miércoles, 29 de diciembre de 2010
varias veces cunill dos
EL NACIONAL, Caracas, 17 de Enero de 1996
Geografía: base de la nación
PEDRO CUNILL GRAU
Para quienes seguimos creyendo en el porvenir inmediato de Venezuela es fundamental irradiar a la opinión pública el sentido positivo de su geografía física y humana. Es un don de base que posibilitará con una adecuada conducción estatal, regional, municipal y privada, la consolidación de una de las naciones más promisorias del planeta. La juventud actual debería acceder, a través de la educación formal e informal, a un detenido estudio de las extraordinarias opciones que proporcionan las bases geográficas de la nación para resolver con acierto en pocos años el subdesarrollo nacional. Con arduo trabajo y amplio sentido de equidad socioeconómica el territorio puede dar prosperidad a las actuales gemeraciones y a sus descendientes. No hay ninguna razón para caer en la desesperanza o en estados confusos de ánimo, con alteraciones extremas de la conducta.
No se puede avanzar con la abrumación de absurdos pesimismos, que acoplan a Venezuela a las naciones más pobres del Quinto Mundo, ni con afiebrados mesianismos, que exigen ingentes sacrificios para asegurar una utópica felicidad en espacios celestes imaginarios. Agoreros frustrados se unen a personajes histéricos para predecir anuncios de desdichas inevitables en un territorio que no ofrecería posibilidades, ni por su gente ni por sus recursos. Ante este clímax del desastre sólo quedaría la resignación del impotente o el éxodo rápido a pseudos paraísos de tranquilidad en el extranjero. La incapacidad de engendrar un país dinámico, partiendo de su realidad geográfica, está conduciendo al inmovilismo espacial, donde todo se resuelve en operaciones de sobrevivencia a corto plazo.
No desconocemos que estamos en momentos difíciles; sin embargo, todavía estamos a tiempo de revalorizar las ventajas que ofrece la geografía del país, para convertirla a corto plazo en una potencia media, asegurando a sus habitantes una adecuada calidad de vida, superándose las injustas situaciones de pobreza crítica. Para ello hay que lograr una amplia reconciliación nacional, sumándose esfuerzos de sectores excluidos del poder contingente e incorporando gente joven y mentes lúcidas a la gerencia del ordenamiento y maximización del territorio, a escala nacional, regional y local.
Ello no sería imposible, puesto que aún en los últimos años de este siglo y en los primeros del próximo continuaremos, en el plano mundial, en la era del petróleo, del gas natural y de la energía convencional. A este respecto, Venezuela cuenta con ventajas extraordinarias con promisorias reservas de todo tipo de hidrocarburos y con expectativas notables en hidroelectricidad, carbón, bitúmenes y otras fuentes energéticas. A precios razonables en el mercado interno este capital energético puede contribuir a desenvolver importantes focos de industria manufacturera, de transformación de materias primas, de servicios y de transportes. En palabras muy sencillas y realistas, toda mujer y hombre podrían tener trabajo asegurado y bien remunerado, de movilizarse cuidadosamente sus reservas energéticas y minerales. Más aún, cuando importantes personeros se desvelan en conseguir magros recursos monetarios foráneos, sería conveniente que habilitaran a la brevedad una casa de moneda para amonedar el abundante oro guayanés y depositarlo en el Banco Central de Venezuela.
En estos tiempos transicionales, de ser debidamente preservados los bellos paisajes naturales, en especial, los playeros, andinos, guayaneses y sabaneros, podrían ser la base territorial de una adecuada movilización económica del ecoturismo, que atraería a millones de habitantes de clientes de países industrializados, que ya no cuentan con gratos ambientes silvestres. Obviamente, hay millares de otras opciones especiales, todas las cuales pueden contribuir a enraizar en los diversos terruños regionales a mujeres y hombres innovadores.
Más tarde, en las primeras décadas del siglo XXI, se abrirá un extenso período histórico caracterizado por la crisis de alimentos y agua. Asimismo, en ambos rubros Venezuela cuenta con una sólida base geográfica, expresada en adecuados suelos, abundantes reservas acuíferas e ictiológicas, numerosas asociaciones de cultivos y de ganadería tropical, autóctona e introducida. Estos recursos, acompañados con el manejo sustentable de la biodiversidad silvestre, pueden dar concreción a una plena independencia alimentaria e incluso posibilitar la agroexportación masiva. Todo ello se expresaría simultáneamente en inéditas formas de trabajo para la juventud del temprano siglo XXI, junto a otras actividades innovadoras de biotecnología, industrias de materiales nuevos y varias más que dependenderán de la capacidad tecnológica de las generaciones actuales y del porvenir.
Consideramos que es urgente revalorizar la importancia de la geografía como base de la nación del futuro. En caso contrario, los mejores espacios del territorio servirán sólo como enclaves extractivos o aliviaderos ocasionales para ociosos y desempleados.
EL NACIONAL, Caracas, 7 de Noviembre de 1997
La geografía del optimismo
VANESSA DAVIES
Viajar hasta su apartamento en Caracas es la primera lección de geografía: una calle perdida en Santa Mónica. Escuchar su habitual ``¨no es cierto?'', es la segunda: sabe a un Chile irrenunciable, aun para un venezolano que lo es por decisión propia y no por haber nacido aquí. Su sala, sembradío de tallas y esculturas, es la tercera: rostros de la Isla de Pascua, pinturas de Haití, cachicamos de Amazonas, monos y mujeres de Lara, máscaras de China. Y su lamento por la paulatina vergüenza adquirida contra nuestra artesanía, es la cuarta: ``Hay una degradación del aspecto arqueológico popular. Al avanzar la geografía de la pobreza, al sentirse la gente cada vez más acosada, al fomentarse la migración a la ciudad, tenemos una situación horrible. Casi nadie ha reparado en ello. Se va extendiendo la mentalidad social de hombre o mujer de campamento que extrae y se va''.
¨Qué dependencia existe entre la defunción de la selva tropical y la muerte de los trabajos humildes en madera? Para Pedro Cunill Grau, geógrafo, premio nacional de Ciencia 1997 (mención Ciencias Sociales y Humanísticas) es evidente. ``Al acabarse los bosques se va acabando el arte popular''.
Siempre está acompañado por un pacto con el optimismo que resistió, incluso, al cierre de su cátedra en la Universidad de Chile (1975) por la dictadura. ``La formación de jóvenes dará resultado en el temprano siglo XXI. Soy un convencido de que Venezuela tiene todas las condiciones ambientales de base, de recursos naturales, de paisajes, para ser una potencia media. Nuestra ventaja competitiva es el sol, el agua, ¨no es cierto?''. Las leyes vigentes alcanzan, a su juicio, para proteger nuestro entorno. ``Simplemente hay que hacerlas cumplir. Tan delincuente es el que asalta a una persona como el que acaba con un bosque, un río''.
Su credo: el desarrollo sustentable,``absolutamente necesario para el porvenir inmediato, aunque es pura ciencia ficción en nuestros ministerios. De lo contrario, estamos limitados a una situación de desastre ecológico. Europa se acabó en el Medioevo, y la `artificialización' geográfica domina todo el paisaje''. El anticredo: ``El capitalismo salvaje que estamos viviendo ahora''. El único subsidio social al que apuesta es el poblamiento de fronteras. ``Deben ser ciudades pequeñas o medianas, con pluralidad de actividades, un cine, una biblioteca, un hospital''.
Ya se jubiló de la Universidad Central de Venezuela (donde ocupó, entre otros cargos, la dirección de la Escuela de Geografía). Pero su mismo sentido del espacio físico y cultural lo hace enfatizar que las casas de estudios superiores venezolanas ``están muy por debajo de lo que el país demanda. Es urgente una reforma, con renovación de sus cuadros y estricta evaluación académica para que los dirigentes tengan su doctorado. Una universidad cuyas cúpulas son elegidas por la presión política, no dan la garantía para conformar la Venezuela posible''.
Llegó de España en junio pasado, luego de un año como docente durante el cual ``no supe nada de los diplomáticos criollos, porque no les interesó''. Su utópico plan de gobierno se soportaría en mejorar la educación y la televisión (``que actualmente es de un país del Quinto Mundo'') y en abordar ``la geografía de la violencia''. Y si a Pdvsa le interesa, Cunill quisiera ser uno de los dibujantes del urbanismo de la apertura petrolera en oriente.
El Nacional - Domingo 03 de Octubre de 2004 Todo en Domingo 1/68
<< INMIGRANTES ESENCIALES >>
Pedro Cunill Grau
CHILE, 1935
GEÓGRAFO, HISTORIADOR, CIENTÍFICO Y DOCENTE
Geógrafo, historiador, científico y docente, con más de 180 obras publicadas. Llegó a Venezuela en 1964 contratado para organizar la Escuela de Geografía de la UCV y permaneció hasta 1966. Una década después regresó al país para establecerse definitivamente y, desde entonces, contribuyó a formar varias generaciones de geógrafos.
Sus trabajos sobre los cambios en el paisaje venezolano a consecuencia de los procesos históricos en el siglo XIX son “un gran legado en el estudio de nuestra geografía y nuestra historia”, como dijera Ramón J. Velásquez en su bienvenida a Cunill Grau como miembro de la Academia de la Historia de Venezuela, el 10 de junio pasado. Actualmente coordina el proyecto de la nueva Geografía de Venezuela, bajo los auspicios de la Fundación Polar.
EL NACIONAL, Caracas, 19 de Febrero de 2005
El Nacional - Sábado 19 de Febrero de 2005 B/8
Geógrafos del mundo reconocen la labor de Pedro Cunill Grau
Especialistas de Norteamérica, América Latina y Europa concedieron el Premio Internacional Geocrítica 2005 al investigador chileno, figura importante del desarrollo de las escuelas geográficas de Venezuela y Chile
MARJORIE DELGADO AGUIRRE
Cunill Grau: “Sigo consagrando mi vida para apoyar la enseñanza de una geografía que no puede ser vista de manera aislada”
Apegado de corazón a la tierra venezolana, sin perder la añoranza de la que le vió nacer en el sur de este continente (Chile), Pedro Cunill Grau se propuso demostrar, durante más de 45 años de intenso trajinar entre la investigación y las aulas de clase, que la enseñanza de la geografía no puede quedarse sólo en el verbo, pues es necesario sembrarla en la conciencia del individuo. Esta y otras aseveraciones, diluidas con sabiduría en más de 200 publicaciones, lo han hecho merecedor del Premio Internacional Geocrítica 2005, que recibirá en mayo.
Sus múltiples aportes en materia de geografía tuvieron eco no sólo en América Latina, sino en Europa y Norteamérica. Así, los geógrafos de ambos continentes que conforman la Asociación Geocrítica de la Universidad de Barcelona, en España, decidieron otorgarle por unanimidad este premio en virtud, según el acta del jurado, de “su importante labor científica en el campo de la geografía, y en particular de la geografía regional e histórica, además de su contribución al debate de problemas relevantes de los países iberoamericanos y el establecimiento de lazos intelectuales entre dichos naciones.” Cuatro páginas de modesto resumen de su trayectoria justifican no sólo este premio, sino que sus textos sean referencia obligada en las instituciones de educación secundaria y superior no sólo de Chile y Venezuela, sino de otros países que buscan enseñar la geografía abordada desde una mirada interdisciplinaria que combine el estudio de determinadas características de suelos, aguas, floras, entre otros, con las idiosincracia de los pueblos y su contexto, de circunstancias históricas y políticas.
Sus días no se han separado nunca de la reflexión sobre las posibilidades de los países latinoamericanos para ir del llamado Tercer mundo al que supuestamente es primero. Y a su entender el conocimiento de la geografía es fundamental para convertir en realidad tal pretensión. Con un acento chileno perfectamente perceptible, Pedro Cunill Grau conversa con dejo de optimismo sobre lo que resta por hacer para cumplir lo que la sociedad ha venido exigiendo “que el Estado otorgue la debida importancia a la investigación aplicada geográfica para los grandes temas del país.” Después de todo lo escrito y lo enseñado a diario en las aulas de clase, hoy ya lejanas por su jubilación, el investigador señala que, a pesar del paso de los años y de haberlo repetido en numerosas ocasiones, “sigue siendo prioridad enfatizar sobre la importancia que la geografía sea vista como una manera eficaz de producir fuentes de trabajo a las nuevas generaciones, de repensarla como una forma de superar la pobreza crítica; de confiar en que las posibilidades para surgir a partir del conocimiento de la geografía son múltiples y de entender definitivamente, hoy más que nunca, que urge una redistribución de la población que tome en cuenta la irresponsabilidad de seguir manteniendo poblaciones en zonas de alto riesgo, pues si descuidamos la naturaleza, ésta nos la va a hacer pagar caro.” Hoy, como jefe del departamento de geografía de la Fundación Polar, emprende una tarea con la que ha soñado durante muchos años y que define como una de las cruzadas en las que debe luchar el país: hacer que el ciudadano medio; que el educando conozca las posibilidades de su país, que la enseñanza de la geografía trascienda más allá del verbo, y según sus palabras, el aprendizaje tedioso de nombres de ríos y regiones, para convertirse en experiencia viva de manera tal que el hombre entre en contacto con las posibilidades de su entorno”.
Sus estudios y posterior trabajo docente en la Universidad de Chile su especialización en geografía humana y geografía histórica en La Soborna y en College de France, su doctorado en la Univesidad Laval de Quebec, así como su paso largo por la Universidad Central de Venezuela, donde fue coordinador académico de la Facultad de Humanidades y Educación le han hecho merecedor del reconocimiento no sólo de las voces especializadas en materia geográfica, sino por miles de alumnos para los que sus libros han servido como referente por excelencia a la hora de entender la relación indisoluble entre la geografía y el hombre.
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