Dedicados exclusivamente al oficio
parlamentario, nos permitimos hacerle algunas preguntas al periodista Enrique
Meléndez para nuestro modesto blog, lejos de pretender usurpar la profesión que
él tan sagazmente desempeña. Leyendo sus respuestas y la reminiscencia que hace
de Marx en su 18 Brumario, ahora es más fuerte la convicción de la deuda contraída
con sus habituales lectores, porque – desde ya – nos debe un libro que recoja
sus reflexiones sobre los capítulos postreros del actual régimen. Agradecemos
mucho la atención dispensada por Enrique al responder a estas tres preguntas
formuladas vía electrónica.
LB
1) Al leer tus
frecuentes artículos de opinión, las entrevistas que realizas, incluyéndome
(algo que agradezco), y tu libro so pretexto de Jóvito Villalba (“Mi partido y
yo, yo y mi partido”), notamos una perspectiva de fondo: la de la literatura
romántica del siglo XIX francés, específicamente la de los poetas fatalistas.
No me pretendo especialista en materia literaria: ¿Proyectas hacia el futuro
esa mirada a un presente en el que subyace la angustia apasionada por todo
lo que vislumbras como tarea titánica, cual es superar a un régimen cuya única
bondad fue la de desenmascararnos existencial aunque insuficientemente?
(EM) - A mi me parece muy acertada
la tesis de filólogo barinés Briceño Guerrero, quien consideraba que en el venezolano
andaban tres yo, perfectamente, delimitados. El yo del ilustrado, el yo del
mantuano y el yo del salvaje. La
Europa primera representa a la ilustración. La Europa segunda representa
al catolicismo inquisidor, cuyo fin evangelizador viene a llevarlo a cabo el
señor mantuano, y Briceño Guerrero considera al yo salvaje como el albacea de
la herida producida tanto por la derrota sufrida por los pueblos precolombinos
de manos de los conquistadores españoles; como por la arrogancia y
segregacionismo con la que esa clase mantuana comenzó a tratar a la gente, que
no pertenecía a esa estirpe.
-He allí el por qué el viejo
Vallenilla Lanz consideraba que nuestra guerra de independencia fue una guerra
civil. Ese segregacionismo de los godos fue creando resentimientos, y a la hora
de tomar las armas toda esa gente compuesta por pardos y blancos de orilla se
identifican de inmediato con el partido realista de Monteverde y Boves, y
entonces se produce una de las guerras más crueles, que haya conocido la
humanidad. Desde entonces hemos tenido manifestaciones muy masivas de ese
espíritu salvaje. Yo lo llamo otredad frente al señor ilustrado. Observa que lo
que se decía, una vez que Monagas le da el golpe al Congreso Nacional en 1848,
era que han llegado al poder las gentes de color; en detrimento de la gente
blanca, que era la clase ilustrada, por excelencia en Venezuela.
-Creo que fue muy ajustado Carlos
Alberto Montaner en un artículo donde hacía ver esta situación, es decir, hay
una reacción de salvajismo en la gente que nos gobierna, y de allí su desprecio
por la meritocracia; como esa otredad se observa en la saña con la que actúa el
hampa contra el hombre de progreso, y del que vive en el día a día, pues el
robo en este país es una industria, y si no que se explique entonces por qué
hay la existencia de la figura del pran, y al que se le rinden honores, como si
se tratara del más ilustre de nuestros hombres.
-Tú me preguntas el por qué de mi
fatalismo: he allí la respuesta. El problema es que el salvaje lo llevamos en
la sangre, y esta sociedad fue muy ingenua, en el momento en que le sirve la
presidencia a un sujeto de esta naturaleza; a un resentido social, más que a un
aventurero, como consideraba Marx a Luis Napoleón Bonaparte; un sujeto de
estirpe salvaje, como decía Carlos Fuentes, cargado de basura en la cabeza; el
problema es que no sabemos si algún día en el futuro, que ya no veremos hombres
de nuestra generación vuelva a pasar este mismo fenómeno.
2) Además de la fuente
política, cubres eficazmente la económica hoy – más que nunca - imbricadas. Sin
dudas, quienes tiene un conocimiento extraordinario de las realidades que nos
aquejan por razones de oficio, están diaria y psicológicamente expuestos: ¿Cómo
compensar y hasta combatir la mucha o poca e inevitable depresión que genera
saber lo que ocurre más allá de lo que atisba un ciudadano común?
-Por cierto, que si tú lees a Descartes, tú vas a encontrar que
una cierta parte de sus textos constituyen una filosofía de la consolación.
Descartes llega incluso a recomendaciones sobre cómo hacer ciertos y
determinados tipos de respiraciones, llegado a cierta situación de angustia,
como tú lo puedes observar hoy en día en los libros de autoayuda. El libro de la Etica de Spinoza también
anda por estos propósitos, es decir, tratar de generar por intermedio del
espíritu estados de bienestar, a pesar de los contratiempos en la vida; cosa
que también nos viene de los estoicos; la famosa escuela que nace de Sócrates,
aunque Spinoza termina diciendo en dicho libro que lo ideal es la excelso; sólo
que lo excelso es muy raro, y de allí que se le considera un autor muy trágico.
De hecho, se considera al filósofo un enfermo de la vida, y por eso trata de
buscar consuelo en la filosofía, y que es lo que nosotros estamos experimentando
hoy en día frente a una clase gobernante muy tribinilera y sin escrúpulos, como
yo siempre la he llamado repitiendo así una frase que el escritor caroreño
Cecilio Zubillaga Perera le endilga a Antonio Leocadio Guzmán.
3) Cubres fuentes ahora
difíciles y hasta riesgosas de ejercer: ¿Qué le recomiendas al novel periodista
que pudiera confundirlas como propias del espectáculo, donde prevalece lo
ligero y trivial como - de alguna manera u otra - lo ha impuesto el
régimen por estos años, apuntando a la sociedad ágrafa que le es indispensable?
-Se nota aquí que te gustan los autores de la dramaturgia, y tu
pregunta me hace recordar los textos de Nietzsche sobre Wagner, a quien lo
comienza a criticar, porque encuentra que su obra, en lugar de contenido, lo que
representa es forma. Está hecha más para que se luzca la actuación, que para la
finalidad de toda ópera, que es ofrecer una diversión, a través de la historia
de una tragedia, esto es, el espíritu de la suprema serenidad. Por cierto, que
en las discusiones que se pueden leer en los grupos de colisteros, que se
forman, bien por correo electrónico, bien por wasap, tú puedes observar que hay
una tesis, que rueda por ahí, por medio de la cual se detecta, a través de los
gestos de la cara, que van poniendo los integrantes de esa fauna, que forma
parte del oficialismo, que no es verdad lo que están diciendo.
-Es interesante la discusión, que se ha formado en torno a esta
tesis, sobre todo, porque eso ha dado lugar a un análisis sobre los procesos
comunicativos del ser humano, y que, aparentemente, no son sólo orales, sino
que también comportan otras dimensiones, una de las cuales es el gesto en la
cara, de quien habla, y que un estudio bien detallado puede dar cuando una
persona miente o cuando dice la verdad. Por supuesto, con un gobierno que ha
apelado a la mentira, como nunca antes se había visto en este país, para
justificar este caos, al que nos ha traído, una lectura semántica de este tipo
a la forma como hablan y dicen las cosas sus altos funcionarios, puede servir
de modelo universal.
Fuente:
http://venezuela.shafaqna.com/ES/VE/513705
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