EL NACIONAL - Sábado 05 de Mayo de 2012 Papel Literario/4
En torno a Íñigo de Loyola
JOSÉ ANTONIO PARRA
Verdaderamente Los años riojanos de Íñigo de Loyola constituye una obra de gran exuberancia, no sólo en lo referido a la vida del santo, sino también al contexto histórico de su época. El rigor de José Martínez de Toda es encomiable y denota una profunda investigación presentada con mucha coherencia. A través de la misma, el lector podrá acceder a un vasto compendio de las cortes y personajes de la época --con sus respectivas genealogías y caracterizaciones.
De origen vasco --precisamente nacido en Guipúzcoa en 1491-- pero habitante de Castilla y la Rioja en diferentes épocas de su vida, su familia gozaba de cierta alcurnia y estaba vinculada a los personajes importantes del siglo XVI. De hecho, Íñigo era el menor de los varones de un grupo de trece hermanos, por lo que dadas las costumbres de la época su vida debía estar dedicada al oficio de las armas o del clero.
De modo que este texto aborda la vida de Loyola tanto antes como después de su conversión. Así, la vivencia del Ignacio representado antes de su consubstanciación con el altísimo estuvo marcada por el juego, las mujeres y las armas.
De hecho, él mismo ilustra una anécdota en la que describe cómo robó una fruta durante un carnaval, de cuyo hecho fue acusado un humilde hombre inocente. Años después, y ya en su madurez, ello le pesaría profundamente.
Se puede decir que, luego de la muerte de su madre en 1507, el Santo de Loyola fue enviado a la casa del Contador Mayor de Castilla, Juan Velázquez de Cuéllar, quien lo adoptó como hijo propio. Al servicio de este importante personaje, Íñigo tuvo la oportunidad de mantener estrecha cercanía con la propia corte, en virtud de que su protector era igualmente Consejero Real.
Del mismo modo, durante esos años, Ignacio se ilustró en varías disciplinas como la administración y las relaciones públicas. Su modo, como lo describe Martínez de Toda, era de gran estilo señorial.
En el año de 1518 murió Velázquez de Cuellar, por lo que su viuda envió a Ignatius (como llegó a firmar en alguna oportunidad) a servir al segundo Duque de Najera, Antonio Manrique de Lara, quien además era Virrey de Navarra.
Es de destacar que en ese entramado que representaban los personajes de las cortes durante esa época, el autor se refiera al parentesco del mencionado duque con Jorge Manrique, incluso citando unos versos de este último: "Nuestra vida son los ríos, / que van a dar al mar, que es el morir. / Allá van los señoríos, / derechos a se acabar y consumir".
Uno de los puntos de análisis del autor es el hecho del momento crítico que experimentó el mundo durante los años de vida de Loyola, en lo referido a que estaba culminando la Edad Media y comenzaba el Renacimiento, como una época en la que se retoma lo clásico así como la noción del carácter individual. En este sentido, la relación con dios se hizo también antropocéntrica.
En lo relativo a la barahúnda de conflictos entre los diferentes feudos y estados europeos Ignacio tuvo participación relevante como, por ejemplo, lo ocurrido en la toma de Najera.
Sin embargo, el religioso rechazó cualquier parte del botín de guerra para él. De la misma forma había gran convulsión por las actuaciones de los comuneros en tanto una suerte de lucha de clases. Finalmente, ello terminó con la derrota de los mismos.
De la misma manera, el carácter de la santidad de Ignatius lo llevó a lograr una negociación de paz en la guerra civil que había estallado en su natal Guipúzcoa. No obstante, el infortunio belicista alcanzó a Íñigo cuando fue impactado por una bala durante la defensa de Pamplona de las tropas franconavarras.
El tono de la lectura se va enrumbando desde el desprendimiento de la vida mundana hacía la conversión definitiva del Santo, ocurrida en 1521 y en la que su propósito existencial sería el apostolado en el más estricto sentido de la vida de Jesús. El 1522, se encaminó a Manresa donde hizo vida de oración y penitencia, así como la experimentación de una iluminación mística junto al río Cardoner. Ello marcó el comienzo de Los ejercicios espirituales.
Y es en este punto en que su pasada vida cortesana le sirvió de gran provecho para la consecución de fondos y becas por parte de figuras de la nobleza.
Así, logró el financiamiento de colegios, entre otras obras de caridad. Pero dado el carácter riguroso y ordenado de su vida, luego de visitar Tierra Santa volvió a España donde estudió latín y artes, aparte de hacer obras de carácter religioso. Entre los años de 1528 y 1535 realizó estudios de artes liberales y teología en Paris. Es durante esta época que conformó un grupo de compañeros basado en la amistad humana y espiritual y que, posteriormente, sería las bases de la Compañía de Jesús.
En definitiva, es durante el año de 1537 cuando se llevó a cabo su ordenación sacerdotal.
Así, para el 27 de septiembre de 1540, Paulo III aprobó y confirmó la Compañía de Jesús con la bula Regiminis Militantis Ecclesiae. Luego, y mediante la ardua labor del fundador de la Compañía, ésta se establece y logra un crecimiento sostenido que perdura hasta nuestros días.
San Ignacio de Loyola murió el 31 de julio de 1556. En 1609 fue beatificado por Paulo V y canonizado en 1622 por Gregorio XV.
La labor de los Jesuitas es amplia y no se limita a la educación, sino también al apostolado y la imitación de la vida de Jesús; así como a la investigación en diversos ámbitos de lo humano, lo teológico y las ciencias. Sin ninguna duda,el sacerdote jesuita José Martínez de Toda nos presenta un trabajo de suma meticulosidad para el lector interesado en estos tópicos.
Íñigo de Loyola antes de su conversión
Éste es el tema del libro recién publicado “Los años riojanos de Íñigo de Loyola”, por José Martínez de Toda, S.J. (VEN) en la UCAB, 2010. Él nos ha querido responder a estas preguntas:
Pocas personas han estudiado esa etapa de la vida de Íñigo de Loyola.
Es uno de los aspectos menos conocidos. Y eso que estuvo cuatro años entre Nájera y Pamplona, porque era gentilhombre del duque de Nájera y Virrey de Navarra. El culpable fue Nadal, quien le indicó a Luis Gonçalves da Cámara, escritor de la Autobiografía de Ignacio, que no contara nada de antes de la conversión.
¿Cómo surgió la idea del libro?
Había publicado algunos artículos sobre la presunta hija de Íñigo de Loyola, y los propios jesuitas de Logroño me pidieron escribirlo, porque nadie se había animado a estudiar esa estancia en La Rioja.
Y viviendo en Venezuela, ¿cómo pudo investigar?
Porque coincidió con una etapa en la que estuve de profesor en la Gregoriana durante once años. Durante las vacaciones en La Rioja (España) comencé a darle tiempo a esto.
Por lo tanto, ¿es un libro documentado?
Para que se haga una idea, hay 495 notas bibliográficas que documentan todo lo que cuento en el libro. No es una novela romántica.
¿Qué importancia tuvo su presencia en Nájera?
Mucha, porque aquí comienza a tomar decisiones propias y a asumir responsabilidades importantes. Se pueden listar hasta nueve decisiones importantes en los cuatro años antes de su conversión. Por ejemplo, pide permiso real de porte de armas para defenderse en Valladolid, no quiere el botín de guerra en Nájera, ayuda a negociar y pacificar Guipúzcoa, se queda a defender Pamplona, pide al médico que recorte un hueso para cojear menos, etc. Sus experiencias riojanas y navarras quedan reflejadas en los Ejercicios Espirituales (‘Rey Temporal’, ‘Las Dos Banderas’, los ‘Binarios’ o consorcios de dos empresas, que traficaban con América…)
Se decía, además, que tuvo una hija en Nájera…
Apareció el nombre de ‘María Villarreal de Loyola’ en un testamento de la hija del duque de Nájera. Pero encontré que esa María Villarreal de Loyola era de Pedroso, junto a Nájera, donde también había dos familias ‘Villarreal de Loyola’ y unas seis personas con ese mismo apellido. Por lo que se puede suponer que ella pertenecía a una de esas familias. En realidad, Íñigo pudo tener una o varias hijas, pero hasta ahora no hay ningún documento que garantice esa suposición.
¿Qué otros puntos toca, que ocurrieron en los cuatro años antes de su conversión?
Vida cortesana acompañando al Virrey a la corte en cinco ciudades, contexto socio-político del levantamiento de Nájera contra el duque (el ‘Memorial del Pleito’ recoge documentos inéditos), ¿quién era la dama de su corazón?, ¿cuál fue la imagen de la Virgen que Íñigo mandó arreglar en Navarrete?, presencia de Loyolas riojanos en Ecuador y Perú durante la colonia, ¿por qué conseguía Ignacio tanto dinero de los mercaderes para pagar sus estudios y los de sus compañeros estudiantes en París? Las ferias semestrales de Nájera (lana, etc.) con mercaderes de Flandes y Londres. Esto influyó también en la organización económica posterior de los colegios jesuitas.
Fuente: http://www.cpalsj.org/publique/cgi/cgilua.exe/sys/start.htm?infoid=4821&sid=5&tpl=printerview
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