miércoles, 16 de marzo de 2011

NOTA SOBRE UNA ADICIONAL CONSTATACIÓN HISTÓRICA


Tal Cual, Caracas, 14 de Marzo de 2011
Los momios de Chaderton
Leonardo Azparren Giménez

Con escasos meses de diferencia, Roy Chaderton y yo ingresamos al servicio diplomático, él designado en Polonia y yo en Hungría, ambos como segundos secretarios. Corría el año de 1971 y ambos, gracias a las diligencias de Néstor Coll, fuimos de los nuevos paracaídas del servicio exterior venezolano.

Yo venía del INCIBA, en el que había formado parte del equipo de Simón Alberto Consalvi, del ejercicio de la crítica teatral en La República y de dar clases en la UCAB; él formaba parte de un grupo, brillante, formado alrededor de Arístides Calvani, uno de los más notables cancilleres que ha tenido la república, y de Julio González, en cuya librería, en la esquina de Jesuitas, pudimos conocer a autores como Emmanuel Mounier, Paul Chauchard, Claude Tresmontand y Edward Schillebeeckx.

Eran los años en los que se incubó, bajo la influencia de la renovación del Concilio Vaticano II, un pensamiento progresista de orientación católica que hasta produjo expulsiones en COPEI.

Frente a los egoísmos políticos de la época, autores como los recién descubiertos proponían y postulaban un nuevo tipo de solidaridad, entre otras razones para postular un nuevo tipo de sociedad, más democrática y, en consecuencia, más libre.

Por eso, Chaderton, no podrá negarlo, formó parte de una nueva juventud solidaria y defensora de lo que hoy en día se conoce como derechos humanos intangibles, es decir, trascendentes a cualquier régimen y norma legal contingentes.

Las leyes no escritas por las que murió Antígona.

En nombre de la revolución, es decir de este régimen totalitario que nos agobia, Chaderton se olvidó de las enseñanzas de los autores con los que se formó y llama a unos jóvenes estudiantes "momios", porque apuestan su salud y su vida para defender esos derechos intangibles.

Para el diplomático se trata de seres deleznables, jóvenes que no merecen la menor atención salvo para acusarlos de ultra derechistas, como si una posición política democrática fuese un crimen. La ministra de educación universitaria lo secunda, acusándolos de estar siendo manipulados, supongo que al igual que quienes son arreados a los predios de la Asamblea Nacional para aplaudir sin saber qué.

No podrá Chaderton, con su cinismo nada inteligente, ocultar el hecho de que la juventud venezolana, en su aplastante mayoría, es hoy una fuerza indetenible e indomable en su defensa de la libertad y de los derechos humanos. Esa juventud es la dura piedra en el zapato que hace que, cada día más, el régimen no pueda ocultar sus miedos y su cobardía.


NOTA LB:

Creo que no nos hemos ocupado mucho en el caso RCh, porque - entre otras cosas - resulta de un oportunismo excesivamente inmoral (los hay moralmente administrables, de poner la lupa en diferentes situaciones). No obstante, llama la atención el artículo, pues, conociendo un poco la historia de la juventud socialcristiana en Venezuela, ayuda a comprender las épocas algo remotas. Entendemos que Néstor Coll fue una referencia importante, dirigente rebelde que impulsaba el quincenario "Venezuela Urgente", donde se agrupaban los llamados "astronautas". Es decir, con un asiento dirigencial valedero que - obviamente - lo relacionaba con los adversarios internos del partido.

Y, pesar de las diferencias, hubo respeto. Ahora bien, sobre ese asiento - como en otros - tomó impulso RCh - y otros - y no sería grave, pero ya ni se oculta el detalle.

Si mal no recuerdo, e independientemente de lo ocurrido muy después, Coll salió de COPEI, y quedaron los RCh que - además - tuvieron una relación de culto personal, diría, con personalidades como Arístides Calvani. Y quien sepa de Calvani no puede entender cómo los RCh han llegado tan lejanos, siendo más chavistas que Chávez. Es el dato ¿sociológico? que nos interesa para considerar el historial de la juventud copeyana, pues, sobre todo en los sesenta y aún vislumbrándose la posibilidad de ascender al poder, muchos sostuvieron genuinas posiciones mientras otros todavía no se bajan de los ascensores de la exquisita burocracia....

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