lunes, 2 de julio de 2012

FICCIÓN DE NORMALIDAD

EL NACIONAL - MIÉRCOLES 9 DE FEBRERO DE 2000 / OPINION
Esguince y fracturación
Luis Barragán



"Querer vivir a cualquier precio es aceptar un
día vivir al precio de las razones de vivir.
Solo existimos definitivamente desde el momento
en que nos hemos constituido un cuadro interior
de valores y de abnegaciones contra el cual,
sabemos, ni siquiera prevalecerá la amenaza de la muerte"
Emmanuel Mounier



En los últimos lustros, el advenimiento de los comicios para renovar los órganos del poder público sirvió como el mejor pretexto para diferir, contener o aplacar las diferencias internas de las organizaciones partidistas. La urgencia y la prontitud, no siempre coincidentes, constituían los argumentos esencialmente esgrimidos en esa generosa interpretación de las previsiones estatutarias que soportaban los más sorprendentes cálculos para la dilación.
Ahora, se dirá, sobran los motivos, pues se trata del novedoso, incontenible y aún enigmático desafío de las elecciones inaugurales de otro ciclo republicano, por lo que es necesario esquivar u obviar toda disonancia, en el mejor de los casos remendarla, para salvaguardar la unidad y el vigor de la organización. Vale decir: nada ha sucedido realmente en los últimos tiempos e, incólume el entusiasmo y la emoción de la membresía, o siendo la única fórmula secreta capaz de mantenerla en sus niveles históricos, no vale la pena asumir el riesgo del autocuestionamiento.
Mediante secuencias nada inéditas, la actual dirigencia acciondemocratista proclama el (siempre) supremo interés de renovación que sólo debe esperar la realización de las (mega) elecciones para sorprender, a propios y extraños, con un salto gatopardiano de buena estirpe. La socialcristiana, deudora de un evento que las bases reclaman desde la crisis existencial que abrió sus cauces en diciembre de 1998, ofrece un testimonio semejante.
Digamos que se trata de una ficción de normalidad, ensayada al interior de la organización en el constante intento de una rutina justificada en sí misma. El partido socialcristiano, cuya vocación histórica y carácter ideológico debemos reivindicar, sustentando los valores y las abnegaciones de una adhesión esperanzada, ha de volver a la realidad y ello pasa, inevitablemente, por la renuncia de su actual cuadro directivo, con la inmediata aprobación del proyecto de reforma estatutaria originalmente planteado por la comisión que presidió Carlos Moros Ghersi.
Una tardanza en la convocatoria de las convenciones nacional, regional y local, con la directa selección por las bases de quienes conducirán a la organización en tan difíciles circunstancias, tenderá a consolidar los vicios estructurales de un populismo que penetró todos los rincones el partido, inmovilizándolo hasta hacer de la participación otra consigna de ocasión. Esto nos remite a la ejecución de tareas más trascendentales que los afanes de reubicación burocrática, dibujados casi como el único fundamento doctrinario de los que, incluso, llegan a concebir a la organización como una franquiciadora, capaz de darle al mejor postor un puesto en las boletas electorales.
Reactivar la discusión ideológica, encontrándonos en una etapa que dice privilegiar la construcción de una distinta legitimidad; reinstitucionalizar las instancias y posiciones del partido, asegurando una reinserción social honesta, fluida y transparente que, por una parte, responda a los retos de la eficacia y de la efectividad que irremediablemente surgen, y, por otra, acepte que la política no es un fenómeno exclusivamente estatal; procesar y agregar las ideas y el idealismo, las iniciativas e intereses de una diversidad irreprimible; actualizarnos gracias a la genuina rebeldía ética de las más recientes generaciones, sin dar paso a las deplorables versiones de un oportunismo inescrupuloso. Apenas, los enunciados del otro itinerario histórico a cumplir, evitando que el esguince se convierta en una definitiva fracturación política.
La democracia cristiana venezolana tiene un camino que andar. No son los atajos los que nos seducen, sino una larga travesía que despierte la emoción y la imaginación, capitalizada la voluntad popular para realizar el proyecto histórico pendiente.
Luisbarragan@hotmail.com

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