescientas fotografías de los inmuebles y sus detalles, murales y vasos, esculturas y lámparas, que también revelaron el espíritu de una ciudad en expansión. La inauguración de la muestra, nos permitió reflexionar un poco sobre los aportes, como el de la Casa Italia de Domenico Filippone, tantas veces leído en la vieja prensa, gracias a breves comentarios como los de Valery Ragonne, quien la ha hecho objeto de su tesis de maestría.
La inicial imitación de las ciudades italianas, nos parece, adquirió un perfil propio en Caracas y en otras localidades del país, contribuyendo a una identidad ahora amenazada por la cultura del deterioro. Puede decirse de la caraqueñización de Italia, atisbada por las palabras de apertura del embajador, que rinde testimonio del valor y persistencia de la oleada inmigratoria que conocimos y celebramos.
Por lo demás, recordando los ensayos de María Sol Pérez Schael, ofrece la pista de la efectiva siembra del petróleo que se hizo, a contrapelo de los sempiternos y cómodos críticos, extendida por varios decenios, y ejemplificada con la magnífica infraestructura que deja atrás a la llamada revolución. Incluyendo el fenómeno de la gurización, pues fueron varias las administraciones y generaciones que la promovieron y ejecutaron.
La diferencia, en definitiva, está en el hacer más que en el hablar, como lo señaló Graziano Gasparini en sus palabras de inauguración, a quien luego vimos marcharse, con su cordialidad y modestia, acompañado por una enfermera. Inevitable, recordamos su reciente texto de prensa sobre el Mausoleo de Bolívar y las precariedades de la ciudad capital.
Valga destacar la nutrida concurrencia de legos y especialistas para el (re) estreno de la otra Caracas, incluyendo la feliz convocatoria de las comunidades virtuales que, al invocar lejanos tiempos, diariamente expresan la comprensible angustia por los pretendidamente nuevos. Otra vez, ratificamos que la legitimidad de la interconexión únicamente la garantiza el mundo real.
“Vinieron a construir una vida y edificaron una ciudad”, ha dicho en su blog Francisco Lizarazo. Ojalá que la exposición estimule y suscite el interés de las juventudes, incluyendo a los noveles cursantes de arquitectura y urbanismo: callan demasiado, creyendo que el presente es única consecuencia de sí mismo.
Necesaria coletilla
El presidente de la República ha tenido a bien regalarle (SIC) La Carlota a los caraqueños. Por siempre agradecidos, lo saludamos. Inferimos, se ha desprendido de su propio patrimonio. Vaya nuestro adicional saludo a Farruco, el transformador revolucionario de la ciudad. Patria (y todo lo demás), chévere, qué chévere.
Fotografía: Tomada de Docomomo Venezuela / Facebook
Cfr. http://visionparticular.wordpress.com/
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