lunes, 13 de diciembre de 2010

... el (en) de un suceso tergiversado


De la hipótesis prolo (n) gada
Luis Barragán


Prestigioso y convincente politólogo mexicano, César Cansino atinó al prologar una reciente obra de José Antonio Rivas Leone: “En los bordes de la democracia. La militarización de la política venezolana” (CIPCOM/ULA, Mérida, 2010). Ejercicio crítico que realza la obra del politólogo venezolano, aporta interesantísimas consideraciones sobre el chavismo de ineludible trascendencia internacional. Sin embargo, deseamos nada más llamar la atención sobre una hipótesis y una convicción que, algo generalizadas, se resisten a la dilución.

En efecto, el prologuista que declara “por no ser venezolano, no tengo nada que temer” (15), menciona un “autogolpe perfectamente planeado” (18), al referirse a los consabidos hechos de Abril de 2002. De sospechoso, misterioso y supuesto, trata el golpe de Estado en las páginas siguientes.

Desde el instante inicial, nunca descartamos la gigantesca temeridad de una operación tan acorde con el espíritu, sentido y sentimiento de aventura de Hugo Chávez, igualmente inescrupuloso a la hora de ordenar la inmediata represión desdoblado como “Tiburón 1”, y acordar la interesada e injusta amnistía de los protagonistas de Puente LLaguno y versionar los acontecimientos con un cinismo insondable. Incluye la masiva y calculada confusión con la que bañó toda la investigación, impidiendo que los parlamentarios conformaran una Comisión de la Verdad como la que universalmente se ha conceptualizado e implementado a raíz de los más grandes y dramáticos sucesos de la humanidad.

General Lucas Rincón aparte, toda la documentación por ahora disponible sobre el 11-A, también permite armar o ensamblar los datos de un modo diferente. Objetiva y quirúrgicamente, superada la irresponsable conducta de los promotores y aplaudidores del llamado “carmonazo”, podemos ocupar los extensos espacios de la sospecha, concluyendo en una extraordinaria operación u operativo de altísimo riesgo, pero que contribuyó a legitimar un teatral reascenso al poder con toda la carga y profundidad de un metarrelato ajustado a los mitos de una asombrosa utilidad en este lado del mundo.

Pretendidamente cancelado, todo lo acaecido en 2002 puede saber de futuras investigaciones especializadas que desmientan la versión oficial, incluyendo el uso de una documentación que sobrevive a la limpieza que se hace del más íntimo patrimonio de inteligencia del Estado. De igual manera que aquellas figuras descollantes, celebérrimas y fulgurantes de la otrora oposición, ahora anónimas, silentes y cautas, pudiendo deparar ingratas sorpresas, las habrá del oficialismo que no soportarán una mirada más microscópica, por sus acciones u omisiones.
Cansino ha redactado una suerte de memorándum para que no olvidemos la presunción en cuestión, aunque puede orbitar una muy válida preocupación académica señalando rumbos metodológicos para una incursión a la verdad. No todo está escrito sobre el 11-A, es la primera de las verdades a reivindicar.

Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/librosyautores/6630-del-obrar-escrito-de-manuel-caballero

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