Evangelio
Dominical: Vocaciones
José
Martínez de Toda, S.J.
Comentario dialogado al Evangelio que se proclama el
décimo tercer domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C, correspondiente al domingo
26 de junio de 2016. La lectura es tomada del Evangelio según San Lucas 9,
51-62
"Sígueme"
Al
principio de este evangelio los samaritanos no dejan entrar a Jesús en su
aldea. ¿A qué se debió esta negativa?
La
enemistad entre samaritanos y judíos era muy antigua. El rey judío Juan Hircano
había destruido el templo samaritano de Garizim 129 años antes de Jesús, y los
judíos acusaban a los samaritanos de herejes y de tener matrimonios con
personas de los pueblos vecinos paganos.
Por
su parte los samaritanos, con ocasión de las fiestas de Pascua, subieron un año
a Jerusalén y echaron huesos de muerto por todo el Templo.
Por
todo ello mutuamente se negaban el saludo y la hospitalidad, algo muy grave en
su cultura.
Para
llegar a Jerusalén, los galileos tenían que ir a través de Samaria o tomar una
ruta más larga y difícil hacia el este por el río Jordán.
Jesús
había decidido subir a Jerusalén por Samaria.
Pero
primero "Jesús envió mensajeros delante de sí" (v. 52a.) para tantear
el ambiente.
El
famoso Jesús era conocido por los samaritanos, pero éstos hubieran preferido
que fuera al templo de Garizim en vez de ir al de Jerusalén. Y, dándoselas de
patriotas, no quisieron recibir a Jesús, porque subía a Jerusalén" (vv.
52b-53).
Su
admiración por Jesús se convirtió en oposición.
¿Se
vengó Jesús de los samaritanos?
Elías
había pedido fuego del cielo para consumir a los samaritanos (ver 2 Reyes 1).
Y
ahora los discípulos de Jesús, Santiago y Juan, le dijeron: Señor, ¿quieres que
mandemos que descienda fuego del cielo, y los consuma, como hizo Elías?"
(v. 54).
Y
"Jesús los reprendió" (v. 55). Él los ha instruido para amar a sus
enemigos (6:27-36), para no juzgar a otros (6:37-42), y solo a lo más, para
sacudir el polvo de sus pies, cuando son rechazados (9:5).
A
partir de entonces Jesús llamó a Santiago y a Juan "Hijos del
trueno", por sus personalidades escandalosas y violentas (Marcos 3:17).
Jesús
reacciona al revés que nosotros. Tiene un corazón grande, donde no cabe la
venganza. Inclusive después hablará muy bien de los samaritanos: contará la
parábola del Buen Samaritano (10:25-37), curará al leproso samaritano (17:16),
conversará con una mujer samaritana (Juan 4), e incluirá a Samaria en su
mandato a los discípulos de predicar el evangelio (Hechos 1:8). "Y se
fueron a otra aldea" (v. 56).
Y
en el camino hubo tres discípulos, que querían seguir a Jesús, pero les faltó
la entrega total.
¿Qué
pasó con ellos?
1
Le dijo uno a Jesús: - "Te seguiré donde vayas". Jesús le respondió:
–
"Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del
Hombre no tiene donde reclinar la cabeza".
2
A otro le dijo: – "Sígueme"". Él respondió:
–
"Déjame primero ir a enterrar a mi padre". Jesús le contestó:
–
"Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino
de Dios".
3
Otro le dijo a Jesús: – "Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme
de mi familia". Jesús le contestó:
–
"El que echa la mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el Reino
de Dios".
¿Qué
nos enseñan estas tres historias?
Las
tres aclaran que seguir a Jesús requiere un compromiso completo y radical hasta
las últimas consecuencias, sin condiciones.
Si
dices: "Seguiré a Jesús con la condición de que...", no sirves para
seguir a Jesús.
Jesús
no acepta ser segundo en nuestras vidas. No anteponer nada a Jesús. Él debe
estar en primer lugar por encima de todo: o el primero o nada. Todo para Jesús
y nada sin Él. Él también dio todo por nosotros, muriendo en la cruz.
Jesús
no acepta que ninguna voz hable más fuerte que la de Dios.
También
hay profesiones, que exigen un compromiso total, como ésta del "Faro de
mar".
Pero
antes de acabar el mes, el depósito de aceite estaba vacío, y en la noche tres
barcos chocaron contra las rocas, porque el faro estaba apagado. Más de cien
marineros murieron. El cuidador explicó lo que había hecho y por qué. Pero el
fiscal contestó:
-
"Se te dio una sola tarea: mantener la luz encendida. Todo lo demás es
secundario. No tienes ninguna excusa".>
A
veces 'lo bueno' se convierte en enemigo de 'lo mejor'. Uno debe decir 'no' a
una buena cosa, para decir 'sí' a la única cosa necesaria.
Los
de primera, pasara lo que pasara, permanecían sentados durante todo el viaje.
Los
de segunda, cuando surgía un problema, tenían que bajarse hasta que el problema
se resolvía. No tenían que mancharse las manos, simplemente miraban.
Los
de tercera tenían que salir de la diligencia, empujar, arreglar la rueda rota o
solucionar cualquier otra avería.>
¿Cómo
es nuestro compromiso con el evangelio, con la Iglesia?
Así
mismo, ¿somos meros 'oyentes' del Maestro o discípulos 'fielmente
comprometidos' con Él?
Cfr.
José
Enrique Galarreta; http://www.feadulta.com/anterior/Ev-JE_49_lc-10-1-20.htm
Ilustración: Leslie Berthet Laval.
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