jueves, 5 de julio de 2012

MEDIANOS

Equidistancias del 5 de Julio
Luis Barragán


Reiterativamente, los venezolanos confundimos las fechas. Para unos, el 19 de Abril es el Día de la Independencia, como para otros, siéndolo, el 5 de Julio se firmó el Acta y hasta la primera Constitución  republicana.

Confusión que, para distintas generaciones, no  solventó el largo período escolar de inconfundible e intenso  culto bolivariano.  Los medios de comunicación social tienden a la recreación del equívoco, aunque  encontramos que, para José Luis Salcedo-Bastardo, por ejemplo, 1810 todas las clases sociales inauguran un proceso de desencadenamiento político (“el primer día en que los venezolanos gobernamos nuestra tierra"), culminado con la formal declaración independentista de 1811 (El Nacional/Caracas, 05/07/98).

Posiblemente, el 19 de Abril fuese una fecha más del calendario patriótico si  hubiese tenido otro  antecedente en el resto de América, más o menos equivalente,  incluyendo el plebiscito que efectivamente sacó del país al capitán general del país. Inevitable, sus propulsores se convirtieron en una suerte de partido político, con distintos intereses y tendencias internas, para ensayar el paso del 5 de Julio, aunque por siempre ha pesado la maldición de Bolívar en 1830, según el escolar convencimiento. No obstante, los festejos oficiales que nos conceden el feriado,  dejan intactas las inquietudes sobre el carácter y la importancia real de las fechas para la población, la evaluación de una experiencia que ahora la continúa el gobierno de turno, la valoración de los actos de Estado o la invocación de la férrea unidad emocional y política de todos.

En los períodos de crisis, el parlamento venezolano ha marcado algunas pautas como instancia de discusión que compite con otras formales e informales.  Espontáneas y convenidas. Y, sobre los partidos y los entendimientos, ha dejado un testimonio que sólo la perspectiva histórica permite ponderar, pues, en su momento, perdió la particularidad por fuerza de un contexto que lo explicaba mejor.

En el período que será de transición de un partido de gobierno a otro, el diputado Nicomedes Zuloaga pronunció el 5 de Julio de 1968 un discurso autorizado por la distinta correlación de fuerzas en el Congreso de la República, por cierto, hoy inimaginable,  que – además de propugnar la llamada Revolución de la Productividad – colocó el acento sobre los partidos. La política económica que propone, no está exenta de la “constante presión de poderosos intereses de grupos y de opiniones, emociones y pasiones de masas, guiadas, inflamadas y explotadas por igual por grupos de presión, por demagogos y por maquinarias políticas”, obstaculizando el interés general: quizá por primera vez en la década, tan importante tribuna sirvió para la predica antipartidista, según entendemos.

En el período de alteración de los valores fundamentales del país que comenzó a sucumbir ante las bonanzas petroleras, el diputado Carlos Canache Mata pronunció el 5 de Julio de 1978 un discurso que, además,  llamó la atención sobre el sentimiento antipartidista que cobraba fuerza.  Y, entre otros aspectos, defendió la institucionalidad democrática y los partidos, luego de iniciarse el llamado bipartidismo hacia 1973.

En el período de las obvias consecuencias de esa alteración que obstinadamente ocultábamos, el senador Hilarión Cardozo pronunció el 5 de Julio de 1983 un discurso que, al ventilar otras materias, no sólo llamó la atención sobre la reflexión común de los parlamentarios aguijoneada por la fecha, sino destacó la conveniencia del pluralismo ideológico y la solidaridad pluralista, la necesidad que hubo de un papel activo de los partidos en todas las esferas sociales que ya se orientan al  “crecimiento y la madurez de las sociedades intermedias”.  Versó en torno al dilema histórico que nos reta en el terreno de las mentalidades, metas, esquemas, proyectos y programas.

La telegráfica selección discursiva de un período equidistante frente al más remoto de la inauguración y reinauguración de la democracia representativa, entre las décadas de los cuarenta y cincuenta, o el más cercano de su crisis, en los noventa,  refleja la intensidad y respuesta alcanzada ante la escolar maldición bolivariana. La tribuna parlamentaria acusó recibo en las sesiones solemnes del Día de la Independencia, ocasión tan confusa como la que crean los partidos políticos mismos.


Post-Data (05/07/12):  Emblemática ilustración de Eneko, publicada en los años '90. Exacerbación nunca antes sospechada de los antivalores. Huelgan los comentarios.

Fuente: Analítica publica tardíamente: http://www.analitica.com/va/politica/opinion/7966084.asp

No hay comentarios:

Publicar un comentario