miércoles, 16 de marzo de 2011

SI LA NATURALEZA SE OPONE...NOS HAREMOS LOS LOCOS


EL UNIVERSAL, Caracas, 15 de Marzo de 2011Terremoto en Caracas
Roberto Giusti

Cualquiera podría pensar que las políticas de prevención de catástrofes no resulta una prioridad ante problemas más acuciantes y que demandan soluciones inmediatas. Sentarse a pensar que las formas de enfrentar los efectos de desastres imprevisibles como los terremotos resulta una memez si nuestra atención se la roba la construcción del mausoleo para Bolívar, las previsiones para el financiamiento del Fórmula 1 que conducirá Pastor Maldonado en el mundial de automovilismo o la estrategia mediática para someter a la oposición en el AN.

Y es que la prevención de desastres naturales no se trata, únicamente, (que aquí tampoco se hace) se disponer de organismos preparados para tareas de prevención, educación, rescate, auxilio y tratamiento de las víctimas en casos de emergencia, tal cual quedó demostrado con las lluvias de finales del año pasado, cuando se debió recurrir a soluciones e emergencia como alojar a los damnificados en hoteles y, el colmo de la ridiculez y la hipocresía, en el Palacio de Miraflores.

Ya lo dijo Carlos Genatios, un terremoto como el del año 1967 provocaría una catástrofe y la mayor parte de las zonas populares de Caracas serían barridas. Genatios advierte que el 52 por ciento de las viviendas caraqueñas, construidas por sus habitantes, se caracterizan por su fragilidad, en su mayoría se encuentran sobre terreno inestable y buena parte de ellas se han ido convirtiendo en una suerte de edificios precarios de hasta ocho pisos que no resistirían los embates de un sismo de regular intensidad. "Es (me ha dicho) como un hombre de 200 kilos, de dos metros de altura y que calza 31. Se viene abajo". Todo esto con el agravante de que las brigadas de auxilio (voluntarios, bomberos, paramédicos, policía) tendrían graves dificultades de acceso a las zonas críticas por ausencia de vialidad.

¿Lo dice para asustar? No. Todo lo contrario. Trata de llamar la atención sin hacer escándalo y explica que se pueden tomar iniciativas, asumir políticas preventivas y establecer mecanismos para mitigar los efectos de un terremoto que, también lo dice, puede ocurrir en cualquier momento.

Pero sí queda claro que la mejor política de prevención es el desarrollo. Si la gente estuviera debidamente concientizada sobre lo qué debe hacer en caso de emergencia, si en la ciudad no crecieran como hongos los ranchos, si los barrios hubieran sido urbanizados, dotados de servicios y las casas construidas sobre terrenos estables, de acuerdo a normas urbanísticas y de resistencia, habría algo de certeza. No estaríamos (literalmente) al borde del barranco Y esto resulta imperdonable porque los más afectados serían los desposeídos, los descamisados, los olvidados de siempre a nombre de quienes Chávez dice gobernar.

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