jueves, 17 de marzo de 2011

LA PÓLVORA GUBERNAMENTAL


Del foco-foquismo
Luis Barragán


La inicial y heroica insurgencia de una minoría guerrillera convertida luego en una generalizada insurrección popular, sustentó la tesis encomendada a Régis Debray en los sesenta. La táctica y estrategia maoísta, versionada por Ernesto Guevara, alcanzó la prestancia de una guía incuestionable que no logró adivinar Curzio Malaparte en la “Técnica del golpe de Estado” (1931).

La paradoja estriba en un ascenso electoral, cumplimentadas transparentemente las formalidades institucionales, y la derivación en el foquismo gubernamental. El chavezato se entiende como una minoría iluminada, audaz, radical simplificadora de los procesos políticos para evadir el problemario real de todo el país, con afanes vanguardistas, aunque se reduzca a un foco de privilegios que lidia contra todas las circunstancias para prolongarse en el poder.

La pólvora mediática, dineraria y asimétrica concurre en esta novedosa versión del foquismo que asustaría al propio Lenin, en virtud de sus inmensas y sorprendentes habilidades mercantiles. Sobrecogedora fuga de capitales en un país de rígido control cambiario y elevadas tasas de muertes violentas, constituyen credenciales vergonzosas de la aventurada minoría que goza impúdica de los privilegios del poder.

En el marco de la sociedad ágrafa que también somos, golpeada y manipulada la memoria histórica hasta el hartazgo, bien vale recordar algunos señalamientos antes realizados por Teodoro Petkoff (“Proceso a la izquierda”, 1976) y el discrepante Moisés Moleiro (“La izquierda y su proceso”, 1977), en los tiempos olvidados de la polémica marxista que, otra paradoja, al desaparecer condujo a la escuela al poder. Siendo una vía que intenta la prolongación en el poder, ya no su conquista, al actual foquismo – colegimos - lo embriaga las consignas, siendo ajeno a toda teoría; a buen resguardo, el heroísmo deviene espectáculo frente al opositor indefenso; improvisado, la desorganización es la óptima fórmula organizadora; militarizado, el discurso político lo tiene por único legitimador; confrontador, artificializa toda coyuntura; en lugar de las obras concretas, el rito incluye la excesiva retórica ultraísta y moralizante.

La abusiva inferencia de algunas características del vanguardismo, apuntadas por los coincidentes Petkoff y Moleiro, dibujan al foco-foquismo oficialista en curso. Por cierto, tan gustoso de un lenguaje ultraizquierdista que esquiva o escamotea el hondo conservadurismo que lo tiñe, afín a los hechos - convertidos en actos de Estado, paradoja final – que un buen día llamaran la atención de Radamés Larrazábal (“Los ultrosos”, 1978).

Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/7564-del-foco-foquismo
http://notivargas.org/columnistas/22495-luis-barragan--del-foco-foquismo.html
Ilustración: Pedro León Zapata (El Nacional, Caracas, 15/03/11)

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