Esa divina izquierda antichavista
Tulio Ramírez
El tema de la Unidad en la política no ha sido ni será un tema fácil, sobre todo cuando se trata de hacer confluir en un mismo objetivo a organizaciones que históricamente han estado en aceras diferentes. La fuerza de las circunstancias ha obligado a uniones que a la larga han dado frutos positivos, a pesar de que pontífices y grandes gurúes las hayan catalogado, en un principio, como incestuosas y contra natura. La historia nos brinda muchos ejemplos.
La conformación de los Frente Populares contra el fascismo, incentivada por los soviéticos durante la 2da. Guerra Mundial, unió a comunistas y anticomunistas en muchas partes del mundo y Venezuela no fue la excepción. La conformación de la Junta Patriótica hermanó en estrategia y acción en contra de Pérez Jiménez a quienes, en otras circunstancias, ni hubiesen compartido un desayuno. Más recientemente, la posibilidad de derrotar a Pinochet unió a tirios y troyanos, lo que permitió a Chile salir de la oscura noche de la Dictadura.
La Unidad que se ha venido construyendo en nuestro país para derrotar electoralmente al "Nunca Jamás Vencido Héroe del Museo Militar", ha recorrido un camino lleno de tropiezos que van desde los naturales protagonismos, hasta las distancias ideológicas aliñadas de reconcomios históricos no superados como consecuencia de batallas políticas libradas en el pasado reciente. Sin embargo, pese a todos los pronósticos, la llamada Mesa de la Unidad con Ramón Guillermo a la cabeza, ha sabido sortear todas las dificultades y se ha podido consolidar un frente con altísimas probabilidades de éxito para las presidenciales del 7 de Octubre.
Las organizaciones políticas han respondido con entusiasmo, de eso no hay duda. No puedo decir lo mismo de ese exquisito grupo de intelectuales que históricamente han militado en la izquierda, apoyaron inicialmente a Chávez y que hoy, por diversas razones, se han alejado de ese proyecto, convirtiéndose en conspicuos críticos del Comandante. Para muchos de los que conforman este sector la unidad estratégica planteada por la MUD es algo que no los convoca. No van a concentraciones ni marchas para no aparecer retratados junto a dirigentes ideológicamente opuestos, y mucho menos, junto al populacho con franelas que exponen siglas de partidos liberales.
Solo atienden llamados cuando son los homenajeados o forman parte del presidium. Además, escriben sobre la oposición en tercera persona como si fuera algo extraño a ellos, no acompañan al candidato a subir cerros y ligan no salir sorteados como miembros de mesa por el CNE.
Afortunadamente no son muchos, aunque sí notorios, por su acceso a la prensa y otros medios de comunicación a quienes invitan con cierta frecuencia por su calidad de expertos analistas. Esa divina izquierda antichavista no se imagina la enorme contribución que haría a la unidad si se decidiese a dejar de referirse al esfuerzo unitario como "ellos, los de la oposición" y comenzara a hablar de "nosotros, la oposición".
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