jueves, 2 de diciembre de 2010

de la jerga caraqueña (II)


EL NACIONAL - Lunes 22 de Noviembre de 2010 Escenas/2
Caracas y sus palabras (II)
PALABRAS SOBRE PALABRAS
LETRAS
FRANCISCO JAVIER PÉREZ

El siglo XIX simboliza para Caracas la llegada de la libertad lingüística. La independización española ha ofrecido la posibilidad de un crecimiento y la necesidad de ordenar la vida social ha supuesto vigilar y controlar los excesos incentivados por el libre ejercicio del quehacer ciudadano.

La Independencia generó en su contra fuerte resistencia cultural y propició en contraste un apego subrayado por lo español, hispánico o hispanizado. Si creemos que la Caracas colonial resultaba remedo de vertientes españolas, la republicana madura en un diálogo intenso entre lo español y lo venezolano, lo puro y lo nuevo. La lengua criolla tendrá su punto de partida en la discusión sobre el purismo lingüístico. Denunciar y castigar se entenderán funciones centrales en torno al uso de lengua capitalina irradiada al resto del país.

El sello contrastivo resultará nota central: ahorita, por ahora; atorarse, por ahogarse; botarate, por manirroto; bravo, por enfadado; bro- llo, por embrollo; cabildan- te, por concejal; catire, por rubio; cobija, por frazada; compinche, por camarada; conversador, por difamador; Corte de Justicia, por Tribunal Superior; cotiza, por sandalia; cundirse, por llenarse; chismografía, por chismería; chocante, por impropio; debajo, por abajo; empecinarse, por obstinarse; fruncir, por restriñir; ha- blantinoso, por parlanchín; jipato, por pálido; latir el perro, por ladrar; mandin- ga, por el diablo; mantuano, por noble; maromero, por funámbulo; motolito, por zorrocloco; por tal de qué, por con tal de qué; previsivo, por previsor.

La ruta semántica de estas y otras voces trazan el semblante de una sociedad que se empeña en crecer y en diferenciarse. Es así como tomarán cuerpo en la concepción lexicográfica de las décadas finales del siglo XIX, los principios en torno al limpiamiento lingüístico como reflejo de una disciplina que se ensaya en la vida social: entrépito ("por entremetido, entrometido, intruso, es vulgaridad que sólo usa la gente de capa parda y de la hampa"), fresco ("por refresco, es barbarismo. Los que convidan para tomar un fresco (pues, un aire frío moderado), quedan frescos, porque comprueban con ello que no conocen la Lengua castellana"), jorungar ("Es término del vulgo exclusivamente"), ñema ("hasta trabajo cuesta pronunciarlo; pero no hay cocinera al menos fuera de Caracas, que no suelte por las narices la palabrilla"), obituario ("barbarismo de curiales y periodistas trasnochados, para designar el fallecimiento de alguna persona. Que lo boten"), pea ("vocablo vulgarísimo que demuestra falta de cultura, y expresa lo mismo que borrachera"), picar el ojo ("Y así debe decirse, porque me picó el ojo lo que realmente significa es me hirió ó me punzó el ojo, lo que es una barbaridad que pone los pelos de punta"), rajuñar y rajuño ("son términos demasiado bárbaros, y propios sólo de gente baja"), entre otras, son explicadas por Julio Calcaño como puro señalamiento de vulgaridad lingüística.

El debate lingüístico entre libertad y restricción propiciará desarrollos modernos del léxico caraqueño. Los modos criollos de decir ya no podrían dejar de seducir a los hablantes de una ciudad resistida al atraso y ganada para siempre por la modernidad de sus palabras.


Fuente, Caracas en Retrospectiva II (María F. Sigillo) / Facebook (textos e imagen. Imagen aporte de "Calachica Ca Lachica", con el siguiente comentario: "En esta foto que salio publicada en un periódico norteamericano (Chicago Sun Times) el 19 de Mayo de 1953, vemos esta estatua que estaba ubicada en el lado Este de la Plaza Diego Ibarra frente a las torres del C.S.B ; alguien sabe que paso con ella ?, quien fue su autor ?,cuando desapareció ?",

No hay comentarios:

Publicar un comentario