domingo, 19 de junio de 2016

COSAS DEL CALIFATO PETROLERO


Del deselectoralizado califato
Luis Barragán

El sabotaje del referendum revocatorio, al igual que ocurrió década y tanto atrás, procurando postergarlo o – simplemente – no realizarlo, obedece a una clarísima convicción y a un contundente hecho que lo explica: no ha de fundarse en los actos comiciales limpios, transparentes, concursados y competitivos. Y de imponerlos las circunstancias, deben reducirse a eventos absolutamente controlados que favorezcan plebiscitariamente al régimen.

Luego de las elecciones parlamentarias que les fueron tan adversas, los prohombres del gobierno maniobran intensamente para evitar toda consulta popular, libre y abierta. Parten de un presupuesto existencial: la democracia protagónica y participativa ha sido y es una cómoda consigna que esconde la   natural alergia hacia el libérrimo sufragio, trátese de actualizar los órganos del Poder Público Nacional, Estadal y Municipal; trátese de actualizar el comité directivo de la más modesta junta administradora de una fiesta patronal.

El esfuerzo incluye al ministerio del TSJ que, desde hace bastante tiempo, ha afinado sus argumentos para el resultado que cualquier ciudadano puede constatar respecto a los gremios y a las universidades. Y es que, evitando la segura derrota, de mucho o poco calibre, sirve todo pretexto para anquilosar y envilecer a las organizaciones de la sociedad civil que obstaculicen la conformación del califato petrolero.

Ampliando arbitraria y caprichosamente la base electoral, en esa apuesta por inflarla con personas ajenas a la institución, por ejemplo, la UCV se ha visto impedida de renovar a sus autoridades, prolongando artificiosamente el período con la finalidad de descomponerla, desacreditarla y humillarla. Ocurre algo semejante a los colegios profesionales impedidos de la realización de sus comicios, extendiendo el ejercicio de unas autoridades para agotar cualquier resquicio de legitimidad que facilite su paralización o intervención.

La deselectoralización se ha convertido en un rasgo lógico y característico del poder establecido que, reinventando el tal poder popular de inequívoco cuño norcoreano o cubano, tiene por principal enemigo al votante  directo, universal  y secreto. Empero, ha hecho falta la objetiva, aguda, profunda y larga crisis que atravesamos, para evidenciar  al hipócrita constituyente de 1999 que hoy ocupa Miraflores gracias a una extremadamente dudosa consulta electoral.

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