miércoles, 23 de marzo de 2011

HABLADURÍAS


EL NACIONAL - Miércoles 23 de Marzo de 2011 Cultura/3
ENTREVISTA Conversaciones con escritores, músicos y cineastas
Daniel Centeno escribió 50 Retratos hablados
El título más reciente del periodista indaga en las vidas ajenas y termina por mostrar la propia
MICHELLE ROCHE RODRÍGUEZ

Los libros de entrevistas que llenan las librerías venezolanas evidencian la tendencia a volver a una herramienta crucial del periodismo: la pregunta, un instrumento que no sólo da cuenta de la opinión de una persona sobre un tema, sino que también es la forma más básica de acceso al otro.

Retratos hablados (Random House, 2010) de Daniel Centeno es un ejemplo reciente.

En 423 páginas, el periodista recuenta las preguntas hechas a 30 escritores, 13 personalidades del mundo de la música y 7 personas relacionadas con la cinematografía. En el primer grupo se encuentran entrevistas a autores como Rodrigo Fresán, Augusto Monterroso, Jaime Bayly y Rosa Montero; el segundo lo integran personajes como Gustavo Cerati, Chavela Vargas y Emir Kusturica; y en el tercero y último se incluyó a Carlos Saura, Alfonso Cuarón y Alberto Arvelo, entre otros.

"Retratos hablados es el retrato hablado de Daniel Centeno (...) Lo que no me esperé fue que un libro ajeno fuera tan personal, que alguien pudiera usar a otros para hablar (y hablar) de sí mismo sin que (casi) nadie se diera cuenta. (...) Centeno tiene algo de egocéntrico y maníaco y, como tal, usa a los otros para preguntar lo que no se pregunta, para vivir lo que no vive, para fantasear lo que no fantasea", escribe en el prólogo Alberto Fuguet, antes de disculparse señalando que le gusta ese estilo.

­¿A qué criterio responde la selección de las entrevistas incluidas en el libro? ­Todas las entrevistas las hice para intentar venderlas a revistas y periódicos latinoamericanos; algunos medios me las compraron y otros no. Luego se hizo una especie de hobby y un reto y me decía: "Vamos a ver si éste se deja entrevistar".

En primera instancia, buscaba las más o menos vigentes, a las que el tiempo no les pesara tanto, intentaba que las cosas tratadas fueran importantes y que el esfuerzo mío fuera más firme. Algunas atañen al caso venezolano y el objetivo era hacer las que se pudieran leer igual de aquí a cinco años sin que envejecieran. Primero el lector encontrará las más recientes y al final de cada sección están las más viejas.

­¿Qué entrevistas fueron difíciles y qué persecuciones de personajes fueron notables? ­Recuerdo que José Saramago fue muy grosero conmigo cuando lo entrevisté y luego terminé vendiéndole sus libros cuando trabajé en Alfaguara Venezuela. Pero entonces era todo menos un tipo comunista y sacrificado por la humanidad. Con Tomás Eloy Martínez nunca pude conseguir una entrevista, todos fueron encuentros frustrados. A Alfredo Bryce Echenique lo agarré cuando iba a dar un curso en El Escorial. Aunque la persona de prensa no quería que yo lo entrevistara, me quedé allí como una garrapata y luego Bryce se enterneció y me ofreció una entrevista en el tiempo que durase tomándose una cerveza.

­¿Qué aprendió en todo ese proceso? ­Le cogí mucho respeto a quienes hacen este tipo de entrevistas.

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