sábado, 5 de marzo de 2011

LIBIA (CUATRO)


La estrategia de "demonización"
Kadafi abortó el golpe de la CIA y ahora sufre un aislamiento internacional
Por: IAR-Noticias

El jefe del régimen libio, Muammar Kadafi aplastó a sangre y fuego el golpe de la CIA (montado en las "revueltas populares"), controla la mayor parte del territorio libio (aunque quedan bolsones de rebelión militar como secuela) y enfrenta, en una segunda fase, una operación de aislamiento internacional y un intento de división interna de sus fuerzas en un escenario de parálisis económica y social.

Ese es el verdadero título desarrollado de los hechos que están sucediendo en Libia, silenciados y deformados por la prensa internacional, parte funcional y operativa del eje sionista USA-UE-Israel en su estrategia de apoderamiento de petróleo y recursos estratégicos en los países islámicos situados en el "eje del mal".

Según la prensa internacional, el jefe libio controla el grueso de su ejército, sus fuerzas policiales, y los mukhabarat (servicios de seguridad), y mantiene el mando sobre el movimiento llamado Comité Revolucionario, que monitorea y supervisa las actividades represivas del régimen contra sus enemigos internos.

Dentro de este dispositivo represivo se inserta el Batallón Disuasivo, la conocida Brigada 32, que opera en Ouezzane, cerca de la frontera con Túnez que es comandada por uno de los hijos de Gadafi, Khemis, entrenada para lidiar con revueltas dentro del país.

También se integra la Legión Islámica, creada en los años 80 por musulmanes provenientes de Sahel, señalada por los opositores como integrada por "mercenarios extranjeros".

"El régimen, en resumen, tiene una gama de mecanismos de represión a su disposición y en el pasado nunca ha mostrado titubeos en responder con brutalidad a la menor señal de protestas", subraya la cadena británicaBBC.La misma prensa internacional que protegió y calló las masacres de Israel en Gaza y en Líbano, que silencia a diario los genocidios de EEUU y la "alianza occidental; en Afganistán, Irak, Pakistán y las zonas petroleras del Cuerno de África, no ahorra munición pesada para condenar el "brutal genocidio" de Kadafi contra su pueblo.

Que, en realidad no es el "pueblo" libio en su conjunto, sino grupos operativos que motorizan las revueltas, armados, entrenados y financiados por la CIA, el Mossad israelí y los servicios "aliados" de Europa.

"El líder libio Muammar Kadafi se aferró al poder el martes al contar con el apoyo cerrado de un ejército leal que se hizo con el control de la capital, en un momento en que una parte importante del este del país parecía haber caído bajo el control de la oposición", señala The Wall Street Journal el vocero financiero del Imperio USA.
La información es coincidente con la de las agencias y cadenas internacionales sionistas (parte de la operación golpista contra Kadafi), quienes coinciden en que el "genocida" libio aplastó "a sangre y fuego" a las manifestaciones en su contra y se replegó bajo el manto del poder militar.

Si consideramos que Libia está cerrada y blindada, y que los titulares y contenidos de la prensa internacional sólo están alimentados por fuentes de la sedición, la conclusión es obvia: Kadafi abortó, exterminó de cuajo, la operación relámpago en su contra utilizando un poder de fuego indiscriminado contra la revuelta callejera.
Y las apreciaciones de las usinas "rebeldes" infiltradas y motorizadas por CIA y la inteligencia occidental aliada (expresadas en la "información internacional") también son coincidentes.

Salvo algunos grupos del ejercito "rebelados" en el Este, las fuerzas del régimen libio controlan el país, sumido en una profunda parálisis social y económica como consecuencia de la represión militar y los enfrentamientos armados.

La estrategia de "demonización"

Y como sucede habitualmente en estas operaciones de derrocamiento de gobiernos (no "dóciles" al Imperio) disfrazadas de "protestas populares"(así pasó con los golpes fracasados de la "revolución naranja", o con la frustrada maniobra contra el régimen militar birmano) abortada la acción militar encubierta en las calles, comienza la segunda fase de la operación golpista: El aislamiento internacional y la "demonización" del régimen y/o de los lideres de los gobiernos que quedan en pie.
Consecuentemente, Muammar Kadafi, que durante años mantuvo un "bajo perfil" y era elogiado por la prensa internacional como un "arrepentido" de su pasado antiimperialista, mientras abría el grifo petrolero a la voracidad sin limites de los pulpos petroleros occidentales, ahora pasó a ocupar el lugar de un "demonio genocida".

Hay una cuestión verificable y estadística: La prensa internacional, sus analistas superficiales vaciados de cerebro estratégico, no analizan objetivamente los hechos que están sucediendo en Libia. Solo se limitan a"comentar" los titulares escritos por las usinas golpistas (las únicas fuentes existentes) y a proclamar consignas "demonizadoras" del jefe del régimen libio.

Y ante el hecho consumado de una acción relámpago para derrocarlo en las calles, Kadafi hizo lo que cualquier dictador militar de 40 años en el poder haría para preservar su vida y su poder: Exterminar militarmente la revuelta organizada para evitar el contagio antes de que sea tarde.

En la lógica de la acción reacción, y sin entrar en falsos moralismos de idealización, Washington y la CIA, infiltrando y movilizando grupos de protestas callejeras, le armaron un golpe de estado para derrocarlo y el presidente libio lo aplastó sin miramientos con su aparato militar. La primera fase fracasó.
Ahora, la fase que sigue, la operación de aislamiento y condena internacional al régimen de Kadafi, es un procedimiento calcado, una acción de manual.
Incluso la izquierda más "civilizada" y sus teóricos, adosados a la ideología"democrática" del sistema de dominio imperial capitalista, se prende a las "condenas" internacionales digitadas por el eje USA-UE-Israel.

La ONU, los gobiernos mundiales y las organizaciones internacionales que (salvo pocas excepciones) legitiman con su silencio operaciones militares diarias de genocidio en masa de civiles en Medio Oriente, África y Asia, levantan sus voces indignadas para condenar la "masacre del dictador libio".

Ya sucedió en todos los escenarios de las fracasadas "revoluciones naranja", en las "rebeliones budistas" del sudeste asiático, o en las "rebeliones reformistas" de Irán motorizadas para derrocar al régimen de los ayatolas desde adentro.
Tras el armado de operaciones de "revuelta popular" mediante infiltraciones en grupos opositores locales, en Libia están utilizando un modelo de "iraquización" militar y social orientado a debilitar internamente al régimen de Kadafi.

Fracasada la operación, ahora quieren dividir a las fuerzas armadas libias controladas por Kadafi e iniciar un proceso de aislamiento que desemboque en un régimen de bloqueo y de sanciones internacionales contra el país petrolero.
Objetivamente en Libia no hay una "revuelta popular" ingenua contra Kadafi, sino una acción callejera para derrocar a su régimen desde adentro motorizada por la CIA y el Mossad israelí que siempre actúan juntos, como hermanos simbióticos.

Se lo hicieron en su momento a Saddam Hussein, y siempre fracasaron, dado que el presidente iraquí ahogaba esa movidas internas a sangre y fuego. Razón por la cual, la logia imperial USA se vio obligada a invadir Irak para derrocarlo.
Salvada distancias y escenarios, lo que está pasando con Kadafi en Libia tiene muchas similitudes con el Irak de Saddam Hussein.

El jefe libio, ahogó la sublevación utilizando poder de fuego de alto espectro. Cerró y blindó militarmente a su país, puso un candado a la información de la prensa internacional sionista y puso en marcha una limpieza militar, una operación de cirugía mayor, contra las células operativas del levantamiento.
Es lo que hicieron algunos regímenes pro-rusos cuando abortaron en sus países la "revolución naranja".

En el terreno de la acción militar, Kadafi exterminó la acción relámpago para derrocarlo desde adentro.

Ahora deberá resistir a otro frente de guerra por otras vías: Las operaciones diplomáticas y la acción mediática internacional para estrangular económicamente a su régimen.

Una guerra donde el petróleo libio, puede servirle a Kadafi como carta de triunfo para dividir al eje sionista USA-UE e impedir una acción conjunta en su contra.

Esto es solo el comienzo.


Fuente: http://www.aporrea.org/internacionales/a118265.html

Libia - El verdadero Kadafi & Co.
Miércoles 2 de marzo de 2011
• Kadafi, neoliberalismo, el FMI y los gobiernos supuestamente defensores de los derechos humanos
Por Vicenç Navarro

Gadafi no siempre fue lo que es (y ha sido) desde hace ya años: un dictador corrupto y enormemente represivo. En realidad, en 1969, el Coronel Gadafi, entonces tenía 27 años, lideró un golpe a imagen y semejanza de su ídolo, el Coronel Nasser en Egipto, destronando al monarca Idris (que estaba bajo tratamiento médico en Turquía). En sus primeros años hizo reformas sustanciales, entre las que se encontraba una reforma agraria y la nacionalización del petróleo (mayor recurso del país), dedicando gran parte de los recursos obtenidos de la explotación del petróleo a mejorar sustancialmente el bienestar social de las clases populares y, muy en especial, los servicios de asistencia sanitaria y educación. Estableció también formas de participación de los obreros en los lugares de trabajo en las empresas (más de doscientas) que fueron nacionalizadas. Sus primeros años se caracterizaron también por un intervencionismo del estado en la economía de aquel país, que incluía la nacionalización del crédito a través del Banco Central Estatal. Gadafi presentó aquella experiencia como la tercera vía entre capitalismo y el socialismo, asociado entonces a la Unión Soviética.

Hubo, sin embargo, notables diferencias también entre Gadafi y Nasser. Y una de ellas fue que a diferencia de Nasser, Gadafi no quería establecer un estado laico, sino islámico. Pero, en este intento se enfrentó con un movimiento islámico más radical que intentó incluso asesinarle más tarde en 1993. Esta corriente radical tenía lazos con Al Qaeda, también influyente en Marruecos y Argelia. De ahí que Gadafi fuera un enemigo acérrimo de Al Qaeda y que durante y después del ataque de Al Qaeda a las Torres Gemelas en Nueva York, Gadafi apoyara al gobierno Bush en su lucha contra el terrorismo islámico. Vijay Prashad, en su ensayo The Lybian Labyrinth, hace explícitas muchas referencias favorables que Gadafi hizo a la política del Presidente Bush en contra del terrorismo del radicalismo islámico. Fue entonces cuando el Presidente Aznar aplaudió a Gadafi y su apoyo a la guerra en contra del terrorismo islámico del Presidente Bush.

El cambio de su política económica

Su tercera vía se transformó, más tarde, en capitalismo popular, desarrollando políticas públicas que cambiaron significativamente muchas de las reformas que había realizado en los primeros años de su mandato. En muchos aspectos fue un giro de 180 grados. Una de tales medidas fue favorecer la privatización de las empresas productoras y distribuidoras de petróleo, facilitando y estimulando la inversión extranjera, la cual alcanzó su máxima expresión en la década de los noventa. El máximo arquitecto de estas medidas privatizadoras de la industria del petróleo fue Shokri Ghanem que fue primer ministro del gobierno Gadafi y dirigía la poderosa Compañía Nacional del Petróleo (Nacional Oil Corporation).

Las compañías que se beneficiaron de estas privatizaciones estaban incluidas en un amplio abanico, desde Occidental Petroleum, a China Nacional Petroleum. Ni que decir tiene que los gobiernos occidentales, y muy en especial los europeos, compitieron para conseguir favores de Gadafi. El gobierno de Blair incluso liberó a los responsables del atentado terrorista del avión Pa Nam, que había ocurrido en territorio británico y Berlusconi realizó campañas de promoción de Gadafi que alcanzaron niveles histriónicos que el presidente italiano justificó indicando que “la prevención de la inmigración ilegal y el petróleo” bien valían sus agasajos. Y para no ser menos el Presidente Aznar primero, seguido del Presidente Zapatero y del Monarca español, todos ellos visitaron a Gadafi con su lista de ruegos e inversiones.

Estas privatizaciones alcanzaron a la mayoría de las empresas públicas, que realizadas dentro de un sistema dictatorial, fueron acompañadas de una gran corrupción que enriqueció a los miembros de la familia Gadafi, y muy en especial a uno de sus hijos que aspiraba a ser su sucesor. Todos estos cambios privatizadores (que fueron alabados por el entonces Presidente Aznar) se hicieron bajo la supervisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que, en su último informe, señalaba el estado de la economía de Libia como muy bueno. En realidad, como también había ocurrido en Túnez y Egipto, los indicadores de crecimiento económico libios eran altamente positivos.

Lo que esta visión optimista de la economía libia ignoraba y ocultaba es que tales medidas, apoyadas por el FMI, estaban dañando muy seriamente a las clases populares y a la clase trabajadora. Las medidas neoliberales que determinaron la subida de los precios de los alimentos y la eliminación de los subsidios públicos crearon revueltas que precedieron a la última movilización popular. Y como en Túnez y Egipto determinaron, por fin, que las clases populares salieran a la calle, intentando forzar la dimisión de Gadafi y el final de su dictadura. En esta movilización coinciden movimientos laicos junto con movimientos islamistas que son los que reciben mayor atención de los medios de información internacional. Una vez más el Fondo Monetario Internacional, al presionar a las élites dictatoriales a llevar a cabo políticas de claro corte neoliberal, estaban afectando negativamente las difíciles condiciones que la población libia tenía que padecer, forzándoles a salir a la calle para protestar y exigir al dictador y a su camarilla corrupta el final del régimen. Es interesante, por cierto, subrayar que una de las primeras medidas que tomó la Junta Militar en Egipto fue, además de prohibir las huelgas, abandonar gran parte de las políticas neoliberales que el FMI había exigido al gobierno Mubarak.

Una última observación. La mayoría de las armas y equipamientos de represión que Gadafi tiene a su disposición fue suministrada por EEUU, Gran Bretaña (especializada en equipamiento policial), Francia y España. Como bien ha indicado Tarecq Amer en su ensayo “Oil, Arms and the Imperial Enterprise in North Africa”, hablar de Gadafi es hablar de corrupción y armas para adquirir petróleo por parte de poderes autodefinidos como defensores de los derechos humanos, incluyendo España.

Fuente: http://www.izquierda.info/modules.php?name=News&file=article&sid=10848

Ilustración: Pedro León Zapata (El Nacional, Caracas, 05/03/11)

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