Una nota para el grupo Libros (Facebook)
Decepcionante, a pesar de contar
con amplísimas posibilidades. No es que revelemos la trama y su final (además, sabiéndolo, hay quienes leen y releen gustosos
los clásico), pero la novela trae una
historia muy convencionalmente tratada: la de los estragos del alcoholismo y la soledad tras el divorcio.
Todo un caso psiquiátrico de lagunas mentales, con las circunstancias del caso
que ameritan de una escritura menos escueta, sobre todo al trenzarse y
explicarse a través de un formidable recurso que resultó subutilizado: el fisgoneo
involuntario de lo que comenzó siendo una casa llamativa en el trayecto del
tren (siempre puntual, por cierto, como no logra serlo en Venezuela),
trastocada en personas a las que se les se les imaginaba un nombre y una vida.
Yendo y regresando de Londres, ella descubrió el caso en el que terminó siendo
esa casa y esas personas, todavía muy pendiente el propio del alcohol.
Aparentemente obvio, la policía no la acreditó dado sus antecedentes mentales y
alcohólicos. La novela está a cinco mil y tantos bolívares en el pasillo de
Ingeniería de la UCV. Por cierto, la película está en trámite y ojalá
el director, es nuestra curiosidad, supere y alcance las posibilidades que
desechó la novelista, perdiendo un buen tren.
LB
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