- Gloria Stolk. "¿Mudar la ciudad capital?". El Nacional, Caracas, 13/10/76.
- Eleazar López Contreras. "El 17 de ciembre de 1935. El fin de un régimen y el comienzo de un nuevo tiempo". El Nacional, 19/12/65.
- Rafael Caldera. "Consignas: No han aprendido nada". El Gráfico, Caracas, 18/12/1945.
Reproducción; Crítica, Caracas, 16/05/1941.
Nota complementaria LB: De la "Lectura
del Mensaje por el ciudadano General Eleazar López Contreras, Presidente de la
República" que consta en la “Sesión Solemne vespertina del día 19 de abril
de 1941”, tomado del “Diario de Debates de la Cámara del Senado y del Congreso
de los Estados Unidos de Venezuela”, bajo la presidencia del senador José
Encarnación Serrano y la vicepresidencia del diputado Numa Quevedo, refirió el
otrora mandatario: "Aceptado como fué (SIC) por nuestro Gobierno el ofrecimiento que
le hizo el de Estados Unidos de Nortea América para recibir en sus centros
armados oficiales a fin de que siguieran cursos de perfeccionamiento en las
respectivas especialidades, fué (SIC) enviado un grupo de profesionales de
aviación militar y de las armas de infantería y artillería". Entre otros
aspectos, señaló el establecimiento de una Escuela de Bandas Militares en
Caracas que “funciona en un edificio adecuado” y, respecto a los alojamientos
militares, concluyó la construcción del cuartel “General Rafael Urdaneta” y los
edificios para la Escuela Naval de Maiquetía, como los cuarteles de Maturín y
San Fernando.
Por cierto, inevitable materia, la
abordó desde su consabida convicción positivista: "Soy el primero en
reconocer que aún no hemos logrado llevar a la práctica todas las conquistas de
la democracia, pero ello no se debe a una acción negativa del Régimen sino a
circunstancias e carácter racial, ambiental e histórico que es menester ir
encauzando con la evolución ininterrumpida del elemento humano, cuya
inteligencia, sentimiento y voluntad es necesario educarlos progresivamente
para el ejercicio de los derechos políticos".
Acotemos, Llovera Páez fue un peculiar
actor político del siglo XX, pues, conformó la Junta Militar de Gobierno
presidida por Carlos Delgado-Chalbaud, junto a Marcos Pérez Jiménez. Luego del
magnicidio, prosiguió en funciones siempre como ministro y, durante el mandato
de Pérez Jiménez, lo más importante fue la jefatura de la decisiva Oficina de
Estudios Especiales. Uno de los prohombres del régimen, como señalara Domingo
Alberto Rangel en alguna parte para observar los jugosos negocios que reportó,
por lo menos, la modernización urbana, no se evidenció en él una mayor
aspiración política, trastocado en soporte del dictador y no en un probable
competidor o figura complementaria. Al caer la dictadura, va al exilio y
regresará a Venezuela a finales o principios de los setenta para fundar un
partido. Suponemos que lo patrocinó y avaló, porque la actividad estrictamente
política no fue su preocupación esencial.
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