El acento patológico
Luis
Barragán
Lamentablemente
comprobado, el aumento de la gasolina ha resultado inútil y, lejos de
atenuarla, ha agravado la situación del país. El problema está en la manifiesta
incapacidad, la corrupción y el propio modelo propulsado por un gobierno que
tiene por único asidero las armas.
Inadvertidamente,
semanas atrás, el vicepresidente de la República asomó la posibilidad de una
elevación adicional del precio que, será tan recurrente como inútil para el
combustible mientras que no haya las profundas correcciones y reorientaciones
o, en definitiva, el cambio por el que clama el país. Al subsidio ruinoso del Estado se suman
factores como la caída mal disfrazada de la producción petrolera, la evidente
crisis de refinación que nos ha obligado a la importación de la propia
gasolina, el contrabando que apunta a toda una gerencia muy bien organizada y
protegida por sus nexos gubernamentales, entre otros. Sin embargo, deseamos
insistir en tres elementos que parecen más apropiados para los psicólogos
sociales que emplea el régimen, frente a los economistas que, en definitiva, no
tiene.
Confesión
harto conocida, Maduro Moros sabe del ingrediente socialmente explosivo que
está asociado al incremento del precio, postergado para el momento que juzgue
como el más apropiado para el ejercicio de la represión hasta brutal, como ya
hemos visto y padecido. Por ello, con sus devaneos de una aparente consulta
popular de la que nadie se entera, excepto sus colaboradores más inmediatos, se
presenta como una suerte de sobrevenido demócrata que escucha tolerantemente
los pro y los contra, y comparte
propuestas, aún admitida la inevitable obligación del aumento: una superficial
cordialidad precede al anuncio, enfatizando la tozudez criminal de la oposición
que no comprende técnicamente el problema.
El
anuncio es por goteo, gracias a la supuesta infidencia de un vocero calificado
del gobierno que lo va soltando para la evaluación respectiva, con los
inmediatos estudios de opinión del caso y todos sus matices. Detectada alguna
inconformidad con sus adversarios, la vincula con los prejuicios de los que
dice estar personalmente librado, como
el de no creer inteligente al pueblo para entender las cifras que el gobierno
suministra, por cierto, oficialmente escasas, ante la arrogancia de los especialistas
de la oposición que emplean un lenguaje para las élites privilegiadas.
Ocurrido
el alza, quienes más lloran son los ricos, propietarios de lujosos automóviles
frente a las mayorías que, además de compensados salarialmente, reciben los
beneficios de las tarifas subsidiadas del transporte público. El mejor y más
actualizado parque automotor, en consecuencia, no está en manos de los
personeros del gobierno y del hampa organizada, sino de aquellos que, antes y
ahora, se benefician exclusivamente del bajo precio de la gasolina y, todo
esto, luego de haber saqueado al país así – por lo menos – los hechos
hablen de no haber ejercido el gobierno
por todos estos largos años: lejos de la lucha de clases a lo Marx, el acento
patológico está en el resentimiento inmediato que se exprese hasta por motivos
raciales.
20/06/2016
http://www.diariocontraste.com/2016/06/el-acento-patologico-por-luis-barragan-luisbarraganj/
20/06/2016
http://www.diariocontraste.com/2016/06/el-acento-patologico-por-luis-barragan-luisbarraganj/
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