miércoles, 16 de marzo de 2011

VIGAS OLVIDADAS


EL NACIONAL - Domingo 13 de Marzo de 2011 Siete Días/7
Tres venezolanos, ilustrados y polémicos
SIMÓN ALBERTO CONSALVI

I. Fundador con Antonio Leocadio Guzmán del Partido Liberal, Tomás Lander fue uno de los venezolanos del siglo XIX que postuló con lucidez las bases del progreso de la nación. Hombre de visión, tuvo notable influencia en su época, y se le escuchó con respeto por su dual condición de pensador y de productor agrícola. Lander fue uno de los pocos que puso en práctica lo que predicaba, hizo de la ética en el trabajo un postulado de vida.

La beligerancia de sus ideas y el papel que jugaron en un tiempo de definiciones es un aspecto capital en la peripecia humana de Lander. Es lo que logra con éxito la profesora Migdalia Lezama en esta biografía intelectual que estudia la obra del fundador del liberalismo. A diferencia de Guzmán, Lander se consagró por su coherencia. Creyó en el poder del pensamiento y en el milagro de los papeles sueltos multiplicados por la imprenta. "Sus artículos irónicos y mordaces ­se informa en estas páginas­, sus sátiras leídas por la minoría propietaria, traspasaron los límites de la casa grande para correr como rumor, como idea trajinada, los espacios más humildes". Esto explica su influencia en las primeras décadas de la república.
Tomás Lander comprendió con lucidez los dilemas venezolanos, en especial la contradicción civilismo-militarismo, cuando apenas sus desastres se vislumbraban en el horizonte. Veamos la observación de la profesora Lezama: "Defensor de la supremacía civil en el manejo de lo público, rechazó el tutelaje militar que justificaba la permanencia de los héroes de la Independencia en los altos puestos de gobierno como los únicos capacitados para el ejercicio político. Insistió con vehemencia en el respeto a la Constitución y en el principio de la alternabilidad política". Una biografía inteligente, necesaria, en fin, para comprender los avatares de la historia venezolana.

II. Pocos venezolanos tuvieron el privilegio de que gozó Miguel Peña. El hecho de que el apóstol José Martí escribiera su biografía bastaba para consagrarlo en la historia. "De sus adversarios muy temido; de los valencianos muy amado; de los amigos de las cosas viejas, visto como un atleta de las nuevas; dotado de áspera entereza en el carácter...". Así lo dibujó Martí. Esta es una de las fuentes consultadas por Antonio Ecarri Bolívar para escribir la biografía inteligente del gran personaje.

Esta historia comienza con la danza de los Borbones, el rey Carlos IV y el príncipe de Asturias que luego será Fernando VII, ante Napoleón, episodio que desató la tempestad en el Nuevo Mundo. Orador de talento, Miguel Peña le dio calor a la Sociedad Patriótica, y en su nombre pronunció un discurso ante el Congreso el 4 de julio de 1811, considerado determinante para la decisión del 5.
Al naufragar la Patria Boba, Peña y Bolívar encabezaron el grupo que entregó a Miranda.

Peña combatió con las armas al igual que con la palabra.

Fue diputado al Congreso de Cúcuta, a la Convención de Ocaña, donde no se le permitió actuar. Fue presidente de la Corte Suprema de la Gran Colombia, pero se negó a suscribir la sentencia de muerte contra el coronel Infante. Lo procesaron y destituyeron, regresó a Venezuela y, al lado de Páez, fue factor importante en La Cosiata y en todo el proceso que puso punto final a la Gran Colombia.

III. Miguel José Sanz fue uno de los grandes precursores del pensamiento político venezolano. De funcionario del régimen colonial, crítico severo de idolatrías y costumbres, autor de las Ordenanzas para el gobierno y policía de la muy ilustre ciudad de Santiago de León de Caracas, cabeza de la provincia de Venezuela, jurista polémico, devino en uno de los fundadores de la república.

David Ruiz Chataing ha escrito una excelente biografía. Lo estudia en sus orígenes, el contexto histórico, su destierro a Puerto Rico por un pleito con el marqués del Toro y, luego, sus aportes a la fundación republicana, redactor del Semanario de Caracas entre 18101811 ("la primera publicación periódica privada e independiente existente en Venezuela"), diputado, secretario de Estado hasta su muerte trágica en 1814, en la batalla de Urica.

El biógrafo rescata un episodio de la vida de Sanz que resulta un pequeño cuadro de las costumbres del siglo XVIII: "En 1787, le tocó defender a un esposo cornudo contra un bailarín enamorado y con pretensiones de galán llamado Bruno Perdomo. Entre las ofensas que este profirió al agraviado estaban: `Muchos improperios y desahogos, y entre ellos que era yo un amancebado público, un pícaro jugador, que tenía entrampada a toda la ciudad y finalmente que era un patas amarillas’. Por el contrario, don Félix Antonio Rocha, el demandado, era un hombre de bien. El asunto no tuvo justa solución, pues resulta que el parlanchín enamorado era un seminarista, futuro pastor de almas. Y los sacerdotes disfrutaban de fueros especiales para ser juzgados por tribunales eclesiásticos...".

En suma, tres aportes de la Biblioteca Biográfica Venezolana.

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