EL UNIVERSAL, Caracas, 19 de Junio de2012
Corazón de Jesús
¡Qué bueno es Dios que nos ayuda a fortalecer nuestra débil fe con todo tipo de obras maravillosas!
JOSÉ MANUEL OTAOLAURRUCHI, L.C.
El corazón es símbolo del amor, baste ver los troncos de los parques grabados por los idílicos enamorados, pero al mismo tiempo es símbolo del sacrificio. Desde el momento que comenzamos a amar, comenzamos a sufrir. El amor es un riesgo que se corre, pero vale la pena, porque quien no sabe de amores, no sabe de ilusiones.
El viernes pasado celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y el sábado el Inmaculado Corazón de María.
Jesús también expuso su corazón para enseñarnos cuánto nos ama y que es posible transformarnos si nos dejamos. Hay una historia que lo muestra. Había una señora que tenía un hijo paralítico, caprichosísimo, que no asumía su invalidez. Un día el chico se enteró de que la Virgen de Lourdes hacía milagros y le pidió a su madre que lo llevara allí. La madre iba temblando porque temía la reacción de su hijo cuando quedara defraudado. Al llegar asistieron al rosario y a la bendición con el Santísimo. Entonces el niño le dijo a su madre: mamá, ya he rezado. Ella lo miró tan inválido como antes. ¿Y qué le has pedido a Dios y a la Virgen? Le he pedido a Dios que cure a ese niño, porque está peor que yo. Entonces la madre vio que se había realizado el milagro, no de la curación física, pero sí del egoísmo y de la falta de aceptación.
Amar a Dios
Dios manifiesta su amor de innumerables formas, nos habla en diversos lenguajes según nuestras necesidades, pero se necesita abrir la mente y el corazón para descubrirlo, escucharlo y dejarnos convencer de que el camino de la felicidad y de la realización personal, está en el amar a Dios, a la familia y a nuestros seres queridos.
Por gracia de Dios acabo de visitar un pueblo de Italia llamado Lanciano, donde se conserva el primer milagro eucarístico ocurrido en el siglo VIII d.C. Se puede visitar la capilla, tipo cueva, donde un monje basiliano celebró la misa angustiado por las dudas de fe en la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Cuando hubo consagrado las especies del pan y del vino, la hostia se transformó en Carne viva y el vino en Sangre, formando cinco grumos de distinto tamaño como se pueden ver claramente. Mil trescientos años después, aún se conservan incorruptibles y después de haberlos sometido a distintos exámenes, está comprobado que la carne y la sangre corresponden a tejidos del miocardio. La ciencia sólo ha podido autentificar que el milagro es genuino. ¡Qué bueno es Dios que nos ayuda a fortalecer nuestra débil fe con todo tipo de obras maravillosas!
twitter.com/jmotaolaurruchi
Fotografía: http://corazoneucaristicodejesus.blogspot.com/2011/01/la-fraccion-del-pan-en-la-misa.html
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