EL NACIONAL - JUEVES 6 DE MAYO DE 1999
LETRAS
femeninas
Pablo Villamizar
A continuación recomendamos cuatro interesantes textos en los cuales la imagen de la mujer con sus sueños, tristezas y secretos sirve como punto de partida y desarrollo de historias que van desde una aventura por la selva amazónica, pasando por el dramático caso de lo que significa perder un hijo, hasta cómo preparase plácidamente para el embarazo.
* Tragedia de madre
La escritora norteamericana Jacquelyn Mitchard presenta, bajo el título de El lado profundo del mar, su primera novela en la cual aborda -con crudo estilo- la dramática historia de una madre quien pierde a su pequeño hijo de tres años. El libro es best-seller número uno en Estados Unidos y, además, se espera que su adaptación cinematográfica sea estrenada próximamente en Venezuela, con Michelle Pfeiffer como protagonista.
* Sólo para mamis
Con temas que van desde la indisposición matinal, las estrías y los antojos, hasta los cambios de opinión al decorar la habitación del niño, Judy Ford acompaña a las futuras madres a través de Dulce espera, un libro con interesantes reflexiones en torno a uno de los estados más significativos en la vida de la mujer: el embarazo. La autora también ofrece algunos consejos de cómo mimarse y cómo comunicarse con el bebé.
* Mujer en la selva
Al mejor estilo de Carlos Castaneda, aparece en la escena literaria Shabono, novela original de la escritora-antropóloga venezolana Florinda Donner, en la cual se describe con palpitante frescura el mágico mundo de los yanomamas, etnia indígena asentada en las profundidades de la selva amazónica. Un libro para entrar en contacto con la belleza salvaje y el poder que aún conservan los rituales chamánicos de una cultura que está a punto de desaparecer.
* Ego femenino
Muy en la onda de las corrientes literarias del narcicismo y la metaficción, nos llega ¡Yo!, tercera novela de la escritora dominicana Julia Alvarez. En este libro la ficción logra escapar al lector a través de la aventura de una escritora, quien lucha por no confundir su vida en el mundo de sus propios personajes.
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