LA
RAZÓN, Caracas, 5 de junio de 2016
Tamara
Herrera: Urge un programa económico coherente
Mónica
Duarte
La
economista y directora de Síntesis Financiera, Tamara Herrera, advierte que
Venezuela vive el peor momento de su crisis económica por la baja producción
interna que exacerba cada vez más la inflación. “El Gobierno está acorralado
políticamente pero el país entero está subyugado, sometido y debilitado
económicamente por un modelo errado y antiguo”.
Herrera
agrega que es importante el pago de la deuda porque “Venezuela no se pude dar
el lujo de tener más problemas con el mercado mundial” al no tener una soberanía
alimentaria real y depender de las importaciones y las transacciones
comerciales con el exterior.
¿Cuáles
son las implicaciones reales de esta crisis económica?
Creo
que la gravedad de la situación nacional es tan grande que hay mucha
acumulación de problemas unos sobre otros, que durante años advertimos los
economistas que ocurrirían. Y ahora están todos gracias a una irresponsable terquedad
desde el mismísimo noviembre de 2012 cuando el ministro Jorge Giordani dijo que
iba a profundizar este modelo económico, que en realidad es un modelo político
de consecuencias económicas que se han cosechado a gran velocidad en este
momento.
¿Qué
es lo más grave que enfrenta el Gobierno venezolano: la inflación interna o la
deuda externa?
Se
corre el riesgo de dejar de lado la complejidad, profundidad y orígenes de la
dramática situación que se está viviendo al plantear un falso dilema de si es más
importante subsanar el hambre que pagar la deuda a los tenedores de bono.
Porque dejar de pagar esa deuda tendría unas consecuencias de agudización
mayores en los niveles de desabastecimiento y aislamiento internacional que se
está produciendo. Las graves consecuencias de un default es que el crédito no
va a venir ni en bonos ni en forma comercial para el gobierno hasta que no se
aclare el panorama. Hacer una escogencia de ese tipo significa agravar y
caotizar una situación que ya se está deteriorando cada vez más aceleradamente.
Lo
que se tiene que hacer, y que es lo que se supone que está buscando hacer el
Gobierno y Pdvsa, pero que todavía no tenemos noticia de éxito, es buscar un
reperfilamiento de la deuda que vence este año. Pero ese no es el único
problema que tenemos. Pagar esa deuda significa tener tres millardos, pero por
el otro lado hay un problema de desabastecimiento y funcionamiento económico de
una envergadura muchísimo mayor. Hay que tocarlo y abordarlo con seriedad en un
programa económico que sea coherente y yo eso no lo veo todavía.
¿Qué
significaría este reperfilamiento de la deuda?
Es
una forma sensata de decirle a la gente que aunque toca pagarles una cantidad
de dinero el 28 de octubre y el 2 de noviembre, no se va a tener caja ni se va
a tener efectivo para pagar, por lo que se les propone que, en lugar de tener
que pagar completo, se paga solo una parte y se entrega otro papel, otro bono,
que es pagadero en el futuro, para tener chance de un precio del petróleo más
favorable para nosotros o que ya se hayan arreglado los otros problemas para
poder honrar los compromisos. Lo que eso exige es que se incluya un atractivo
especial, en eso consisten precisamente las negociaciones, en ver qué es lo que
resulta atractivo en el canje de papeles que se vaya a proponer. El atractivo
podría estar en el cupón, es decir en la tasa de interés, o puede ser garantías
asociadas al título que mejoran a medida que suben los precios del petróleo.
Hay muchas formas y se supone que Pdvsa ya está encargada de ellas.
El
Gobierno está plenamente consciente de que tiene que llegar a un acuerdo con
estos acreedores para no entrar en más problemas externos. Venezuela no se pude
dar el lujo de tener más problemas con el mercado mundial, porque no tiene
autonomía alimentaria ni de ningún tipo. A lo largo de todos estos años lo que
hizo fue exacerbarse la dependencia del petróleo, malgastarse y no invertirse,
al punto que Venezuela se puede morir de hambre si tú la aíslas
internacionalmente. Pdvsa debería haber tenido el dinero, pero el desmanejo ha
sido tan grotesco que no tiene ni para pagar el crudo que necesita para
producir internamente. Si no se paga, Pdvsa no podría ni mover ni pretender
producir, entraría en una parálisis, aunque ya está casi en absoluto estado de
desmoronamiento operativo y caída de su estado financiero. Tiene deudas
acumulada, no solo con los tenedores de bonos; también le adeuda a los
proveedores.
Pero,
¿qué tanto de la crisis se puede atribuir de la baja de los precios del
petróleo?
La
caída de los precios del petróleo lo que hizo fue precipitar una situación de
vulnerabilidad absolutamente alimentada en los años previos. Se tiene un sector
económico y una manufactura a la que conscientemente se le impuso una carga
hasta debilitar su funcionamiento, hasta quitarle cualquier vestigio de
competitividad que pudiese servir para exportar, y ahora necesitas hacer
devaluaciones monstruosas para que algunos puedan comenzar a exportar unas
pequeñas cantidades. Es una situación de debilitamiento total de la estructura
productiva en la que hay una altísima dependencia de las importaciones, porque
se construyó un funcionamiento económico que solo era sostenible con precios de
petróleo crecientes, y ya no solo altos. Cuando el petróleo se detuvo en 2011 y
2012 en 100 dólares por barril, ya Venezuela estaba presentando problemas de
déficit de caja en dólares, pero la gente no se percataba y desde ese mismo
momento comenzaron a realizarse atrasos en los pagos a las industrias y los
proveedores, y ahora resulta que Venezuela no tiene credibilidad alguna para
atraer cosas que se necesitan con apremio.
¿Con
las nuevas normativas del Dicom, próximas a anunciarse, se va a poder lograr
una apertura mayor de las divisas?
No
se qué tan lejos están en capacidad de llegar. Percibo al ministro Pérez Abad
haciendo toda clase de esfuerzos muy focalizados y graduales, bastante lentos,
salvo el de devaluación del Dicom, que va acelerado. Percibo que él está
tratando de resolver solo un área de desequilibrio y crear una especie de
pecera aislada, y la verdad es que es una pecera muy pequeña para la magnitud
de los problemas que tiene Venezuela. Todo lo que se está haciendo es muy
racional, pero está ocurriendo en una parcela reducida y el problema nacional
que es muchísimo más grande está por fuera.
Incluso,
si llegan a conocerse las condiciones de operaciones del nuevo mercado Dicom
habría que evaluar qué tan flexible es. Por ahora lo correcto ha sido aproximar
ese tipo de cambio a un mercado paralelo que ha ido convergiendo hacia abajo.
La gran pregunta es qué van a hacer después para que operativamente este sistema
sea una opción para que cualquier persona o empresa pueda proveer sus dólares a
tasa Dicom sin riesgo. Porque desde finales del año pasado, con la reforma a la
Ley Orgánica de Precios Justos, se empezó a penalizar la referencia en los
costos a cualquier insumo que se importaba con precio del mercado paralelo. En
ese momento todas aquellas empresas que no tenían precios congelados, pero que
consideraban que podían seguir operando y vendiendo si conseguían divisas a
esos precios, se detuvieron porque había riesgo de cárcel. Eso fue ratificado
con la reforma de la Ley cambiaria el 30 diciembre cuando se introduce esa
penalización. Y desapareció un espacio de oferta de divisas que estaba haciendo
funcionar a no pocas empresas en el país. Agravaron por decreto y por ley la
situación de escasez nacional en casi todas las otras esferas no reguladas.
Ahora,
si el Dicom llega a acercarse más al paralelo podría verse el sentido a vender
y proveer divisas a una tasa que no tenga riesgo legal. Lo que no se sabe es
cuánta oferta pueda aparecer para abastecer ese sistema. Nosotros pensamos que
ese mercado va a ser pequeño de cara a la magnitud de las necesidades del país.
En la medida en la que se empiecen a trasladar bienes del Dipro, que sigue
estando absurdamente bajo en 10 bolívares, al régimen de Dicom, que parece es
lo que quiere Pérez Abad, se tienen que autorizar nuevos aumentos de precio, si
es que participan industrias cuyos productos finales están bajo regulación.
¿Pero
entonces las industrias estaban produciendo y vendiendo al tasar sus productos
al precio del mercado paralelo?
Claro,
de hecho habían algunas industrias que tenían acceso a tasas preferenciales y
el tipo de cambio paralelo solo les afecta indirectamente en la medida que
aumentan los costos de otros bienes y productos en el país y con ello la
inflación. Pero quien tiene que importar insumos y el sistema de cambio no
brinda las divisas necesarias ni siquiera para lo que es prioritario, entonces
necesitan ir a buscar las divisas donde teóricamente no hay y por supuesto
tienen un precio mucho mayor que es la típica e inmediata consecuencia de un
sistema de control de cambio.
¿En
Venezuela cuáles han sido los factores verdaderamente dinamizadores de la
inflación?
La
inflación tiene diversos determinantes y Venezuela tiene todas las vertientes
de inflación funcionando. Uno es el control de precio rígido, que cuando se
establece tiene un primer efecto antiinflacionario, pero después cuando se hace
más rígido se rezaga y empieza a dificultarse la producción de la mayoría de
los bienes. No se puede pretender que se mantenga la producción con pérdidas,
porque las pérdidas son tolerables por un determinado momento pero luego las
empresas no se pueden sostener y con ellas sus empleados, proveedores y todos
los involucrados. En el país el control se fue haciendo más extendido y más
profundo en lugar de flexibilizarse; eso es un inhibidor de la oferta que
genera escasez y esta, a su vez, es una multiplicadora de precios.
Después
se tuvieron dificultades en el acceso a las divisas. La oferta de divisas
comenzó a disminuir y esto dificultaba la obtención de los insumos a costos
oportunos e incluso la no obtención y por consiguiente la no producción. Otro
elemento es el de los costos de los bienes importados que empiezan a verse
reflejados al costo del dólar paralelo, aunque el oficial estuviese anclado en
6,30 bolívares por tanto tiempo.
Todo
esto es del lado de la oferta y costos, y del lado de la demanda ocurrió que
frente a esta oferta tan rígida tuviste una expansión monetaria, que es la
creación de dinero para dar ilusión monetaria en la gente con sucesivos
aumentos salariales que nunca logran nada y terminan intentando perseguir los
niveles de inflación. Entonces se presiona la demanda cuando se tiene todo un
modelo económico que reprime la oferta y es imposible que haya un resultado
distinto a la inflación.
¿Tienen
cálculos propios de la inflación acumulada y proyecciones para 2016?
Según
nuestros cálculos la inflación va estar por el orden de los 600%, esto como un
Índice General de Precios al Consumidor, pero hay sectores que podrían aumentar
más.
Entonces,
¿ya pasó lo peor de la crisis económica o está por venir?
Está
absolutamente en pleno y desbocado desarrollo, porque con muchísimo dolor no
logro ver nada que me convenza de que va a aumentar la oferta y aumentar la
producción de bienes, que es lo más importante. Un ejemplo es que la inflación
en los meses de abril y mayo fue mucho más elevada que las anteriores, a pesar
de que el tipo de cambio se mantuvo estable, e incluso declinó, y a pesar de
que la expansión montería estaba en tasas altas pero no crecientes, es decir
también se estabilizó la tasa de liquidez. Esos factores podrían estar
funcionando como atenuantes de la inflación mensual, pero nosotros observamos
que ha habido una mayor aceleración en el aumento de precios y es porque el
determinante de inflación con mayor incidencia en este momento es la escasez. Y
no se ve una acción por parte de las autoridades económicas clara, consciente,
contundente e inserta en un plan propiciando el aumento de la producción, no
hay nada a la vista y si eso es así quiere decir que las dificultades
económicas que estamos viviendo quedan igual en el mejor de los casos.
¿Cómo
evalúa el desempeño de los motores productivos que ha anunciado el Gobierno?
Cualquiera
de esos motores, en el supuesto de que arranquen, no alcanzan para resolver ni
la décima parte del problema de desabastecimiento que tiene el país. Aquí la
industria manufacturera que alimenta a la población, y representa el 85% del
abastecimiento nacional de alimentos, el Gobierno la ha estado deteriorando
hasta llevarla a la cuasi parálisis en la que se encuentra. No se puede
convertir a la industria en un enemigo, porque significa que estás aniquilando
las posibilidades de alimentar apropiadamente al país.
El
Gobierno también ha anunciado que bajará las importaciones a 15.000 millones de
dólares ¿Esta nueva medida logrará recortar el déficit fiscal?
El
Gobierno necesita que este año las importaciones sigan cayendo y eso no va a
mejorar la situación en relación al año pasado, que ya está mucho peor. Además,
la importación está prácticamente paralizada en términos operativos y aun así
no se ha logrado apartar el dinero para pagar las obligaciones y las mínimas
importaciones que se hacen. Tenemos un cúmulo de problemas de mora con créditos
comerciales, proveedores de servicios y hasta en la industria petrolera.
¿El
gobierno chino podrá seguir dando prestamos como se espera?
China
es un contribuyente importante del déficit de caja del Gobierno y ha venido
adquiriendo una importancia crucial dada la gravedad y la situación cuasi
miserable de los activos externos de Venezuela. Lo lógico es que entren esos
5.000 millones de dólares que han estado entrando cada uno de estos años. Pero
me parece que China se cuida de no aumentar demasiado su exposición a riesgo en
Venezuela, pero tampoco puede darse la vuelta e irse porque también tiene que
perder si lo hace, entonces se va a mantener allí prestando y beneficiándose de
estos créditos con importaciones país y proyectos de infraestructura.
¿Qué
papel juegan los subsidios en esta dinámica económica? ¿Se tienen que reducir?
Las
economías necesitan subsidios porque mientras no se logre subsanar las
desigualdades en la población se tiene que subsidiar de diferentes maneras. La
forma de los subsidios que eligió el modelo de la revolución es través de los
bienes casi gratuitos y resulta que lo que sirvió es para generar una corrupción
increíble, un tráfico y desvío de los bienes subsidiados con lo cual no se
terminó de ayudar los suficiente, porque ya no se tiene la misma abundancia de
dólares por la caída del petróleo y ya no se pueden pagar. Por eso es que los
subsidios tiene que ser realistas y preferiblemente en dinero.
¿En
cuánto tiempo se podría recuperar el poder adquisitivo del salario venezolano?
Para
eso se necesita estabilizar y ordenar al país, hay que aplicar un programa
serio que se deslastre de todos los principios destructivos de la economía que
han imperado hasta ahora. Cuando eso se haga, y se haga bien, se van a empezar
a ver los resultados en un lapso de dos años. Pero va tener primero un costo y
para eso es importante obtener financiamiento que ayude a compensar parte de
los impactos, cuando se tengan que corregir los precios de los controles. Y
partir de ese momento, con un Gobierno con credibilidad, los capitales van a
estar dispuestos a venir a invertir a Venezuela.
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