sábado, 11 de junio de 2016

EL TREN PERDIDO



Una nota para el grupo Libros (Facebook)
Decepcionante, a pesar de contar con amplísimas posibilidades. No es que revelemos la trama y su final (además,  sabiéndolo, hay quienes leen y releen gustosos los clásico), pero la novela trae  una historia muy convencionalmente tratada: la de los estragos del alcoholismo y la soledad tras el divorcio. Todo un caso psiquiátrico de lagunas mentales, con las circunstancias del caso que ameritan de una escritura menos escueta, sobre todo al trenzarse y explicarse a través de un formidable recurso que resultó subutilizado: el fisgoneo involuntario de lo que comenzó siendo una casa llamativa en el trayecto del tren (siempre puntual, por cierto, como no logra serlo en Venezuela), trastocada en personas a las que se les se les imaginaba un nombre y una vida. Yendo y regresando de Londres, ella descubrió el caso en el que terminó siendo esa casa y esas personas, todavía muy pendiente el propio del alcohol. Aparentemente obvio, la policía no la acreditó dado sus antecedentes mentales y alcohólicos. La novela está a cinco mil y tantos bolívares en el pasillo de Ingeniería de la UCV. Por  cierto, la película está en trámite y ojalá el director, es nuestra curiosidad, supere y alcance las posibilidades que desechó la novelista, perdiendo un buen tren.

LB

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