sábado, 5 de marzo de 2011

BIBLIOPODER (ES)


EL NACIONAL - MIÉRCOLES 4 DE AGOSTO DE 1999
Lucas Estrella Schultz: "No me siento escritor de libros de autoayuda"
El autor de El oráculo del guerrero está en Caracas para presentar la segunda parte del texto que lo consagró bajo el título Estampa del guerrero, editado por Grijalbo
Pablo Villamizar

Se llama Lucas Estrella Schultz, es argentino, tiene 30 años y reside en Chile. Es el autor de El oráculo del guerrero, texto que en ocasiones acompaña al presidente Hugo Chávez. Visita a Venezuela por primera vez con otro libro bajo el brazo y cuyo título es Estampa del guerrero.

Desde niño ha practicado las artes marciales. Se considera seguidor de las enseñanzas budistas y taoístas. Señala, además, estar familiarizado con el I Chin y el oráculo de las runas y afirma, enfáticamente, que no pertenece a ningún grupo, partido, organización, secta, religión o institución, todo lo que escribe y cree es por su cuenta. Sus libros hablan de lo que significa transitar el camino de un guerrero, es decir, aquel que combate interiormente y que está dispuesto a ser, cada día, mejor.

-¿Sabe que el presidente Hugo Chávez, leyó El oráculo del guerrero y lo cita constantemente?

-me lo contaron y me parece interesante. No pensé que lo que escribí iba a tener alguna implicación en la política. Se lo agradezco, sé que la difusión del libro acá ha sido fundamentalmente gracias a él.

-¿Qué piensa decirle si lo ve?

-Que le deseo mucha suerte en la tarea de ayudar a Venezuela a que sea un país donde la gente viva feliz.

-¿Y sobre El oráculo del guerrero y Estampa del guerrero?

-Que le deseo mucha suerte para entender lo que los libros quieren decir.

-¿Y qué quieren decir?

-Que el ego tiene que estar en último lugar y que el servicio a los demás es lo más importante.

-¿Tiene alguna idea de por qué su libro llamó la atención del Presidente?

-habrá encontrado ideas en común con la formación que tiene, es decir, la disciplina. Quizá ese es el punto de conexión, pero en último caso habría que preguntárselo a él.

-Su libro ha tenido gran aceptación no sólo en Venezuela sino en otros países latinoamericanos. ¿Cuál es el gancho?

-No me propuse escribirlo con un gancho. El libro es humano y la gente se ve reflejada en situaciones que nos son comunes: problemas, miedos, incertidumbres. También hay mucha gente que necesita que le den una manito para entender y el libro ha servido para eso.

-¿Qué significa ser un guerrero?

-Es una persona llena de amor, que no tiene nada que ver con la guerra externa. Se dedica a las batallas interiores, es alguien que trata de ser mejor y ayudar a que los demás sean mejores.

-¿Cómo cataloga a El oráculo del guerrero: libro de autoayuda, reflexiones filosóficas o guía espiritual?

-No me siento autor de libros de autoayuda. Son reflexiones sobre lo que ha sido mi vida y mi experiencia. Alguien me dijo que era prosa filosófica, así que me quedo con eso.

-En la Estampa del guerrero usted dice que la condición de guerrero no se alcanza leyendo libros ni escuchando conferencias de maestros. ¿Según esto qué le diría a sus lectores?

-¡Ja, ja, ja! Que no se queden sólo con el libro, no es una biblia ni la última palabra. Es simplemente una sugerencia, una visión que tengo del asunto.


NOTA LB:

El más modesto ejercicio de poder ha de bastar para conocer sus alcances. Además de las clásicas nociones que parten de la weberiana constatación, como la de imponer una voluntad sobre otras, o de las que refieren a los ámbitos social, económico y cultural, amén del propio político, hallamos rasgos particulares que todavía sorprenden a algunos, colocándonos en los predios de la libertad a defender. Digamos que hay un ejercicio del poder cultural inimaginable, cuado el mensaje espontáneo o deliberado, se hace pauta de convencimiento y de conducta masiva. Incluyendo, más allá del liderazgo de opinión pública, un artefacto verbal aparentemente inocente: el imaginario colectivo. Y, al parecer, el fenómeno tan universal tiene por limitación el respeto íntegro de los derechos y garantías ciudadanos, como el de una separación y autonomía de los órganos del Poder Público, a guisa de ilustración.

Bastó que Hugo Chávez se dijera lector del "Oráculo...", para que el autor mismo fuese sorprendido con un éxito de ventas que trascendió las fronteras venezolanas. Empero, un triple detalle: lo aludió originalmente en un mitín de la campaña electoral, aún siendo candidato presidencial, hacia 1998, por lo que la inmediata celebridad de la obra que ocasionó también demuestra que una seria perspectiva de poder político igualmente reseña una faceta de su ejercicio; habló del "libro" que le obsequiara su esposa, cuyo autor no mencionó, resultando un folleto o pasquín, indicador - esta vez preocupante - de las lecturas que destaca y nutren esa faceta; y, un relativamente olvidado autor de cinco minutos de fama, siempre será una opción para los seguidores del presidente que ha publicitado a alguien - acaso - un poco más complejo, el Chomsky-ensayista-político, dándonos un rápido contraste de la pobreza teórica del más contemporáneo marxismo venezolano.

El inocente título, parece dar cuerda a una reflexión más honda. Bibliopoder, algo más que lo bibliomántico.

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